4: Sombras de desconfianza

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Alya's POV
Desperté esa mañana sintiéndome diferente. Los primeros rayos de sol se colaban por la ventana de mi pequeña habitación, y el canto de los pájaros en el jardín me llenaba de una extraña energía. Me incorporé con un brillo renovado en los ojos, decidida a dejar atrás las preocupaciones que me atormentaban. Hoy sería un buen día; dejaría de pensar en el padre Nicholas, aunque fuera solo por un momento.

Me vestí con cuidado, eligiendo el hábito que más me gustaba. Al mirar mi reflejo, sonreí. "Hoy me enfocaré en el servicio", pensé. Preparar la comida para los niños del orfanato y visitar a los enfermos me llenaba de satisfacción. Tal vez, con eso, podría dejar de lado la confusión que había anidado en mi corazón.

Al llegar al comedor, mi ánimo se desvaneció al ver al padre Nicholas sentado en una esquina. Su expresión era seria, casi distante. Intenté no dejar que su actitud afectara mi día. Me acerqué con una sonrisa.

—Buenos días, padre —dije, tratando de transmitir un poco de calidez.

Él apenas levantó la vista, su tono fue frío y monótono. —Buenos días.

Sentí un nudo en el estómago, pero me recordé que debía mantener la cabeza en alto. Mientras servía mi desayuno, noté que Rose entró en la habitación. Su rostro se iluminó al ver a Nicholas, y me di cuenta de inmediato de su intención de acercarse a él. Una oleada de celos me invadió, pero intenté ignorarlo, centrándome en la conversación que mantenía con las demás monjas.

Mientras tomaba un sorbo de café, no podía evitar mirar hacia ellos. La risa de Nicholas, esa risa que solía alegrar mi corazón, ahora resonaba como un eco distante. Rose se reía, y esa risa me resultaba amarga. Fue entonces cuando decidí que no podía seguir así.

—¿Podemos hablar un momento, padre? —me atreví a preguntarle, acercándome con un impulso de sinceridad.

Nicholas me miró, frunciendo el ceño. —No ahora, Alya. Estoy ocupado.

La indignación me brotó de inmediato. —¿Ocupado? Parece que estás muy ocupado hablando con Rose.

La tensión creció entre nosotros, y pude ver en su mirada una mezcla de frustración y desdén. —No sé qué es lo que pretendes, pero no tengo tiempo para tus dudas. Esto no es un juego, Alya.

Mis palabras, que deberían haber salido con suavidad, se tornaron en una especie de grito. —No estoy jugando. Solo quería saber por qué estás siendo tan distante. Me preocupa lo que está pasando entre nosotros.—dije susurrando esto último

Nicholas me observó, y en su mirada había algo que me desgarró. —Tal vez deberías preocuparte más por tu trabajo en la comunidad y menos por tus asuntos personales.

—¿Mis asuntos personales? —exclamé, sintiéndome insultada.

Él se levantó de la mesa, decididamente decidido a poner fin a nuestra conversación. La frustración se transformó en tristeza, y me quedé paralizada, sintiendo que la discusión había cerrado una puerta que antes parecía entreabierta.

Mientras él se alejaba, un golpe de ira me invadió. No podía creer que todo lo que había sentido por él parecía desvanecerse en un instante. Rose, que había estado pendiente observando, no pudo contener una sonrisa. La sensación de triunfo en su rostro me llenó de desdén.

Salí al jardín, buscando un refugio de paz. Entre las flores, intenté recordar mi propósito y mis votos. La lucha en mi interior era cada vez más intensa, y aunque deseaba dejar de lado mis sentimientos por Nicholas, sabía que no sería fácil. Pero debía encontrar la manera de seguir adelante, por mí y por aquellos que necesitaban mi apoyo.

 F O R B I D D EN   V O W S  -Nicholas Chávez-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora