Pasaron las semanas y no había sido capaz de acercarme a ella. Me di cuenta de que teníamos el mismo horario, no porque lo hubiera revisado detalladamente ni porque mágicamente estuviéramos en las mismas clases a las mismas horas y el mismo día, para nada.
Es humillante tener que ser llamada tu conciencia —dijo una voz interna.
Cierto, es por eso que desde ahora te llamarás Laura —le respondí con ironía.
¿Qué te hace pensar que soy mujer?
Eres muy sabia.
Touché.
Y también me regañas por todo.
¡Hey!
Me encontraba en el campus Norte, sentado bajo un árbol desde el que tenía vista a las dos alas de la universidad. Lisa siempre se ubicaba en el medio del campus, lo cual me parecía raro para alguien que decía no querer llamar la atención. Imaginé que se sentaría en el oscuro pasillo cerca de la sala de profesores. Aún no me podía sacar de la cabeza a la señora que la golpeó semanas antes, furiosa, y cómo todo terminó en la escuela de Saly.
Lisa continuaba sentada y yo tenía 20 minutos antes de nuestra siguiente clase, física. Lisa rara vez asistía a esa clase. Lo recuerdo porque el ambiente siempre es tenso cuando está presente, supongo que no soporta a la profesora Maya, aunque no lo entiendo porque, Maya es una persona increíblemente dulce. A veces demasiado, pero amable.
Al ver que solo me quedaban 17 minutos y 40 segundos para acercarme a la tormenta verde que aguardaba en una de las mesas, tomé aire y decidí caminar hacia ella.
Respira, respira.
Exhala, inhala.
Es al revés.
No estás ayudando mucho, Laura.
—Hola— NO. PUEDE. SER. Estaba leyendo el libro que me quitó el primer día de clases, comiendo una manzana, sin darse cuenta de que el néctar puede manchar las páginas para siempre.
—No deberías comer mientras lees, puedes manchar el libro.
Cuando terminé la frase, sus ojos grises se fijaron en mí. Tragué grueso; su mirada era más intimidante de lo que esperaba.
—¿Me estás hablando a mí? —dijo, y juraría que el mundo se detuvo por tres segundos. Necesitaba mi inhalador.
—E-eh sí. Quería agradecerte por lo que hiciste por Saly hace un par de semanas. Si no hubieras dicho lo que dijiste, quién sabe, tal vez habría terminado en la correccional, papá con tres demandas, y yo contrabandeando su colección de peluches —balbuceé tan rápido que no me di cuenta de la cara de Lisa, que parecía no entender ni una palabra o quizá estaba disgustada porque me había salido otro brazo.
—Déjame ver si entendí —cerró el libro como si fuera una piedra, un escalofrío diminuto recorrió mi espalda—. Primero me dices que voy a manchar las hojas de mi libro y luego me agradeces por cuidar de... ¿Cómo se llamaba?
—Saly, mi hermana. En realidad se llama Saylor, como Taylor pero con S. Mi madre se llamaba... —Me detuve cuando se levantó levantando las manos, como si estuviera al borde de la desesperación.
—Entendí, entendí. Dios, ¿no te ahogas? Deberías considerar ser rapero. Ayudé a Saly porque es amiga de Mía. No agradezcas por eso, odio las injusticias. Con respecto al libro, no me digas cómo tratarlo, lo tengo desde siempre.
—En realidad, el libro es de la biblioteca.
Creí que se había confundido, pero su mirada me dejó claro que el equivocado era yo.
—El libro es mío. A veces lo olvido en la biblioteca, y lo guardan con los demás, pero es mío.
¡Discúlpate antes de que te dé con el libro en la cara!
—Perdón, lo vi el primer día de clases y me di cuenta de que era un manuscrito original, nunca había visto uno, lo siento mucho —necesitaba agua.
Lisa miró entre el libro y yo, visiblemente sorprendida. Tosió para aclararse la garganta.
—Mi abuelo me lo dio cuando era pequeña.
Noté un cambio en su voz, algo que me sorprendió. Su tono firme y desafiante se había vuelto más relajado, casi tenue.
—De nada, no hay nada que agradecer. Adiós.
Lisa se levantó con su libro en mano, dándome la espalda sin más explicaciones. La vi alejarse, su cabello verde ondeando con el viento suave. Me quedé ahí, inmóvil, intentando procesar lo que acababa de pasar. No era solo que me hubiera hablado, sino cómo lo había hecho. Había algo detrás de esa dureza, algo que, por un instante, se sintió vulnerable. Casi... humano.
"¿Qué rayos acaba de pasar?", me pregunté, observando cómo desaparecía entre la multitud. Era como si cada interacción con Lisa me dejara más confundido que la anterior. ¿Por qué me afectaba tanto? Apenas la conocía, pero algo en ella me hacía querer entenderla. Descifrarla.
Miré el reloj. Solo quedaban unos minutos para la siguiente clase. Físicamente estaba allí, pero mi mente seguía dándole vueltas a lo que había dicho, a la manera en que había cambiado su tono. Ese libro parecía importante para ella, más de lo que estaba dispuesto a admitir.
Suspiré.
Laura, ¿crees que me estoy volviendo loco?
Definitivamente. Y lo peor es que ni siquiera parece que ella te recuerde después de todo esto.
Gracias por el ánimo.
Recogí mis cosas y caminé hacia clase, aunque sabía que no me concentraría en absoluto. Cada vez que cerraba los ojos, veía su mirada gris, ese tono de voz más suave, más real. Por un segundo, la tormenta verde había mostrado algo más... y yo necesitaba saber qué era.
Una cosa era segura: esto no había terminado. No para mí.
Y de alguna manera, sabía que tampoco para ella.
✧・゚✧・❥・°・。˚✩ ₊ ˚ᵕ˙⋆。 ✦𓆉 。✧॰✩ ‧₊˚ᯤ ⋆。* ˚✧ ⊹ ˚✧₊˚❀⋆✧ ⋆。₊˖ 。•*✧
Holiiiiii!
Ya sé, ya sé.
Me perdí demasiado tiempo, pido perdón.
Que les pareció este capitulo? Se que por ahora son cortos pero recien estamos empezando, nuestros muchachos se están conociendo.
Me identifico con Ian, no tienen idea de como lo amo, todos nos ponemos nerviosos y hablamos vainas.
Lisa se mostró minimamente vulnerable al hablar de su abuelo, que será de el. 👀
Les prometo que intentaré subir otro cápitulo lo antes posible, me muero por que sepan la verdad de Lisa e incluso la de Ian.
Nos leemos.

YOU ARE READING
La Historia Detrás del Arcoíris
HumorIan el sol, chico brillante, feliz y optimista, a pesar de problemas siempre siendo positivo; Lisa hija de una familia de recursos insuficientes, ¨Padres invisibles ¨ que para que los necesita si nunca están, totalmente malhumorada, él sol, ella llu...