Nos encontramos sobre un precioso (y carísimo) rancho de Connecticut. El sol brilla en un cielo azul de ensueño, sin una sola nube a la vista. En algún lugar del inmenso campo que lo rodea, podemos observar dos jinetes trotar energeticamente. Una de ellas es una mujer de unos 70 años, Helen Rosemond, la tia de Harry. La otra jinete es una hermosa joven de 17 años, la mismísima Diana Harrison. Diana relaja el ritmo para dejar que la otra mujer la alcance.
-Tiene un hogar hermoso señora Rosemond. -dice sonriendo ampliamente.
-Gracias querida. Chance Hill ha pertenecido a mi familia durante 60 años. -dice la anciana orgullosa- ¿Le gusta la equitación a tu familia?
-A mi madre y a mí nos gustaba muchísimo, antes de que ella enfermara... -la tristeza ensombrece su precioso rostro.
-Lamento escuchar eso.
-Mi abuelo solía criar caballos en su granja. Cada vez que lo visitaba me pasaba el tiempo cabalgando.
-Conozco montones de criadores de caballos del medio oeste, ¿como se llama?
-Ben Schwarz.
-Shwarz... ¿Es judío?
-Alemán.
-Desafortunada confusión... -Diana la mira ligeramente molesta- De todos modos, deseo que consideres esto tu hogar mientras permanezcas aquí.
-Gracias, es un lugar tan lleno de paz y tranquilidad... -se escucha el sonido de una pistola al disparar- ¿Que ha sido eso?
-Oh, Harry debe haber llegado -dice la señora Rosemond sonriendo mientras se aleja al galope.
Ambas cabalgan hacia el rancho. Mientras tanto, de pie en el patio central, Harry sostiene un arma. El encargado del terreno, Franklin se mantiene a una distancia de seguridad. Harry dispara de nuevo y acierta a un disco en el aire.
-Muere hijo de puta.
Vuelve a disparar, esta vez falla.
-Mierda, joder, mierda.
Franklin mueve su cabeza con desaprobación mientras se escucha el maullido de un gato. Harry sonríe.
-Oh, ven gatito, gatito...
Vuelve a cargar su rifle lentamente, se escucha un nuevo maullido, Harry trata de localizarlo.
-Ven, gatito, gatito, gatito, gatito...
Levanta su rifle cuidadosamente, listo para disparar.
-¡Sebastian! -tia Helen aparece cabalgando con Diana pisándole los talones. Harry levanta el brazo y las saluda alegremente. Helen desmonta y lo abraza.
-Tia Helen, te he estado buscando por todas partes -dice soltándose de su abrazo, pero aun con las manos en sus brazos- Dios, te he echado de menos.
-Yo también te he echado de menos querido -dice la señora Rosemond sonriendo- ¿Como están tus padres?
-Vuelven la semana que viene. Hablamos por teléfono a diario.
La señora Rosemond acaricia su mejilla cariñosamente.
-Harry, esta es Diana Harrison. Se queda en el rancho durante un par de semanas.
-Supongo que ya somos dos -dice sonriendo encantadoramente- Bienvenida.
Le tiende la mano y ella se la estrecha.
-Tia Helen, ¿por qué no vas a prepararnos un par de tazas de ese té helado tuyo que tanto me gusta? Nos ocuparemos de los caballos.
-Por ti lo que sea querido.
Harry se monta sobre el caballo de la tía Helen, sonríe a Diana y la invita a seguirle. Ambos cabalgan hacia los establos.
-Dime, ¿a que curso vas? -pregunta Harry, con su tono de voz más encantador.
-Junior.
-¿Tienes algún novio en casa? -pregunta tranquilo, pero observando su reacción.
-No.
-¿Por qué no?
-No se, las relaciones me parecen una distracción. Prefiero concentrarme en mis estudios.
-¿Eres lesbiana? -pregunta sin poder evitarlo.
-Por supuesto que no -responde Diana molesta mientras cabalga más rápido.
-Encantador.
Ella suspira disgustada y se gira hacia él.
-¿Sueles ser tan descortés cuando conoces a personas?
-Solo estaba siendo honesto. Resulta que tienes un trasero encantador. Lo siento.
Ella sacude la cabeza con desaprobación y sigue avanzando.
-Leí tu manifiesto en "Seventeen". -dice Harry midiendo su reacción.
-¿Lo hiciste?
-He de admitir que lo encontré espantoso.
-Pues eres el primero. La mayoría me ha felicitado por ello.
-La mayoría son idiotas. Es decir, ¿como puedes criticar algo que nunca has experimentado?
-No criticaba nada. Simplemente estoy convencida de que las personas no deberían hacer el amor sin estar realmente enamoradas y la gente de nuestra edad son demasiado inmaduros para estar en contacto con esas emociones.
-¿En serio? -pregunta Harry absolutamente desconcertado.
-Pongámoste como ejemplo. Te has acostado con numerosas mujeres. ¿Eso te ha hecho más feliz? -pregunta Diana confrontándolo.
-¿Como sabes que he estado con numerosas mujeres?
-Me lo dijo una amiga.
-Bien, quizás deberías conocer a las personas antes de juzgarlas en vez de escuchar absurdos cotilleos. -Harry comienza a cabalgar, ni siquiera se había dado cuenta de que se había parado.
-Lo siento. No pretendía disgustarte, pero sigues sin haber contestado mi pregunta. -dice Diana cabalgando más rápido para ponerse a su altura.
Un silencio realmente incomodo toma el mando de la situación.
-¿Quién diablos se toma las molestias de desperdiciar su tiempo contando esta mierda sobre mí?
-No importa.
-Bien, entonces olvídalo. Está claro que tú y yo no vamos a ser amigos. -Harry vuelve a adelantarle.
-¿Por qué estás siendo tan dramático?
-Mira, tengo muchos problemas con los que lidiar y lo último que necesito es que la gente cuente esta mierda sobre mí.
-Vale, ya he dicho que lo siento. ¿Podemos empezar de nuevo? Creo que hemos empezado con el pie izquierdo. -le alcanza y le ofrece su mano- DianaHarrison.
-Harry Styles. -ella sonríe, pero antes de poder soltar su mano él la sostiene con más fuerza- Asi que dime, Diana. Tengo curiosidad, ya que no tienes sexo, ¿te tocas?
Ella aparta su mano rápidamente y cabalga velozmente hacia el establo. Harry se queda parado y sonríe.
-¿Qué he dicho?
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