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Para todos, a simple vista la vida de los cuatro Alfas de sangre pura era fácil, eran el rango más alto, todo lo que quisieran lo tendrían, nadie dudaría de ellos por mierdo. Fácil. Pero no todo es cómo parece.

Song Mingi
Kim Hongjoong
Kim Jongho
Choi San

Hermanos de misma madre, diferente padre, pero no por decisión propia.

Su madre fue una Alfa obligada a juntarse en su celo con otro Alfa para seguir con el linaje puro del hombre. Sin marca ni compromiso. Así fue como nació Song Mingi, un lindo bebé con ojos de gatito, piel de porcelana, tan suave y sedosa, y sonrisa de gomita que encantaba.

Un año después nació Kim Hongjoong, de piel canela, ojos de dragón y sonrisa con unos lindos hoyuelos, junto con Kim Jongho, un hermoso niño con ojitos llenos de alegría, piel clara y sonrisa de ardillita, dos lindos mellizos hijos de un CEO codiciado al que se le ofreció una Alfa de linaje puro para que pudiera seguir su descendencia, su madre había sido obligada de nuevo a algo que no quería.

La linda Alfa de sonrisa hermosa ya no era la misma. Y sus hijos no podían hacer nada.

Ella necesitaba a alguien, ya era mayor, con tres hijos, pero aún creía que tal vez tenía oportunidad con un Alfa.

Y sin que nadie se lo esperara, huyó muy lejos de su familia y de los padres de los niños. No dejaría que sus hijos fueran como esos idiotas sin cerebro.

Luego de dos años en Daegu, su vida fue iluminada por un Alfa de cabello castaño y ojos que reflejaban el universo entero, se enamoró y él de ella, sin importarle que tuviera tres hijos.

De ese amor nació Choi San, un bebé de piel clara tersa, ojos y sonrisa de gatito, tan dulce y tierno que derretia los corazones de quien fuese.

Los cuatro niños crecieron felices y con la educación más sana que su madre les pudo dar, enseñándoles lo bondadosos y amables que debían ser sin importar de que rango fueran o que tan puro fuera su linaje. Creciendo en una familia amorosa con padres que se querían como desde el primer día.

Sin embargo, las personas siempre señalaban a su madre, llegando a decirle palabras hirientes al saber que sus hijos venían de diferentes padres, y al señor Choi le llegaban burlas por aceptar a tres niños que no eran suyos, aún así, él los amaba como si de su misma sangre fuesen.

-¡Song, Kim, Choi!- la potente voz del Alfa hizo que cuatro jóvenes bajaran rápidamente por el llamado de su padre.

Como si de una orden se tratara, los cuatro Alfas se pusieron en fila delante del mayor, atentos a cada indicación o regaño que daría. Pero, lo contrario a lo que ellos esperaban, el mayor comenzó a reír suavemente.

-Si tanto miedo me tienen, ¿Por que se les ocurre hacer cada idiotez? -con una gran sonrisa miró a los chicos, cruzando sus brazos, esperando una respuesta.

-Aigoo~, ¿Ahora que hicimos?-el menor de todos preguntó con un puchero.

-¿No se supones que las preguntas las hago yo?- rió -El director de la escuela me llamó para informar que tú, Joven Choi- habló mientras señalaba al mencionado -Golpeaste a un alumno llamado Vernon, ¿Qué tienes para decirme?, además de que tus hermanos no hicieron nada para detenerte- su expresión se volvió sería, haciendo tragar fuertemente a todos. -Creí que esa etapa ya había pasado, hijo.

Una mujer de cabello largo negro y sedoso miraba todo deste atrás, sentada en el sofá comiendo unas papitas, totalmente divertida.

-No me metería, ya que no es tanto mi problema, pero sé que esta vez San lo hizo por una buena razón- el pelinaranja intervino antes de que su padre regañara más a su hermanito -Ese tal Vernon acosaba al novio de San, papá, ¿Tú que hubieras hecho si le echaran huevo y harina a mamá?, claramente partirle la cara al idiota que se le ocurrió hacerle eso, ¿O me vas a mentir?-
Jaebum suspiró.

-Bien, le doy toda la razón a Mingi, pero ahora no estoy molesto solo por eso, y necesito una explicación- miró a San -¿Cómo que ya tiene novio y no lo ha presentado, Jovencito?.

El de cabellos negros se sonrojó, recibiendo burlas de todos sus hermanos.

-Aish, perdón.

-Aish, perdón

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