06

12 0 0
                                    

Caminaba a pasos lentos hacía el taller de arte al que solíamos asistir desde los catorce años, y en donde había conocido a Ezequiel. La diferencia es que ahora éramos solo nosotros dos; Nicolás y yo, porque aquel chico había abandonado el curso al entrar a la universidad, además, también nos había dicho con sinceridad que ya no le apetecía ir.

Él nos superaba con su nivel de rareza, lo hacía notar, y a veces, parecía estar orgulloso de ello. Recuerdo que en una ocasión, cuando apenas nos habíamos conocido en el primer día del curso, tiró un comentario bastante desubicado y fuera de lugar. En pocas palabras, me había llamado gorda, diciendo que "el carpintero no me había martillado con fuerza para que quedara lo suficientemente plana". Esa tarde, al verlo, no pude evitar deslumbrarme con la belleza física que lo hacía resaltar entre el resto de la clase, y eso, para tener la edad que tenía, me volvía loca la cabeza, e ignoré sus palabras hacía mi persona. Sin embargo, el que no pudo dejarlo pasar, fue Nicolás. En cuanto me descuidé, mi mejor amigo estaba enfurecido y reprochándole a Ezequiel la manera en la que se había dirigido a mí, y lo hizo prometer que jamás volvería a llamarme así.

Pese a todo lo que habíamos vivido ahí; cosas buenas y malas, seguíamos entusiasmándonos en cada clase, aun que esporádicamente, nos termináramos estresando cuando no nos salía la mezcla de algún color que la profe Susana nos enseñaba. Una vez, estuvimos toda la clase tratando de hacer el ocre, pero siempre nos salía un verde demasiado apagado.

Así que, ahí estábamos de nuevo. Me tomó casi una hora llegar a pie, aun que habría llegado mucho más antes si le hubiese puesto ganas a la caminata. Como era habitualmente, me distraje viendo el paisaje, a las personas, y, también me detuve en una heladería artesanal para comprarme un helado en cucurucho, y tomarlo en el camino para entretenerme con algo. 

Cuando ya estaba ahí, pude ver la ventana grande de cristal desde el otro lado de la vereda. Nicolás se percató de mi presencia y una sonrisa genuina se formó en su rostro, sus ojos se achinaron y una luz en ellos comenzó a destellar. Levantó su brazo y lo agitó, para que pudiese verlo, sin saber que ya lo había visto desde la cuadra anterior.

Últimamente lo veía en todos lados.

Mi estomago estaba revuelto, y sentí un dolor tenue. Fue él quien me había ayudado a distinguir los dolores, a saber de donde y  porque provenían, por eso, sabía a la perfección que era algo que ya conocía, porque estaba teniendo un exceso de ansiedad.

No entendía la razón, me asustaba la forma en la que lo observaba desde el otro lado, no era común, no era normal. Yo jamás lo había mirado de esa manera: como si él fuese una constelación única entre medio de tantas estrellas. 

Esa fue la razón por la que me había demorado tanto tiempo en llegar al taller, lo hice apropósito, por no querer aceptar, por no querer sentir. Por no querer enfrentar todo lo que venía después de aquel beso a escondidas que nos habíamos dado. Y, por no querer procesar que mis labios realmente habían tocado los suyos, que me lo había pedido a mí. No obstante, el miedo más grande que tenía con respecto al tema, era el tener que darme cuenta de que solamente yo estaba mezclando las cosas, y él no. Nicolás estaba tranquilo.

Por otro lado, me sentía decepcionada, y aun que pasé varias noches sin dormir, sin poder pegar los ojos preguntándome el porqué, todavía no encontraba la respuesta correcta, o quizá, estaba fingiendo demencia.

Inspiré profundo, y cerré los ojos, dejando que el viento suave y fresco soplara en mi cara. A veces, eso me ayudaba a concentrarme y poner los pies sobre la tierra, solo que en ese intervalo, parecía no funcionar nada de lo que siempre aplicaba cuando me daba una crisis. Mi corazón retumbaba fuerte, y presentía que si no lograba controlar las pulsaciones, terminaría con taquicardia. Me asusté más de lo que debía, y más de lo que esperaba. 

Latidos que mantuve en silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora