Through the Storms.

All of me.

Lo prometido es deuda, estoy siendo más constante con las publicaciones. Espero les guste. 

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Penelope estaba terminando de retocar su peinado, se pondría un prendedor nuevo y ella se había cambiado para su paseo de la tarde, el Conde de Campbell pasaría por ella en cualquier momento. Su criada, los acompañaría.

La puerta se abrió, era su madre.

-El Conde ha llegado, hija.

Sus ojos se abrieron rápidamente y empezó a sentirse nerviosa.

-¿No quieres ir?- Portia preguntó- Puedo decirle que estás enferma-

Ella negó con la cabeza.

-El Conde es un buen hombre y me gustaría pasear con él.

Portia se mordió el labio.

-¿Y las flores del Vizconde Bridgerton?- ella preguntó curiosa- ¿Decidiste aceptar su cortejo?

Penelope suspiró.

-Colin se siente solo mamá, está confundiendo sus sentimientos por mí. Tiene miedo de perderme, después de todo fui su amiga por muchos años.

Vio a su madre pensativa.

-Entonces no le crees.

Ella negó con la cabeza- Debo apresurarme, el Conde es un gran candidato para casarme con él, no puedo hacerlo esperar.

Portia tomó el prendedor de las manos de Penelope y lo puso en su cabello.

-Lo que lo haría un mejor candidato es que en verdad lo amaras, Penelope-

Las dos bajaron las escaleras y se encontraron con un Conde finamente vestido y con una gran sonrisa en su rostro.

-Señorita Featherington- saludó emocionado- Se ve usted muy hermosa-

Ella agradeció y se sintió sonrojar.

El Conde y Penelope salieron de la Mansión Featherington, la criada de ella los acompañaba.

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Dicen que en Londres pueden pasar las cuatro estaciones en un día, así que es normal estar bajo el sol y de pronto tener lluvias con vientos fuertes, pero hoy, no podía estar más que perfecto para un paseo.

-¿Ha leído el libro que le regalé, Señorita Featherington?

Ella sonrió.

-Me parece exquisito- aseguró- Elinor y Marianne son sin duda muy valientes con todo lo que viven. Agradezco que pensara en mí para ese libro.

-Me alegro mucho de que esté leyendo ese libro, me parece que no hay nada más bonito que la literatura.

-No todos los caballeros opinarían lo mismo que usted- ella aseguró-

Él sonrió.

-Mi padre ciertamente no amaba la literatura, creo que nunca lo vi leer nada más que sus libros de contabilidad y en el fondo pienso que nunca los entendió del todo debido a cómo terminamos con tanto caos en nuestra familia- dijo apenado-

-Lamento todo lo que ha tenido que pasar junto a su familia-

-Todos tenemos nuestra propia historia, ¿verdad? No todo es miel sobre hojuelas-

Ella asintió- Mi padre no fue el mejor tampoco- confesó- Nos dejó con muchas deudas y ha sido difícil, como mujeres ciertamente nos cuesta más trabajo. Ojalá se nos permitiera trabajar-