El guion perfecto

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Era la temporada más esperada para los clubes culturales y el descanso para los clubes deportivos: las presentaciones de sus trabajos. El Club de Música ligera, el Club de apreciación de las Montañas, el Club de Estudios de las Gárgolas, el Club de ciencias, El Club de Estudios Cinematográficos y el Club de Gastronomía debían presentarse para la semana cultural, lo que significaba prepararse y trabajar en sus presentaciones; no solo alumnos y visitantes tendría el honor de verlos sino también sus familiares y escuelas invitadas, lo que significaba bastante para mantener el prestigio de NRC.

Crowley, Mozus y Divus serían los encargados de guiar a los estudiantes y darles el financiamiento para sus actividades, solo se necesitaba llenar un formulario para indicar las actividades que se realizarían y el presupuesto a ocupar; tenían una semana para entregar el formulario lo que hizo que en la sala del club de Estudios Cinematográficos fuera un hervidero de ideas mal articuladas y miradas perdidas.

Vil se reclinó en su silla, observando cómo sus patatas discutían fervientemente, pero sin llegar a ningún lado. La reunión para proponer una obra para el festival cultural había comenzado con un estallido de entusiasmo, pero ahora parecía más una batalla campal que un intercambio creativo.


—Podríamos adaptar "Romeo y Julietta", —sugirió la patata más pequeña, mientras pasaba su mano por su cabello despeinado.


—No, ya lo intentamos el año pasado y no funcionó, —respondió un residente de Octavinille, con una mueca—. ¿Qué tal algo original? como "El Rey Magnifico".


Risas nerviosas llenaron la sala, pero Vil se sintió desanimado. Los guionistas del club estaban en un bloqueo creativo monumental; verlos tan decaídos y garabateando con la esperanza de tener de nuevo la inspiración para sugerir algo ya escrito o que podían escribir parecía muy lejos de sus manos. Los otros miembros que se encargaban de otras áreas como el vestuario, maquillaje, escenografía y utilería comenzaron a proponer reutilizar viejos guiones de antiguos miembros que jamás habían tenido la oportunidad de ver su trabajo en escena y sus guiones estaban ahí, abandonados en el archivo de la escuela.


—¿Y si tomamos algo Hans? Su obra sobre los sueños nunca se montó, —dijo un miembro de Pomefiore, intentando revivir la conversación.


—Pero no era bueno, —interrumpió uno de Diasomnia, con un gesto despectivo.


Después de casi una hora de divagaciones, Vil decidió que ya era suficiente. Miró el reloj; el tiempo se había deslizado entre ellos como arena. —Escuchen bien, es mejor dejar esto por hoy, quiero propuestas buenas para mañana, ¿entendieron, patatas? —anunció, sintiendo una mezcla de alivio y frustración.


Los estudiantes asintieron, los guionistas seguían sintiendo que las musas los habían abandonado y todo porque no encontraban nada bueno que poder proponerle a Vil, ni siquiera una pequeña idea, siendo los más derrotados al salir del Club. Vil mientras recogía sus cosas, sus ojos se posaron en una de las mesas donde los guionistas trabajaban, pensaba en regañarlos por dejar abandonado un posible cuaderno de clase, pero había algo diferente en él. Se acercó y, al inspeccionarlo, su corazón dio un salto de emoción. Era un guion, yaciendo ante él y que tenía lo que necesitaba: anotaciones y descripciones detalladas de la escenografía y el reparto de personajes, todo seleccionado de acuerdo a las cualidades y talentos de diferentes estudiantes y la colaboración con otros dormitorios para cubrir los efectos especiales, vestuario, utilería y maquillaje. Era un trabajo pulido y meticuloso.

Propuesta en escenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora