En sus sueños como ya era costumbre en esa época, la omega soñó con su alfa.
- Te ves hermosa, Merlina - dijo la alfa alabando su belleza exterior.
- Tú igual, alfa - respondió con un evidente sonrojo en sus mejillas, estaba nerviosa pues era la primera cita que tenían después de oficializar su relación.
- Vamos, te tengo una sorpresa - dijo Enid.
La rubia llevó a su omega hasta el cementerio oculto que tenía la institución donde se encontraban enterrados millones de excluidos de diferentes años, Merlina se quedó maravillada ante aquello, sin duda Enid sabía cómo sorprender a su omega interior y a ella misma.
En medio de aquel cementerio había una mesa con dos platos y dos copas de vino servidos sobre ella.
Estaban cenando a la luz de las velas hasta que empieza a sonar un pieza que Merlina conocía a la perfección, aquella pieza era muy simbólica en las parejas Addams.
- ¿Me concederias esta pieza, Merlina Addams? - preguntó Enid ofreciéndole la mano, la pelinegra sin dudar la tomó y sin más empezaron a bailar al ritmo de la música, era un baile lento y romántico. La alfa miraba a los ojos a su omega y en aquel intercambio de miradas las palabras sobraban, sólo eran ellas dos jurandose amor eterno en el sombrío silencio que quedó una vez la pieza finalizó.
Estaban a punto de besarse hasta que la joven omega empezó a sentir como su cuerpo empezaba a sentirse muy acalorado.
Sin más la Addams abrió los ojos en medio de la noche, vió a su reloj y se dió cuenta de que eran las 2 de la madrugada, aún le quedaban 4 horas de sueño que le fueron arrebatados debido al fuerte calor que sentía recorrer todo su cuerpo.
Dedos, quien se había quedado despierto velando el sueño de Merlina, rápidamente tomó un vaso de agua y un supresor para dárselos, está vez le dió una doble dosis ya que al parecer el supresor no le estaba haciendo el efecto que debería a la joven.
La pelinegra se lo tomó de un sorbo esperando que este hiciera rápido efecto, estaba mal y no ayudaba el hecho de que al frente de ella se encontraba Enid profundamente dormida soltando unas cuantas feromonas calmantes. Merlina se maldijo a si misma por no haber previsto el hecho de que Enid realmente no usa supresores a no ser que sean necesarios, como el caso de sus celos, aunque según tenía entendido que Enid prefería pasarlos con su beta o un Omega al alzar cuando este se volvía insufrible.
Fresas con un toque de vainilla, ese era el olor de su alfa, el olor que volvía loca a su omega ya que hacía que su deseo en vez de disminuir aumentara.
Sin soportarlo más, logró pararse de su cama con sus piernas temblando debido a lo sensible que estaba y de alguna o otra forma logró llegar al baño hasta cerrar la puerta con seguro.
No le avergonzaba el hecho de tocarse, de hecho sabía que era algo muy humano explorar su propio cuerpo, le avergonzaba el hecho de tocarse pensando en su compañera la cual estaba a solo unos cuantos pasos de ella durmiendo tranquilamente.
Tomó un suspiro y empezó a masajear su clítoris con mucho cuidado de no lastimarse, no era una experta en aquello y aún recordaba la primera vez que lo hizo, aquello fue muy decepcionante.
Al poco tiempo empezó a dejarse llevar por sus instintos que le pedían una liberación y empezó a meter y sacar sus dedos tan rápido como pudo, de su boca salían pequeños gemidos de placer y unas 3 veces había dejado escapar el nombre de Enid de sus labios.
Intentaba ser lo más cuidadosa posible, no quería ser descubierta en pleno acto totalmente denigrante para su imagen personal, no sabría que decir si Enid se despertara y descubriera lo que ella estaba haciendo a unos cuantos pasos.
- Enid.... - susurró Merlina mientras finalmente se corría sobre la tapa del inodoro.
Una vez terminó arregló todo y se metió a dar una ducha bien fría para que se le bajara el calor.
No supo cuanto había demorado en aquello, pero cuando salió se dió cuenta que eran las 5 de la mañana, así que eso quería decir que Enid ya estaba a una hora de despertar.
Cómo ella había justificado sus faltas con anterioridad, no tenía de qué preocuparse así que volvió a su cama, dispuesta a volver a dormirse.
- Merlina... Merlina - llamaba la rubia hasta que escuchó un "mmm..." - Despierta, está hirviendo en fiebre.
Enid estaba realmente preocupada por su amiga, pues antes de irse quiso darle un besito en la frente como beso de despedida hasta que sintió lo caliente que estaba la Addams.
La rubia sabía que Merlina el día de ayer había dicho que se encontraba enferma y que iba a faltar una semana a clases, por lo mismo intentó regresar lo antes posible de sus clubes para ver cómo se encontraba la Addams, pero la encontró dormida y ahora que despierta lo único que siente es como Merlina empieza a soltar feromonas de la nada, a penas la oyó.
- ¿Estás en celo? - pregunto la alfa mirando a la chica.