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Gemini está tomando la barandilla alrededor de su asiento con fuerza. Sus nudillos tornándose blancos. Fourth está asustado de que el moreno pueda desmayarse. Por lo fuerte que está sosteniéndolo. Los ojos fuertemente cerrados. Una gota de sudor deslizándose por su mejilla.

Parece que Gemini puede soportar todas esas horribles montañas rusas. Incluso las acuáticas, podía soportarlas, como si no fueran nada. Pero esta. La rueda de la fortuna. No puede soportarla. Y el rubio casi lo encuentra divertido. Porque no ha habido un recorrido más tranquilo que este. Es su favorito. Y es el único al que su madre lo había llevado. Porque podía fumar más pacíficamente desde esta altura.

"Gemini", dijo la palabra en un tono tierno, acompañado con una tranquilizadora mano apoyándose en la rodilla del mejor.

El moreno de todas formas no está mirando. Y Fourth se acercó aun más para quedar cara a cara. Se sintió algo culpable por pedirle al menor subirse aquí con él. Pero igualmente, encontraba la situación demasiado cómica.

"Oye, Gem, abre los ojos. Vamos."

Recibió una negación con la cabeza de Gemini. Y el rubio rió. Rió incontrolablemente esta vez. Incluso si está sintiéndose un poco mal. Fourth está teniendo un ataque de risa. Literalmente saltando dentro del carro en el que están sentados, colgando. Y el aterrorizado Gemini finalmente lo miró. Rendido. Horrorizado al ver cómo el rubio estaba por matarlos. Como si el carro no estuviese moviéndose ya con el viento a esa altura. El ataque de risa del rubio está haciendo que se mueva aun más.

"¡P'Fourth detente! Para, esta cosa se va a caer."

La declaración solo hizo que el rubio riera más fuerte. Y el moreno seriamente está arrepintiéndose por haber dicho que si a todas las atracciones a las que le propuso el chico cumpleañero. Se estaría arrepintiendo de no ser por el hecho de que el rubio tenía lágrimas cayendo por su rostro. Bufando como un cerdo por la risa. Acumulando moco en su nariz. Golpeando el asiento dramáticamente, mientras levanta sus pies una y otra vez.

Luce como un idiota, pensó Gemini.

Solo hacía que el menor comenzara a acompañar la risa cada vez más. Y ambos estaban riendo. Fuertemente. Por una razón desconocida, realmente. Y Fourth empezó a dejar de reír. Bajando del arrebatamiento de felicidad en el que se encontraba. Mirando como el menor tapaba su boca con su mano para intentar ocultar sus risas.

"¿Lo ves? ya no da tanto miedo."

Gemini aun continuaba sonriendo cuando el carro se detuvo, y las puertas se abrieron en señal de que el recorrido había acabado. Se encuentra bastante confundido mientras sale del carro. Bastante confundido por el hecho de que siguen con vida. Y miró al rubio. Fourth lo está mirando de vuelta con un gran cariño en sus ojos. Un par de manos rodearon el cuello del moreno. Dudosas. Casi asustadas. Y el mayor dejó un suave beso sobre la mejilla de Gemini. Manteniendo sus labios en el lugar por un par de segundos.

Un suave murmullo fue dicho entre mechones de cabello café oscuro, "Gracias por el regalo de cumpleaños, Gem."

Fourth se siente agradecido. Agradecido de que el menor haya llegado a su vida, y le haya mostrado el otro lado de la luna. Agradecido de que Gemini lentamente esté tirando abajo sus paredes para dejar que el rubio entre. Agradecido. Y extrañado por eso. Por encontrar a alguien que parecía más perdido que él mismo. Alguien quien aun se las arreglaba para mostrarle una luz al final del túnel. Gemini no ha cambiado a Fourth . De hecho, el rubio piensa que él ha cambiado al menor. Aun más. Pero el moreno fue capaz de sacar al rubio de esa soledad en la que se ahogaba.

Sacarlo de su tormento. Y recordarle quien verdaderamente era.

Así que el rubio se sentía agradecido. Y pensaba que debía demostrar todo ese agradecimiento hacia el menor.

entre sábanas manchadas - geminifourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora