Perderla

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Seraphina 

El aire en la sala se volvió más denso en cuanto Anthony apareció en el umbral de la puerta. Su entrada fue ruidosa, casi intempestiva, y pude notar de inmediato que algo lo tenía alterado. Sin embargo, en cuanto me vio, su expresión cambió. Una sonrisa, ligera pero presente, se formó en sus labios. Aunque esa tensión que lo había acompañado desde el club aún se reflejaba en sus ojos, parecía que el simple hecho de verme había calmado algo en su interior.

Me sentí un poco cohibida al estar sentada allí, con mi padre y Lady Bridgerton observándonos tan de cerca. No quería incomodar a Anthony, así que decidí dar un paso atrás, figurativamente al menos.

—Anthony, no tienes que quedarte con nosotros. No te sientas presionado. Tu madre nos invitó y...

Antes de que pudiera terminar mi frase, él me interrumpió, su tono decidido.

—De ninguna manera. Tú te vienes conmigo.

Levantó una ceja, juguetón pero firme, y luego miró a mi padre con respeto, inclinando la cabeza ligeramente.

—Por supuesto, si Lord Bennet lo permite.

Para mi sorpresa, mi padre asintió con una sonrisa orgullosa. Claramente no tenía problema en dejarme en manos de Anthony. Mis ojos se encontraron con los de Lady Bridgerton, quien también sonreía con ese brillo travieso que siempre llevaba consigo.

Antes de darme cuenta, Anthony y yo ya estábamos caminando hacia los jardines de la propiedad, en dirección a los columpios que tan bien recordaba de visitas anteriores. No podía evitar sentirme algo tímida a su lado. El beso en la mejilla de la otra tarde aún revoloteaba en mi mente y, aunque sabía que fue un gesto impulsivo, el hecho de que ocurriera frente a nuestros padres lo hacía parecer más significativo.

—¿Por qué entraste tan enfadado? —pregunté finalmente, mirando su rostro de perfil mientras avanzábamos por el sendero. Mi curiosidad era genuina, pero también me preocupaba que algo más serio estuviera ocurriendo en su vida—. ¿Ocurre algo?

Él pareció titubear al principio, como si estuviera sopesando cuánto contarme. Entonces, una idea cruzó por mi mente, una que no pude evitar mencionar, como una especie de juego... o tal vez algo más. Me detuve por un segundo y lo miré directamente, esperando su reacción, mientras lanzaba mi pequeña bomba.

—Por cierto... Lord Knight vino a verme. 

Su rostro cambió ligeramente, los músculos de su mandíbula se tensaron, aunque intentó disimularlo. Algo en mí disfrutó ver cómo reaccionaba a esa mención, como si lo hubiese tocado justo en el punto sensible que esperaba.

—Vino a cortejarme oficialmente, ¿puedes creerlo? Dijo que sabía que tenía a otro caballero por delante, pero que merecía la pena por mí... no sé qué pensar, Anthony —agregué, con una leve sonrisa, esperando ver qué decía.

Caminamos un poco más en silencio, y aunque no lo miré directamente en ese momento, pude sentir su tensión aumentar, como si Lord Knight hubiera encendido una chispa en él.

Anthony

La mención de él me cayó como un balde de agua fría. Lord Knight. Podía sentir cómo el calor subía por mi cuello mientras intentaba mantener la compostura. No podía creerlo, el maldito caballero ya había hecho su movimiento. Y no solo eso, ¡se había atrevido a cortejarla oficialmente! ¿Quién se creía que era? Mi respiración se volvió más pesada, aunque intenté ocultarlo, sin mucho éxito. Podía sentir los ojos de Seraphina en mí, como si estuviera esperando mi reacción.

No respondí de inmediato, simplemente apreté los puños, intentando relajarme, pero con cada paso que daba, las palabras de él se repetían en mi cabeza. "Sabía que tenía a otro caballero por delante, pero que merecía la pena por mí." ¿Otro caballero? ¿Se refería a mí? Por supuesto que sí. El descaro del tipo, insinuando que podía superarme, como si de alguna manera yo no fuera un obstáculo lo suficientemente grande. Era irritante. Más que eso, era... insoportable.

—¿Y tú? —pregunté con un tono que intenté mantener ligero, aunque sonó algo tenso—. ¿Qué piensas de todo esto?

Ella se encogió de hombros, con una sonrisa que parecía divertida, como si disfrutara viéndome retorcerme internamente. No pude evitar sentir una punzada de celos al ver lo despreocupada que parecía con respecto a todo el asunto.

—No lo sé —respondió, juguetona—. Tal vez debería considerarlo... después de todo, fue bastante directo.

La miré de reojo, intentando leerla, pero Seraphina era un enigma a veces. Ese pequeño brillo en sus ojos no ayudaba. ¿Realmente estaba considerando a Lord Knight? El simple pensamiento me ponía enfermo. No me importaba si tenía buena reputación o si era popular entre las damas. Para mí, Lord Knight no era más que un oportunista, alguien que se dejaba llevar por su propio ego, un hombre incapaz de ver más allá de su vanidad.

Lo odiaba. No había otra forma de decirlo. Me consumía pensar en él rondando a Seraphina, haciendo promesas que sabía que no podía cumplir, creyéndose superior. Y más aún, odiaba que ella pudiera siquiera pensar en darle una oportunidad. Mi mandíbula se tensó involuntariamente.

—Knight no es lo que aparenta ser —solté, incapaz de contenerme. Sabía que sonaba un poco más agresivo de lo que debería, pero no me importaba. Ella tenía que entender—. Tiene fama de ser un hombre caballeroso, pero no todo lo que reluce es oro.

Seraphina se detuvo por un momento, mirándome con curiosidad.

—¿Ah, sí? —preguntó, levantando una ceja, claramente entretenida con mi reacción—. ¿Y qué es lo que no ves en él, Anthony?

Me quedé en silencio, luchando con las palabras. ¿Qué podía decirle? ¿Que me moría de celos? ¿Que no podía soportar la idea de que otro hombre la tocara, la mirara de la manera en que yo lo hacía? No, no podía decirle eso. Era ridículo. Así que opté por algo más seguro.

—Es todo fachada. Knight es bueno en la superficie, pero te aseguro que no tiene la profundidad que crees. Los hombres como él... —me interrumpí, dándome cuenta de que estaba revelando más de lo que quería—. Solo... ten cuidado, Seraphina.

Ella sonrió, pero pude ver que lo que le había dicho no había pasado desapercibido.

—Lo tendré en cuenta, Anthony —respondió, todavía divertida, como si supiera exactamente lo que estaba ocurriendo dentro de mí—. No te preocupes.

Pero me preocupaba. Y más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Mientras seguíamos caminando, no pude evitar mirarla de nuevo, notando la forma en que la luz del sol se filtraba a través de los árboles, iluminando su rostro. No había ninguna duda en mi mente de que Lord Knight la deseaba por la misma razón que yo no podía dejar de pensar en ella: era única, hermosa, inteligente. Pero también sabía que, a diferencia de mí, él no tenía la menor idea de lo que realmente significaba cuidarla, protegerla.

Y mientras ella podía no haberse dado cuenta aún, sabía que algo tenía que cambiar. Si no hacía algo pronto, Knight podría aprovecharse de la situación. No podía permitir que eso sucediera. No con Seraphina.

No podía perderla.

No a ella.

Pero tampoco estaba haciendo nada por evitarlo.

La dama enmascarada (Anthony Bridgerton)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora