CORTO #5

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Crow ajustó el comunicador en su oído mientras escaneaba los alrededores de la inauguración. La música y las luces del evento llenaban el aire con un ambiente festivo, pero él no podía relajarse. No hasta encontrar a Rico. La sensación de que algo estaba terriblemente mal no lo dejaba en paz.

-¿Brock? ¿8-Bit? ¿Alguna señal? -preguntó Crow, su voz grave reflejando la tensión que sentía.

-Aquí Brock, -respondió el tirador desde el otro lado del comunicador-. Nada por mi parte aún. Revisé el lado norte del evento, pero no hay señales de Rico. Esto empieza a ponerse raro, ¿crees que podría haber pasado algo?

Crow hizo una pausa, mordiéndose el labio. Sabía que la situación no pintaba bien, pero no quería precipitarse en sus conclusiones. Rico había desaparecido de la casa de 8-Bit de una manera extraña, y aunque todo apuntaba a que su cuerpo no estaba bajo su control, no podían perder la calma.

-No sé, pero lo buscaremos hasta encontrarlo, -dijo finalmente Crow, su determinación clara-. Y por mucho que no queramos admitirlo, la primera persona a la que probablemente busque es Piper.

Un silencio incómodo invadió la línea. Todos sabían lo importante que Piper había sido para Rico, pero en este estado, no podían predecir cómo actuaría. Si Ricochet estaba siendo controlando, el riesgo de que lastimara a alguien, sin querer o no, era demasiado alto.

-¿Piper? -respondió Brock, con un tono que mostraba su preocupación-. No me gusta esto, pero tienes razón. Si algo pasa, ella será su primer objetivo. Para bien o para mal.

Crow asintió, aunque nadie lo veía. El peso de la situación recaía sobre sus hombros, y no podía evitar sentir la urgencia de proteger a Piper. No porque no confiara en Rico, sino porque sabía que Rico no estaba en control de sus acciones en ese momento.

-Bien, entonces es un hecho. Vamos a buscar en la inauguración. Brock, tú revisa las entradas traseras y las zonas más concurridas. Yo vigilaré desde los cielos y las zonas menos transitadas, -ordenó Crow, con su típica precisión militar.

-Entendido. -Brock cortó la comunicación.

Crow esperó la respuesta de 8-Bit, pero cuando llegó, la voz del pequeño robot sonaba un poco más relajada.

-Estoy en posición fuera del restaurante, -dijo 8-Bit-. Tengo mi laptop lista para monitorear las cámaras. Si Rico se mueve o hace algo fuera de lo común, lo sabré de inmediato. Mantendré la comunicación activa.

Crow asintió, con algo más de calma ahora que sabía que 8-Bit estaba manejando el lado técnico de las cosas. Él siempre tenía eso bajo control.

Por otra parte ° • ° • ° •

Fuera del restaurante, 8-Bit se acomodaba con su laptop, intentando concentrarse en su tarea. Las luces del lugar se reflejaban en su cuerpo metálico, y aunque sus cortas piernas apenas le permitían estar cómodo en el suelo, manejaba la computadora con una eficiencia impresionante. Seguía las cámaras del evento, analizando los movimientos, pero entonces sintió un golpe ligero en la espalda. Si hubiera sido humano, habría saltado del susto.

-¡Ah! -exclamó, mientras sus ojos mecánicos se agrandaban levemente.

-¿Asustadito, pequeñín? -bromeó Max, apareciendo de la nada con una sonrisa chispeante.

8-Bit, algo avergonzado, intentó recomponerse. Debería haberla visto venir, pero sabía que con su velocidad, eso era casi imposible.

-Max, me asustaste, -dijo con su tono neutral, aunque sus circuitos se revolvían nerviosos.

-Lo siento, tortuguita, -respondió Max, agachándose para quedar a su altura-. Estabas tan concentrado que ni un tren te habría distraído.

8-Bit desvió la mirada hacia su pantalla, intentando recobrar el enfoque. -He estado siguiendo las cámaras. Rico está aquí, pero no logro ubicarlo con precisión. Su comportamiento es errático.

La sonrisa de Max se desvaneció, mostrando preocupación. -Eso no suena bien. Si Ricochet ha tomado el control, Rico podría ser peligroso, especialmente para Piper.

8-Bit asintió. -Es nuestra teoría. Si no lo detenemos, podría hacerle daño.

Max cruzó los brazos, adoptando un tono más serio. -Voy a revisar los alrededores. Con mi velocidad puedo cubrir más terreno.

8-Bit la miró con gratitud en sus ojos electrónicos. -Eso sería increíble, Max.

Ella le dio una palmada amistosa en la espalda. -No te preocupes, tortuguita. Tú también eres esencial. Sin ti, ninguno de nosotros sabría dónde buscar.

Max se levantó, lista para irse, pero antes le dedicó una sonrisa traviesa. -Eres más tierno de lo que crees. Tal vez lento, pero definitivamente útil, -dijo, antes de desaparecer en un destello de velocidad.

8-Bit la observó mientras se iba, sintiendo una mezcla de calidez y nerviosismo, algo que siempre ocurría cuando ella estaba cerca. Las bromas de Max siempre eran ligeras, nunca crueles, y eso lo hacía admirarla aún más. A pesar de sus diferencias, Max lograba sacarlo de su zona de confort.

Suspiró y volvió a concentrarse en la pantalla, pero sus pensamientos volvían inevitablemente a Max. Aunque sus habilidades y velocidad fueran opuestas, ella siempre encontraba la manera de recordarle que su contribución era valiosa. A veces deseaba poder hacer más, moverse más rápido, estar más presente en las misiones, pero Max siempre encontraba una forma de tranquilizarlo.

A los pocos minutos, Max regresó con su habitual energía, aunque su tono era más suave. -No encontré nada aún, pero confía en mí, tortuguita, lo atraparemos. Y no te presiones tanto, haces más de lo que crees.

8-Bit desvió la mirada, sintiendo una punzada de inseguridad. -A veces siento que no es suficiente. Me gustaría poder hacer más por todos.

Max se agachó nuevamente y lo miró con una ternura que hizo que los circuitos de 8-Bit se aceleraran.

-No necesitas hacer más. Estás haciendo exactamente lo que debes. Yo corro rápido, pero tú piensas más rápido. Eso también es velocidad.

Ese comentario resonó en 8-Bit. Sabía que Max tenía razón, pero aún así le costaba aceptarlo. No obstante, el apoyo de Max le daba la seguridad que necesitaba en ese momento.

-Gracias, Max, -dijo, esta vez con un tono más cálido.

Max sonrió ampliamente, dándole un último empujón amistoso antes de volver a salir disparada.

-Recuerda, si necesitas algo, aquí estoy, aunque te tome un rato pedírmelo,-bromeó antes de desaparecer.

8-Bit la observó irse, sintiendo que, aunque era lento y con limitaciones, no estaba solo. Max creía en él, y eso era todo lo que necesitaba para seguir adelante.

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