El Encuentro

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El encuentro se tornó emotivo, y Clara sintió que el aire estaba cargado de emociones. Amelia, la joven llena de sueños, miraba a Clara como si viera a un reflejo de sí misma, y Clara se dio cuenta de que había algo más que simplemente tiempo y espacio entre ellas. Era una conexión profunda y atemporal.

"Clara, no sé si puedo hacer esto," dijo Amelia, su voz entrecortada. "Siempre he tenido miedo de no ser lo suficientemente buena."

"No tienes que ser perfecta. Solo tienes que ser tú misma," Clara le aseguró, sintiendo cómo cada palabra resonaba en su interior. "El talento no se mide por el éxito inmediato, sino por la pasión y la dedicación que pones en tu arte."

Amelia respiró hondo, como si estuviera reuniendo el coraje necesario. "Siempre he querido pintar, pero nunca supe si era lo correcto. Siempre hay una voz en mi cabeza que me dice que no soy suficiente."

Clara se sintió herida por las inseguridades de su abuela. "Escucha, lo que importa es que te atrevas a intentarlo. No puedes dejar que el miedo controle tu vida. El arte es tu voz, y el mundo necesita escucharla."

Amelia miró a Clara, y por un momento, las barreras del tiempo y el espacio se desvanecieron. Ambas compartían la misma lucha, el mismo deseo de ser escuchadas y aceptadas. "Tienes razón. Tal vez debería darle una oportunidad a mis sueños," murmuró Amelia, su mirada comenzando a brillar con determinación.

Mientras el sol comenzaba a ponerse, Clara sintió una oleada de esperanza. "Tu futuro puede ser brillante, abuela. Solo tienes que dar ese primer paso." Clara deseaba que Amelia supiera que tenía el poder de crear su propio destino.

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