Capítulo 8: Esto recién comienza

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Cuando su madre cortó la llamada desde el otro lado, Lingling se dejó caer en su sillón demasiado cansada. Allí, otra vez, Rassami la había obligado a asistir a otra de sus patéticas tarde de té con sus amigas mayores y con el único propósito de presentarle algún hijo de estas. Hacerlo su novio y luego su futuro marido .El padre de sus hijos si de paso pedía algo más.

Ling estaba acostumbrada a esas clases de reuniones, nunca ponía oposición al asistir, de la misma manera en que solo cruzaba un cordial saludo con los muchachos y nada más.

No comprendía por qué aun su madre se empeñaba en molestarla en ese aspecto. Desde hace tiempo que toda su familia sabe su orientación sexual, nadie, a excepción de Rassami, se interponía en ese aspecto de su vida.

Tomó el cojín de color piel y lo colocó sobre su pecho, hundiendo su boca en él y tratando de olvidar lo que le pasó a Orm la mañana del día anterior.

Sí, la chica podía ser odiosa en su máximo esplendor, pero la caída que ella presenció fue demasiado violenta y podría haber tenido consecuencias de igual magnitud ¿Asistiría a clases el viernes?

'Maldición´- pensó como pocas veces, aun quedaban tres días para averiguarlo.

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- Señorita Kwong, que gusto volverla a ver. Pase, por favor- Marta, la empleada de confianza que trabajaba para sus padres, la atendió con su típica sonrisa y calidez de madre que a su hijo le daba pero que él no quería recibir.

- Hola Marta ¿cómo has estado?- la saludó ella con felicidad-

- Muy bien, gracias hija. En la sala su madre la está esperando

- Déjame adivinar… ¿Al menos hay unos cuatro?

- Con precisión. Mucha suerte, niña- contestó la mujer antes de cerrar la puerta y dejar a Ling sola en el pasillo para que caminara hasta dónde estaba su madre.

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Con unos pasos más, ingresó en la sala llamando rápidamente la atención. Como había comentado con Marta, cuatro muchachos apuestos estaban parados al lado de los sillones. En ellos, lo que ella dedujo, estaban sentadas su respectiva madre.

- Buenas tardes- saludó con cordialidad quitándose su abrigo y acercándose a estrechar la mano de cada presente- Mamá, ¿me presentas a tus amigas?, por favor

- Claro, hija- dijo Rassami con su típico tono soberbio creyéndose la dueña del mundo. Lingling asentía casi perdida ante los apellidos y los nombres de los chicos- Él es Peat, el mayor de los Wasuthorn, tiene tu edad, hija. En dos años terminará su doctorado y comenzará a ejercer… Ling, enséñale la casa, por favor -

- Claro- respondió la rubia entre dientes. Al parecer, ese día, su madre se había decidido por un chico atlético, moreno y con una sonrisa casi invisible. Lingling rió, cuando les hablaba con sinceridad al llegar a la planta alta de su casa, sus pretendientes no volvían nunca más- Ese cuadro lo pintó papá, con ayuda de mi tío. Ambos aman el arte- dijo Ling al llegar al final de las escaleras. Cuando volteó, el chico observaba sin disimulo su espalda. Y mas abajo. Mucho más abajo-

- Vaya, señorita Kwong, su madre me comentó de su belleza, pero he quedado impresionado. Es una chica muy guapa- aseguró él acercándose con las manos en los bolsillos de su pantalón de traje y arrinconándola contra una de las paredes- Además, sus ojos son preciosos

- Si, lo sé, los veo a diario en el espejo- dijo ella alejándolo por el pecho. Cuando la distancia era considerable, volvió a hablar- Pero tengo novia

Lenguaje del amor - Lingorm Donde viven las historias. Descúbrelo ahora