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Jared

La observo dormir tan quieta y calmada... Cayó rendida, pero se removió en sueños. Sé que no ha dejado de tener pesadillas, sin embargo, no quise despertarla. Yo por otro lado, me cansé de intentar conciliar el sueño

El sol aún no ha salido, pero es necesario que comience a moverme desde ya si quiero lograr mi cometido antes de volver a nuestras vidas

Me visto y salgo en completo silencio a mi primer destino. Toco la puerta suavemente, pero pasado un minuto debo volver a hacerlo con más fuerza

— No sé quién demonios eres, pero te mataré por atreverte a arruinar mi sueño amigo— asoma su cabeza, mirándome furiosa — ¿En serio Callahan? ¿Molestando tan temprano?

— Te lo compensaré

— Más te vale— frota su sien — ¿Qué pasa ahora?

— Tengo algo que hacer y necesito que mantengas a Jazmín ocupada en mi ausencia

— ¿Puedo preguntar por qué necesitas que esté distraída?

— Porque no necesita más mierda ahora... No sé si apruebe mi método, pero es algo que tiene que hacerse

— Cuenta conmigo, pero si por alguna razón lo descubre...

— Me haré responsable, despreocúpate

— No haré preguntas, pero cuida lo que haces... No quiero tener que explicarle a Jaz que pasarás el resto de tu vida en la carcel o que por idiota terminaste muerto

Asiento y me marcho. Voy caminando teniendo en mente cada detalle de lo que haré a continuación

Vacío el agua helada del balde haciendo que se sobresalte y tosa incorporándose con rapidez

— Buenos días hijo de puta

— ¡¿Qué mierda haces en mi puta casa Callahan?!

— Tú y yo tenemos una cuenta pendiente y es hora de cobrarla

Tiene la osadía de reírse

— No me digas que todavía no superas el hecho de que te puso los cuernos conmigo. Si te hace sentir mejor... Lo disfrutó

Y antes de que suelte algo más está sangrando porque lo golpeé justo en el punto en el que mi chica lo hizo ayer

Se levanta dispuesto a devolvérmelo, pero se queda pálido cuando saco el arma y lo apunto

— Oye, oye... Viejo... Cálmate... No es mi culpa que haya decidido engañarte

— Cállate— la presiono en su pecho y retrocede — Sé que la drogaste para hacerme creer que estuvo contigo por voluntad propia... Dime una cosa, y más te vale que seas sincero y logres convencerme porque tu repugnante vida depende de eso ¿Lo entiendes? — al no tener contestación alguna apunto a su cabeza — Que si lo entiendes pedazo de mierda— asiente frenético — ¿La violaste? Cuando quedó inconsciente e indefensa ¿Te atreviste a tocarla?

— No, no, no... Nunca la toqué. Te lo... Te lo juro

Quito el seguro — No te creo

— ¡No lo hice, te doy mi palabra! ¡No llegué tan lejos!

— Aunque no lo hayas hecho... Arruinaste su vida, y mereces sufrir por ello

— Haré cualquier cosa... Cualquier cosa, pero baja esa cosa

— Pero claro que lo harás, te diré cuál es el paso a seguir... Vendrás conmigo a casa de los Mayers y les confesarás la verdad, luego te vas a largar y nunca más asomarás tu asquerosa cara por aquí

Vuelve a míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora