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Últimamente, siento un torbellino,
un mar de emociones que no puedo frenar,
cada latido, cada suspiro divino,
se traduce en dolor, en un peso a llevar.

El corazón se agita, la mente en desvelo,
las olas de angustia me envuelven sin fin,
un dolor de cabeza que ahoga mi anhelo,
y en mi estómago danza un vacío sutil.

El mareo me envuelve como un oscuro velo,
y cada sensación se vuelve un castigo,
mi cuerpo, un reflejo de este inquieto duelo,
me grita que el silencio no es un abrigo.

Ahora quiero evitarlo, escapar del tormento,
fingir que no siento, que todo está bien,
pero sé que al callarlo, el dolor es más lento,
y el vacío crece, ahogando mi ser.

Quisiera hallar calma, un puerto en la tempestad,
un lugar donde fluir sin tanto temor,
pero en la lucha diaria, en esta realidad,
el evitar solo esconde el verdadero clamor.

Así que sigo navegando en este mar agitado,
donde las emociones se vuelven dolor,
esperando un momento, un instante esperado,
donde enfrentar lo que siento sea un acto de amor.

_Masjenb

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