Era un lugar hermoso, próspero, lleno de animales dóciles que podía acariciar sin que intentase matarnos.
Yo soy la segunda mujer, la segunda y última esposa de Adán.
Él era maravilloso, era un hombre encantador, atento, y paciente.
Pero no estábamos solos, diariamente éramos visitados por su primera y ex esposa, y del maldito Architraidor.
Lilith y Adán, lejos de tener una relación tensa luego de su ruptura, ambos se llevaban bien, como dos amigos cercanos.
El Lucero del Alba era igual, casi un hermano para mi esposo, Adán me contó que permitio que Lilith se fuera con ese cara de payaso por que ella deseaba ser libre, ver algo más lejos del Edén, ser libre de las tareas que los angeles les daba.
Sin embargo, Samael quería que él también fuese libre, intentó engañarme, darme del fruto para que pudiese atraer a Adán.
Me negué.
Decepcionado, desapareció un par de días.
Cuando lo encontré, estaba con Adán, bajo ese árbol maldito, enseñándole la manzana maldita.
Adán, ciego por la confianza que le tenía al que consideraba un "hermano", le dio un mordisco.
Todo se fue al carajo.
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Tras darle el morisco, se arrodilló en el mientras se sostenía el estómago, vomitando sangre en el mientras gritaba de agonía, siempre diciendo palabras inentendibles después de gritar.
Yo grite asustada al verlo en ese estado, corrí hacia él para alejarlo del malnacido.
Pero los serafines y arcángeles llegaron.
Desterraron tanto a Lilith como a Lucifer al Averno, mientras que Adán sería expulsado del Edén, hacia la Tierra Primordial, donde no habrá nadie de su misma especie.
Yo abandoné el Edén para estar con él.
Estuvimos viviendo en la Tierra, pasando por un desierto antes de llegar a un lugar con río y una cueva al que llamamos hogar.
Adán, lejos de cambiar, seguía siendo el mismo hombre del que le enamore. Siendo él quien caza, prepara la comida cuando no puedo, cuida de mí cuando estuve enferma, e incluso cuidaba a los niños para que yo pudiera relajarme.
Los recuerdos de la felicidad por tener a nuestro primer hijo aún se mantenía fresca en mi mente, era el primer bebé humano que hemos visto.
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Sin embargo, siempre sufría. Una vez al año pasaba lo mismo que en el Edén: vomitaba sangre, gritaba de dolor, y decía palabras inentendibles hasta caer inconciente, casi al filo de la muerte.
Sentía impotencia al ver a mi esposo sufrir sin que pueda hacer nada para ayudarlo, mis hijos también se preocupaban, e incluso algunos no debajaban de orar para que Dios quitase está tortura a su padre.
Lamentablemente, Dios no puede hacer nada.
Cuando morí con él, desperté en el Cielo al ser buena persona y nunca comer del fruto; pero Adán nunca apareció, fue buena persona, pero el pecado nació gracias a él.
No me importó un carajo si el pecado nació gracias a él, no deje de molestar a los ancianos para que busquen a mi esposo; sin embargo, nunca encontraron señales de él, ni en el Cielo, ni en el Infierno; como si su alma dejó de existir.
Desde ese día yo lideraba los exterminios anuales del infierno, no solo con la esperanza de encontrarlo, sino como venganza hacia los malditos que me arrebataron a mi hombre.
"Malditos". Dije en susurro, una lágrima se desliza en mi mejilla por la ineficiencia de sus esfuerzo mientras miraba el techo de su mansión vacío y solitario.
Su odio se dirigía a los L's, los gobernantes del infierno, más precisamente al rey con cara de payaso.
La soledad lo agobiaba, era un duro recordatorio que las únicas veces que era feliz era gracias al hombre con el que se casó. Sus sonrisas sinceras, sus abrazos lleno de felicidad y amor exclusivo para ella, sus melodías y hermosas que le dedicaba, las aventuras que ambos pasaron.
Todo eso la completaba, cuando estaba con él, no se preocupaba mucho de la vida y sus desafíos; por que tenía a alguien esperándolo en casa, que le era fiel, que le apoyaba en los momentos más difíciles, que le prestaba horas de su vida para seguir a su lado.
Que la hacía sentir mariposas en el estómago con su dulce, que se moría por tener sus besos y mimos.
...
Pero lamentablemente, esa persona desapareció.
Todo a causa del estupido sueño del cual él consideraba un hermano.
[...]
Mientras las lágrimas caían en las mejillas de Eva, una figura la observaba desde el infierno, este siendo un hombre. Este no comenta nada ante la tristeza de la primera madre, sintiéndose un poco indiferente hacia su sufrimiento, pero también, una parte de si, una parte que perdió hace milenios aún se preocupaba por ella, que quería arrojarse sobre ella para consolarla.
Sin embargo, dejó de ser ese hombre.
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[One Short: el pecado original]
Adán, antes un hombre de luz, se convirtió en un ente de maldad pura por el quién considero un hermano, siendo extrañado y buscado exhaustivamente por su esposa, Eva, para que llevarlo al Cielo.
Sin embargo, tal parece que ya no es el mismo Adán que vivió en la Tierra y en el Edén.
_________
Fin.
¡¡DENME UNA ESTRELLA, ADÁN LO QUIERE!!
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"No hay nada más asqueroso que recordar que Lucifer dio a luz a Charlie. ¡¿Eso significa que también puede menstruar?! ¡¡Eso es del diablo!!"