7 La líder de la manada

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Casi todo el domingo los dos nos lo pasmos, acostados, abrazados y desnudos, solo me levante un par de veces con apenas pantalones, para recibir la comida que ordenábamos a domicilio, esa noche quería irme a casa porque mi mochila y libros estaban en mi casa, pero ella insistió en que nos levantáramos más temprano y que iríamos por mis cosas luego y de ahí nos iríamos a la escuela, no me quiso soltar en ningún solo momento y así lo hizo.

Esa mañana comenzó antes de que el sol siquiera asomara por el horizonte. El despertador sonó a una hora indigna para un día de escuela, pero ambos nos levantamos sin quejas. Naomi, siempre llena de energía, insistió en que tomáramos una ducha juntos. No voy a mentir, no me opuse, aunque el agua fría al principio me hizo maldecir en silencio. El baño compartido fue una mezcla de momentos suaves y otros más juguetones, pero a pesar de la cercanía, una parte de mí no podía evitar pensar en lo que se avecinaba ese día.

Después de la ducha, me enfrenté a lo que, para mí, era la verdadera prueba: el desayuno. Un pequeño almuerzo vegano que Naomi preparó con entusiasmo, sabiendo muy bien que yo no era precisamente fan de ese tipo de comida. Cada bocado me costaba más que el anterior, y aunque intenté mantener una sonrisa, ella sabía perfectamente que lo estaba sufriendo.

—Vamos, amor, sé que prefieres algo con más sustancia, pero esto es mucho más saludable —dijo mientras me observaba luchar con la comida.

—Sí, claro... muy saludable —respondí con una sonrisa forzada, tragándome a regañadientes el último trozo de tofu.

Finalmente, llegó la hora de irnos. Tomamos nuestras cosas y nos dirigimos al auto. Naomi, como siempre, iba al volante, y yo, aunque algo inquieto por lo que venía, intentaba mantener la calma. Sabía que tendríamos que pasar primero por mi casa para recoger algunas cosas antes de ir a la escuela, pero lo que realmente me ponía nervioso era el barrio en el que vivía. No era precisamente el más amigable de la ciudad, y las posibilidades de encontrarme con algún problema no eran bajas.

Cuando llegamos, bajé del auto algo inquieto, mis ojos escaneando el entorno, como si esperara que en cualquier momento apareciera alguien con malas intenciones. Naomi, como si pudiera leer mi mente, me miró de reojo, con una sonrisa tranquila que solo ella podía proyectar en situaciones así.

—No te preocupes, amor —dijo con una seguridad que casi daba miedo—. Sé cuidarme sola.

Antes de que pudiera decir algo, abrió la guantera del auto, y mis ojos casi se salieron de sus órbitas. Ahí, en el compartimento, descansaba un revólver reluciente.

—Mi padre es fanático de las armas —dijo, notando mi sorpresa, pero sin mostrar ningún tipo de remordimiento—. Desde niña me enseñó a disparar. Cuando cumplí 18, él mismo me llevó a sacar el permiso y me regaló esta belleza. —Le pasó la mano con cariño al arma, como si estuviera mostrando un preciado trofeo.

Estaba a punto de decir algo, pero ella me interrumpió, lanzando una de esas frases que siempre me dejaban sin palabras.

—Soy una Dino, herbívora, rubia, y de clase alta... y estoy en el peor barrio de la ciudad. Podría hacer una masacre aquí y salir impune con un buen abogado, Anon.

Me encogí de hombros, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Sabía que Naomi era alguien extremadamente segura de sí misma, pero hablar de matar con tanta ligereza me dejó frío. Claro, tenía razón en su retorcida lógica, pero eso no hacía que fuera menos perturbador.

—No lo dudo... —murmuré, aún algo atónito. Mi mente se llenó de imágenes de su padre, armado hasta los dientes, y un escalofrío me recorrió la columna.

No tardé mucho en ir por mis cosas. La idea de que alguien podría intentar algo se desvaneció rápidamente ante el recuerdo del arma en la guantera. Regresé al auto lo más rápido que pude, y me senté nuevamente en el asiento del copiloto, tratando de relajarme. Me fijé un momento en el auto, el Bittle, y sonreí para mí mismo. A pesar de todo, era un buen coche, uno que me gustaba mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Snoot H Arreglando dinoproblemas a dinoc0+1#/$Donde viven las historias. Descúbrelo ahora