ESCAPAR

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En el Imperio había pocas ciudades que disfrutaban de una relativa paz, por lo tanto, el apoyo del pueblo hacia el emperador y la iglesia era escaso. La gente repudiaba a la nobleza, pero no se atrevía a rebelarse por miedo a esta.

Por tal razón, Yoo Junghyuk, un hijo ilegítimo del Emperador que había sacado los ojos dorados, un rasgo de la familia imperial, era un blanco fácil para aquellos que no tenían donde descargar su ira.

Solo cuando creció lo suficiente las cosas se calmaron, también se inscribió a un gremio como mercenario.

Con los años, sin quererlo, se volvió un "héroe" al exterminar nidos de monstruos en distintos territorios.Pero Yoo Junghyuk nunca se considero así, a el solo le importaba tener algo para meterse a la boca(aunque era bastante exigente con esto).

Fue entonces cuando la conoció. La Santa Ana Croft, quien tenía la rara habilidad de la profecía, le dijo a Yoo Junghyuk que podía ayudarlo a convertirse en emperador.

Obviamente, Yoo Junghyuk se negó. Aun así, la Santa no se rindió y comenzó a seguirlo. Cada vez que se encontraban, Yoo Junghyuk expresaba su molestia, pero también tuvo que admitir que la habilidad de la mujer era bastante útil.

Todo salió mal cuando Yoo Junghyuk hizo algo que normalmente no haría: aceptar algo de otras personas.

Ese día estaba demasiado herido, y, si lo pensaba ahora, la emboscada también había sido planeada por Ana Croft.

Aun así, en ese momento, Yoo Junghyuk estaba impaciente y aceptó la poción que le ofreció la Santa. Como resultado, después de beberla, Yoo Junghyuk cayó en su control.

Era como vivir encerrado en una habitación mientras veía todo lo que pasaba por una ventana.Los días eran anodinos y repetitivos, esperando el momento en el que podría vengarse de la mujer que lo había traicionado.

Entonces, esa persona llegó a su celda, ruidoso, molesto; Yoo Junghyuk olvido todo mientras estaba con el.

"Nunca recojas tomates". Kim Dokja observó las verduras rojas en la canasta y las tiró lejos."¿Te parece si pasamos por las aguas termales?"

El hombre con el que viajaba era bastante inútil y caprichoso; Yoo Junghyuk muchas veces se preguntaba cómo había sobrevivido Kim Dokja hasta ahora.

Esa noche Yoo Junghyuk recorrió una gran distancia. La oscuridad cubría el bosque, y la fogata donde había dejado a Kim Dokja ya no se veía. Sin embargo, en este punto, cada paso que daba se volvía más pesado y corto, hasta que se detuvo completamente.

'El lavado de cerebro aún debe estar afectando mi mente', Yoo Junghyuk pensó y se rindió.

No podía abandonar a Kim Dokja.

Sin otra alternativa, Yoo Junghyuk cazó un par de conejos para la cena antes de regresar con el lector.

"¿Ya volviste? ¿Qué cocinarás hoy?" Kim Dokja, quien estaba obviamente asustado, trató de ocultar su temblor con una sonrisa que incluso a Yoo Junghyuk le resultó incómoda.

Yoo Junghyuk, quien nunca había sentido culpa en su vida, ese día experimentó ese sentimiento y se comprometió a no poner tomates en las comidas de Kim Dokja.

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Era extraño tener un compañero de viaje, aunque Yoo Junghyuk lo consideraba más una "maleta", una muy frágil y delicada.

Por lo tanto, Yoo Junghyuk tenía especial cuidado con esta "maleta", ya que " arreglarla" sólo le resultaría más molesto.

Desde que Yoo Junghyuk se convirtió en mercenario en su juventud, siempre había intimidado a la gente, así que nadie nunca se había atrevido a atacarlo, y mucho menos a robarle Además que era bastante cuidadoso con sus cosas.

Caí en Prisión con el Protagonista Masculino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora