Día 7. Apodos

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El médico le había ordenado dos semanas de reposo absoluto, fue todo el tiempo que el pobre hombre pudo conseguir, aunque sabía que no era suficiente para sanar un brazo roto y una cirugía de corazón abierto, sin embargo Dynamight era necio.

Katsuki culpaba a Izuku, si no hubiera sido por su intervención él estaría en las calles golpeando villanos imbéciles con su brazo izquierdo (el que no estaba roto), pero no, su esposo, ese molesto gnomo de un metro con sesentaiséis centímetros de altura lo había obligado a quedarse en el sofá viendo series, ni siquiera lo había dejado ayudarle en la cocina.

Pensaba en eso cuando escuchó los pasos de su esposo acercarse, Izuku se apresuró a poner sobre la mesa de centro un tazón de frutas picadas y un batido verde.

—Puedes comer esto mientras termino la comida, Kacchan —dijo, antes de dejar un beso en la mejilla de Katsuki—. ¡Y quita esa expresión o le diré al médico que te dé dos días más de licencia!

Katsuki se giró bruscamente para quejarse, pero Izuku ya había desaparecido en la cocina.

—Maldito Deku —farfulló enojado.

El apodo hizo eco en su mente ya agotada de tanto pensar. “Deku” era el mote que le dió a su esposo en su lejana época estudiantil, cuando era un niño inmaduro con complejo de un favorito de los dioses.

Toda su vida él había sido “Kacchan”, mientras que Izuku, su amado esposo seguía llevando un sobrenombre que significaba inúitil. Eso lo hizo sentirse como una mierda. Después de cinco años de noviazgo y tres de matrimonio, en cada ocasión especial, cada momento en la intimidad su esposo había sido Deku, entonces pensó que eso no podía seguir así.

—Kacchan —llamó su esposo—, se nos terminó el arroz, iré a comprar más, no tardaré.

Katsuki se puso de pie en el momento en que el tintineo de las llaves de Izuku se hizo presente.

—Solo es arroz, puedo encargarme de eso —interrumpió Katsuki haciéndose con las llaves.

—Kacchan —llamó Izuku con autoridad—, tienes que descansar, el doctor dijo que…

Se quedó con las palabras en la boca, Katsuki lo había hecho callar con un beso.

—Al menos déjame estirar un poco las piernas. Te prometo que no tardaré, amor.

Las palabras murmuradas contra sus labios y esa última caricia en su mejilla lo dejaron estático en medio del recibidor, escuchó la puerta cerrarse, pero su mente seguía reproduciendo con el mismo tono sensual la palabra “amor”.

Con el rostro colorado y el recuerdo del beso todavía en sus labios se obligó a regresar a la cocina, después podría regañar a Katsuki por ser irresponsable con su salud.

[...]

Durante la comida Katsuki escuchó atentamente sobre las travesuras que hacían los estudiantes que Izuku tenía a su cargo. Y los esposos se entretuvieron rememorando sus propias travesuras de cuando eran estudiantes.

Al final, cuando los platos vacíos quedaron amontonados en el fregadero y solo el postre permanecía en la mesa, Katsuki se notaba pensativo. Izuku tomó su mano para llamar su atención.

—¿Sucede algo Kacchan?, estás un poco distante.

—Pensaba que… he estado llamando “Deku” al amor de mi vida…

Izuku sonrió condescendiente al comprender sus palabras.

—No me molesta, Kacchan. Mi Deku significa ¡puedes hacerlo! —dijo sonriendo con orgullo.

Katsuki negó con la cabeza, mientras acariciaba gentilmente la mano de su esposo.

—No pienso seguir llamándote así, amor.

Su esposo giró la cabeza intentando esconder el sonrojo que invadió su rostro.

—P-puedes llamarme solo Izuku…

—Ni lo pienses pequitas, tú me has dado un apodo y yo tengo que corresponderte.

El rubio tiró con gentileza la mano mano de Izuku, su esposo entendió la petición silenciosa; se levantó de su sitio y se sentó a horcajadas sobre Katsuki, teniendo cuidado para no lastimarlo.

—Entonces…, te escucho —animó Izuku, produciendo aire contra su cara con una de sus manos para bajar el calor de su rostro.

Katsuki miró a su esposo con una expresión seria, buscando en su mente un apodo ideal.

—¿Cariño? —preguntó de pronto, divirtiéndose con la forma en que Izuku se encorvó para esconder su rostro entre sus manos.

Katsuki sujetó su espalda y se inclinó sobre él.

—No te pongas nervioso mi amor.

Sentir su cuerpo tan cerca y escuchar su voz ronca cargada de lujuria susurrándole al oído pusieron a Izuku a temblar.

—¡No hagas eso! —gritó apartando a su esposo.

—Vamos bebé, necesito ayuda…

—¡Kacchan! —reclamó Izuku.

Entonces Katsuki dejó de bromear.

—Midori… —dijo, pero frunció el ceño por lo mal que sonó—. Izu.. Zu… Zuzu.

Con eso último Izuku lo miró como dando su aprobación.

—Zuzu —repitió Katsuki.

—Eso suena mejor, Kacchan. 

—Me gusta… Mi adorado Zuzu.

Había vuelto a abrazar a su esposo, susurrando halagos contra su oído.

—Arreglado eso puedes adelantarse a la ducha, yo tengo que limpiar la cocina…

Izuku estaba maniobrando para salir del regazo de su esposo, pero Katsuki no tenía planeado dejarlo ir; sujetó su espalda y se levantó con él encima.

—¡Kacchan! ¡¿Qué haces?! ¡Debes descansar, bájame! —gritó solo para ser ignorado.

Kacchan estaba llevando a Zuzu a la habitación que compartían, dispuesto a vengarse por las dos semanas de descanso obligatorio, y con toda la intención de seguir avergonzando a su esposo llamándolo por tantos apodos cursis como se le ocurrieran en la intimidad. Haría que Izuku se arrepintiera de tenerlo dos semanas en casa.

Flufftober [KatsuDeku |2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora