4. Reencuentros y decisiones

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Escena 1: Un día esperado

El 15 de octubre llegó más rápido de lo que Edi y Vicen esperaban. Después de varios días de entrenamientos y partidos con sus respectivos equipos, finalmente encontraron un momento para reunirse. Edi, ansioso, había pasado la mañana pensando en su novio mientras intentaba concentrarse en su rutina en el predio de Boca. Sabía que después del entrenamiento, lo vería.

Al salir del vestuario, Edi agarró su celular y vio un mensaje de Vicen.

Vicen:—"Te espero en casa a la tarde. Traé algo rico para merendar."

Sonrió, sintiendo una emoción cálida en el pecho. Sabía que cualquier rato con Vicen era valioso, especialmente ahora que los días juntos eran escasos. Se subió a su auto y decidió detenerse en una panadería, comprando facturas y unas medialunas dulces, sabiendo que su novio las amaba.

Escena 2: La merienda en casa de Vicen

Cuando llegó a la casa de Vicen, lo encontró en la cocina, preparando café y mate. Vicen lo recibió con una sonrisa radiante, y Edi, al verlo, no pudo evitar tirarse encima suyo en un abrazo fuerte y largo, inhalando su perfume.

Edi:— Te extrañé tanto, amor.

Vicen:— Yo también... esto de no verte todos los días me está matando.

Se sentaron en la mesa, disfrutando de la merienda, intercambiando miradas cómplices y alguna que otra broma sobre el hecho de que, a pesar de lo ocupados que estaban, siempre lograban robarse tiempo para estar juntos.

Vicen:— ¿Sabés que tu entrevista sobre quedarte en Boca hasta el retiro se hizo viral, no?

Edi, sonriendo, asintió.

Edi:— Sí, no paro de recibir mensajes. Todo el mundo quiere saber si es verdad, si me quedo hasta el final... Y vos, ¿te imaginás retirándote en Platense?

Vicen se rió, y luego lo miró pensativo.

Vicen:— No lo sé... es raro pensar en el retiro cuando recién estoy empezando mi carrera profesional. Pero a veces me pregunto si el fútbol nos va a separar en algún momento, si uno de los dos va a tener que irse lejos.

Esa era la misma preocupación que había rondado la mente de Edi durante días. Lo miró a los ojos y le agarró la mano sobre la mesa.

Edi:— Sea lo que sea, vamos a encontrar la forma de seguir juntos. Lo sabés, ¿no?

Vicen, con una sonrisa tímida, asintió.

Vicen:—Sí, lo sé... pero a veces cuesta imaginar cómo será el futuro. Aunque si me preguntás ahora, sólo quiero estar con vos.

Escena 3: Un paseo inesperado

Después de la merienda, decidieron dar un paseo por las calles de Buenos Aires. Edi había planeado algo especial para su novio: quería llevarlo a conocer un pueblito rural cerca de la ciudad, un lugar tranquilo, lejos del caos de la vida urbana.

Edi:—¿Te acordás que te dije que quería llevarte a un lugar nuevo? Hoy es el día.

Vicen lo miró intrigado, pero con una sonrisa.

Vicen:— ¿A dónde me vas a llevar?

Edi, con una sonrisa pícara, le contestó mientras le entregaba una bolsa con la remera de Platense que le había prometido días atrás.

Edi:— Eso lo vas a descubrir en un rato. Subí al auto.

Condujeron por las rutas hasta llegar a un pueblito cercano a la ciudad, rodeado de campos verdes y casas pequeñas. El ambiente rural era perfecto para desconectarse y pasar un rato juntos en tranquilidad.

Escena 4: Reflexiones bajo el cielo abierto

Al llegar, caminaron por las calles empedradas del pueblo, mientras el sol comenzaba a bajar en el horizonte. Edi y Vicen se sentaron en un banco en la plaza principal, disfrutando de la quietud y la ausencia de miradas curiosas.

Vicen:— Este lugar es hermoso... gracias por traerme acá.

Edi, mirando el paisaje con una sonrisa, respondió:

Edi:— Me pareció perfecto para nosotros... sin cámaras, sin gente, solo vos y yo.

Pasaron un rato en silencio, simplemente disfrutando de la compañía mutua. Pero el tema de la distancia seguía rondando en la cabeza de Edi. Finalmente, decidió sacarlo a la luz.

Edi:— ¿Sabés? He estado pensando en lo que dijiste hace poco, sobre el futuro... y no puedo dejar de preocuparme por lo que pasará si uno de los dos se va a jugar afuera.

Vicen, suspirando, se inclinó hacia él y le respondió con honestidad.

Vicen:— Yo también lo pienso, pero no quiero que eso nos arruine el presente. Sé que lo vamos a resolver, juntos. No sé cómo, pero lo vamos a hacer.

Ambos sabían que el futuro era incierto, pero en ese momento, bajo ese cielo despejado y con el aire fresco del campo, solo importaba que estaban juntos. Decidieron dejar de lado las preocupaciones por un rato y disfrutar del tiempo que compartían.

уσ ¢яυzαяє ℓσѕ ∂є∂σѕ (¢αναηι χ тαвσя∂α)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora