Capítulo 3

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Clara y Laura se dirigieron en silencio hacia las afueras de Rivermoor. El camino serpenteaba a lo largo del río, cuyas aguas tranquilas contrastaban con el aire pesado y denso del entorno. Clara caminaba con pasos rápidos y decididos, pero no podía evitar sentir un creciente malestar en su pecho. Había algo en Rivermoor, algo en la forma en que el pueblo parecía estar encerrado en sí mismo, como si fuera un lugar que existiera aparte del mundo real.

La conversación que habían tenido en la casa de Emma seguía dando vueltas en su mente. Cada vez que pensaba en las notas de Emma, en su creciente obsesión con la central hidroeléctrica, Clara se sentía más atraída por el misterio, pero también más inquieta. Las palabras escritas en el cuaderno resonaban en su cabeza: "Las profundidades". ¿Qué había encontrado Emma allí? ¿Qué la había empujado a seguir explorando, a seguir investigando hasta el punto de desaparecer?

Mientras caminaban, Clara notó que el paisaje se volvía más agreste. Las colinas alrededor del pueblo se alzaban en el horizonte, y la vegetación parecía volverse más densa y salvaje. El camino era cada vez más estrecho, y el sonido del agua que corría por el río se hacía más fuerte a medida que se acercaban a la central.

-¿Siempre fue así este lugar? -preguntó Clara, rompiendo el incómodo silencio.

Laura, que caminaba unos pasos delante de ella, se detuvo un momento para observar el paisaje.

-No exactamente. Cuando éramos niñas, solíamos venir aquí con frecuencia -respondió-. La central estaba en funcionamiento, y aunque no era un sitio agradable, al menos no tenía este aire tan... sombrío. Ahora parece que todo ha sido dejado atrás, como si el tiempo hubiera dejado de importar aquí.

Clara asintió, pero no dijo nada. Sabía que la central había sido clausurada hacía años, pero le resultaba extraño que un lugar tan importante para el pueblo pudiera haber sido simplemente olvidado. Algo no encajaba.

Finalmente, después de unos minutos más de caminata, llegaron a una curva en el camino desde la cual se podía ver la central hidroeléctrica en la distancia. La estructura se alzaba a orillas del río como un gigante dormido, oscuro y silencioso. Los edificios, que alguna vez debieron haber sido imponentes, ahora estaban cubiertos de moho y enredaderas, y algunas ventanas rotas colgaban de sus marcos como ojos vacíos. Era evidente que el lugar había sido abandonado durante mucho tiempo.

Laura se detuvo a un lado del camino, observando el lugar con una expresión que mezclaba nostalgia y miedo.

-Aquí es donde Emma pasaba la mayor parte de su tiempo en las últimas semanas antes de desaparecer -dijo en voz baja-. No me decía mucho sobre lo que hacía aquí, solo que estaba "investigando". Yo pensaba que se trataba de su trabajo habitual, pero ahora... ahora no estoy tan segura.

Clara asintió, sintiendo una mezcla de curiosidad y aprensión. La central hidroeléctrica no solo era un lugar físico, sino que también representaba una especie de frontera, una puerta que Emma había cruzado sin vuelta atrás. Y ahora, Clara se encontraba a punto de hacer lo mismo.

-Vamos -dijo, avanzando hacia el edificio principal de la central.

El camino que conducía a la entrada estaba lleno de maleza, como si la naturaleza hubiera empezado a reclamar el lugar. A medida que se acercaban, Clara pudo ver con más detalle el estado de abandono en el que se encontraba la estructura. Las paredes estaban agrietadas, y había un fuerte olor a humedad en el aire. Algunas zonas parecían peligrosamente inestables, con trozos de concreto caídos y tuberías oxidadas sobresaliendo de las paredes.

-No deberíamos estar aquí -dijo Laura de repente, su voz temblando ligeramente-. Este lugar no es seguro, Clara. Yo... no creo que sea una buena idea.

Clara la miró, notando el miedo en sus ojos.

-Entiendo que estés asustada -dijo en un tono suave-, pero necesito entender qué pasó aquí. Si Emma estaba investigando algo, este es el único lugar donde podemos encontrar respuestas.

Laura vaciló un momento, mirando hacia la central como si esperara ver algo moverse en las sombras. Finalmente, asintió, aunque su expresión seguía siendo de duda.

-Está bien. Pero no creo que debamos quedarnos mucho tiempo.

Clara no dijo nada, simplemente continuó caminando hacia la entrada. La puerta principal estaba cerrada con un candado oxidado, pero parecía lo suficientemente viejo como para que no fuera un obstáculo. Con una piedra y un pequeño esfuerzo, Clara y Laura lograron forzar la entrada reventando la cadena y con ello la puerta se abrió con un crujido que resonó en el interior del edificio abandonado.

El interior de la central estaba sumido en la penumbra, con la luz del día apenas filtrándose a través de las ventanas rotas. El espacio era enorme, con máquinas oxidadas y tuberías por todas partes. Clara podía ver las enormes turbinas que alguna vez habían generado electricidad para el pueblo, ahora completamente inmóviles y cubiertas de polvo.

-Esto es... deprimente -murmuró Laura mientras miraba a su alrededor-. No entiendo qué pudo haber visto Emma aquí.

Clara no respondió. Sentía que había algo más en el lugar, algo que no era visible a simple vista. Avanzó con cautela, observando cada rincón. A pesar de que el lugar estaba completamente abandonado, había una sensación de algo más, como si los muros guardaran secretos que solo esperaban ser descubiertos.

Después de caminar durante unos minutos por la planta principal, Clara encontró una pequeña oficina en el extremo de la sala. La puerta estaba entreabierta, y al empujarla, descubrió un escritorio viejo cubierto de papeles amarillentos y algunos archivos dispersos. Había una sensación de urgencia en el desorden, como si alguien hubiera estado buscando algo antes de marcharse apresuradamente.

Clara se acercó al escritorio y comenzó a revisar los documentos. La mayoría eran informes técnicos sobre el funcionamiento de la central, pero uno de ellos llamó su atención. Era una carta escrita a mano, dirigida al director de la central, fechada varios meses antes de su cierre definitivo. La letra era irregular, como si hubiera sido escrita con prisa, y hablaba de problemas con la maquinaria que no podían explicarse.

"Las fallas recientes no se deben a errores humanos ni a problemas mecánicos. Hay algo más en la central. Algo que no podemos controlar. He pedido el cierre inmediato de las operaciones, pero mis advertencias han sido ignoradas. Espero que este mensaje sea tomado en serio antes de que sea demasiado tarde."

Clara frunció el ceño. ¿A qué se refería el autor de la carta? ¿Qué podía haber en la central que fuera tan peligroso?

Justo cuando estaba a punto de volver a leer la carta, su teléfono vibró en su bolsillo. Lo sacó rápidamente, esperando ver un mensaje de Laura, pero en lugar de eso, vio un número desconocido.

"No sigas buscando. Esto no es lo que parece."

Clara sintió que un escalofrío recorría su espalda. Era el mismo tipo de mensaje que había recibido antes. ¿Alguien estaba vigilándola? Miró a su alrededor, sintiendo que las sombras en la central parecían más densas, más oscuras.

-¿Clara? -la voz de Laura la sacó de sus pensamientos.

Clara guardó el teléfono rápidamente y salió de la oficina, encontrando a Laura parada en la entrada, su expresión de preocupación aumentando con cada segundo.

-¿Qué pasa? -preguntó Laura-. Llevas un rato ahí dentro.

-Nada -respondió Clara, intentando sonar despreocupada-. Solo algunos viejos documentos. Nada importante.

Pero mientras salían de la central, Clara no pudo sacudirse la sensación de que había algo, o alguien, que no quería que ella siguiera investigando. Y cuanto más profundizaba en el misterio, más claro le quedaba que Rivermoor no era un simple pueblo perdido en el tiempo. Algo más oscuro acechaba bajo la superficie, y Clara sabía que no podría detenerse hasta desvelar la verdad.

Rivermoor y la desaparición de EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora