4.

85 14 3
                                    

No está saliendo con Fourth. En serio. Gemini no sale con chicos.

De hecho sus actividades son las mismas de siempre. Tanto que casi se había vuelto una rutina. Pero, extrañamente, no se había cansado de esa rutina. O de su nueva actividad que se había añadido hace poco, la cual consistía en besarse.

Gemini no se preocupaba mucho por esa actividad. Le daba más bien un dolor de cabeza.

Se besaron luego del segundo incidente. No demasiado. Pero lo suficiente como para que las alarmas en su cabeza volvieran a hacerlo separarse. Se besaron luego, en la biblioteca, cuando Fourth intentó tomar un libro desde donde no lo podía alcanzar. Gemini, por supuesto, lo ayudó al levantarlo. Pero como el rubio es un desastre torpe, y ya tenía demasiados libros en sus manos como para tomar otro. Ambos cayeron. No tan fuerte, sobre el suelo. Los libros al rededor suyo, Gemini aplastando al rubio. Y sus narices casi tocándose. Ojos de chocolate encontrándose con unos oscuros. Gemini no pudo evitarlo, terminaron besándose. Lo suficientemente largo como para que la bibliotecaria los descubriera, y les diera una advertencia. El menor nunca había estado tan avergonzado en su vida.

Se sintió vivo.

Se besaron en el cine. Fue una película de terror. Y Fourth no podía dejar de reír, las películas de miedo no tenían ningún efecto en él. Y en realidad, siendo honesto, la película era bastante graciosa por lo mala que era. Pero frustraba a Gemini porque el rubio estaba riendo muy alto, y las personas se estaban dando cuenta. Lo hizo por desesperación. Besar a Fourth, eso es, eso lo callaría. Nada más. No es su culpa que el beso luego durara por sus buenos cinco minutos, ¿o fue más? No sabe, no es su culpa. Se dijo Gemini mientras concluía que la película había sido olvidada. Y cinco minutos después se volvieron a besar. Sin tomarle importancia esta vez a la escena que estaban armando con todos los sonidos saliendo de sus bocas ocupadas.

Se sintió emocionado.

Y se tomaron de las manos. Por supuesto, fue un total accidente. Por parte de Fourth. Una nueva feria de atracciones vino a la ciudad. De esas que viajan por todo el país. Fourth había dicho que esas eran de sus favoritas. Además es el cumpleaños de Fourth, casi víspera de año nuevo. Así que por qué no.

Además, no es una cita.

Tenían compañía, los amigos de Fourth. Una banda de lunáticos, siendo honesto. Fue abandonado por unos diez minutos con ese chico Phuwin y ese chico Satang. Están completamente locos. Aun no recobraba del todo su cordura, nada más que decir. Pero definitivamente si eran divertidos. Y en definitiva si logró reír cuando los otros tuvieron que empujar a Phuwin a la montaña rusa. Literalmente empujar.

Así que a Gemini no le importó, y solo dejó a Fourth disfrutar de su cumpleaños. Estaba todo sonrisas rectangulares, y riendo sin cesar. Y Gemini se sentía demasiado mareado después de una de esas montañas rusas, comenzando a caminar desequilibrado. Está bien. Porque Fourth lo tomó de la mano para llevarlo a la dirección correcta. Aun sonriendo. Tal vez el rubio no lo notó. Tal vez sí lo hizo. Pero sus manos seguían conectadas cuando se encontraron con los otros. Y casi podía sentir sus propias mejillas tornarse de un color rosado. Que vergonzoso. Gemini quería empujar a Fourth. Decirle que no deberían tomarse de la mano. Que todos los estaban mirando. Que los chicos no se toman de la mano.

Quería. Debería. Pero, no lo hizo.

Gemini aun solo seguía mirando la gran sonrisa de Fourth, mientras hablaba sobre que deberían entrar a la casa embrujada. Un lugar al que Gemini nunca entraría. Pero de alguna forma sintió que su cabeza asentía, sus manos aun estaban juntas.

Se sintió feliz. La felicidad es rara para Gemini, y por esta única vez no está seguro de si debería ignorarlo.

(...)

entre sábanas manchadas - geminifourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora