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No pude contener la emoción; esa era la buena noticia que necesitaba. Mi tesis dejaría de ser un argumento vacío y empezaría a tomar fuerza. Vincent me había salvado de fracasar con mi proyecto.

—¡No puedo creerlo! 

—Pues créelo. 

—¡Gracias, Vincent! Te debo la vida. —Me levanté para abrazarlo.

Vincent siempre fue mi mejor amigo; estaba para mí y yo para él. A veces sentía que era demasiado complaciente conmigo, pero suponía que es porque me quiere de verdad. Es como un hermano para mí.

Sin embargo, en ese instante de felicidad, una extraña sensación me recorrió la espalda, como si algo en el aire hubiera cambiado.

—¿Qué te parecería si te invito a cenar esta noche para celebrar tus próximos meses en la mansión? —acarició mi cabello, esperando una respuesta.

—Vincent... lo lamento, pero tendremos que dejarlo para después. Debo hacer muchas cosas antes de mudarme con Brams —dije, apenada por rechazar su invitación.

—Está bien... será cuando tú digas —cambió su expresión a una de molestia y frustración.

—Lo siento, Vinc... Te prometo que yo misma prepararé la cena y el lugar, ¿sí? Solo dame tiempo... —acaricié su mejilla. De verdad amaba estar con él, pero sabía que él lo amaba más que yo.

Toda mi vida estuve en Hawes, un pueblo del Reino Unido, en el distrito de Yorkshire Dales. Cuando ocurrieron los asesinatos en la mansión Heelshire, se rebuscó por todos los rincones del lugar, pero nunca dieron con Brams, y Greta desapareció del pueblo para escapar de los interrogatorios.

Los rumores sobre la mansión comenzaron a circular rápidamente. La gente hablaba en susurros sobre sombras que se movían por las ventanas y ecos de risas que retumbaban en la noche. A medida que pasaban los días, la atmósfera en Hawes se tornó pesada, como si el pueblo mismo llevara el peso de un secreto oscuro.

Cuando eso pasó, yo tenía 16 años y me obsesioné con su historia. Entré a la universidad y decidí hacer mi tesis sobre Brams.

A Vincent le molestaba que hablara de él como si lo conociera. Siempre le preguntaba cosas sobre el lugar, y él, a regañadientes, me respondía algunas dudas.

Los padres de Vincent habían sido trabajadores de la mansión, hasta el día de la tragedia, cuando también desaparecieron. Yo pensaba que por eso le molestaba mi interés por el lugar; había perdido a sus padres y le preocupaba que pasara lo mismo conmigo. La idea de adentrarme en ese mundo oscuro lo inquietaba, y no podía culparlo. Pero la curiosidad me consumía; sentía que había algo más allá de los muros de Heelshire que debía descubrir.

—¿Me ayudarás a empacar? -suplique con la mirada, no quería que se molestara conmigo.

—Está bien, pero deja de decir "Brams" ese tipo ya no existe Ella.

—Está bien, está bien -lo tome del brazo y nos fuimos a mi casa para prepararme.

Si tan solo hubiera notado las pistas que estaban ante mi..hubiera detenido esta locura.

Vincent BramsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora