Capítulo 2: parte 2

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El caballo de Ail se había desplomado en el camino, y si se perdían en las montañas, lo más básico era buscar un arroyo de agua, así pronto los encontrarían. El problema era que el grupo que los perseguía, también podía llegar a esa conclusión, pero como el caballo ya no podía correr y la resistencia de Ail era baja, lo mejor era prepararse para una emergencia en un lugar seguro, en lugar de moverse precipitadamente.

Si el Príncipe Heredero, de entre todas las personas, había desaparecido, movilizarían no solo a los Caballeros Imperiales sino también a todo el ejército de la capital para buscar exhaustivamente en esta montaña, así que, si tenían suerte, podrían ser rescatados esa misma noche.

Ruth se acercó nuevamente a Ail, guiando al caballo que había bebido suficiente agua, y rápidamente le dijo.

—Su Majestad, buscaré un lugar para descansar.

Tan pronto como terminó de decir esas palabras, Ruth sintió la fría sensación de la espada tocando su cuello y miró a Ail que estaba parado frente a él. En el momento en que sus ojos se encontraron, lo que sintió sobre sus ojos fue una clara intención asesina.

Ail no solo estaba apuntando la espada a su cuello para amenazarlo, sino que en realidad lo estaba apuntando con la intención de matarlo. Su cuello y sus hombros se tensaron, mientras sentía una auténtica intención asesina hacia él por primera vez en su vida. Su boca comenzó a secarse, pero por fuera fingía estar tranquilo y sereno.

—¿Por qué me siguió y me salvó?

—¿Majestad?... ¿De qué habla?

—Los que me persiguen son enviados por tu familia. ¿Por qué me ayudaste? ¿Tú padre te ordenó que te aseguraras de matarme?

Era una voz aguda y ligeramente defensiva. No se sorprendió tanto, ya que lo esperaba, pero esto no tenía nada que ver con él.

—Aunque me culpe, no sé nada al respecto.

—Ya lo he dicho antes, pero no soy tan ingenuo como para creerlo. Si me matas, también será un duro golpe para ti. ¿Tu familia es tan importante para ti como para estar dispuesto a morir por ella?

Ruth se mordió el labio al oír la fría voz de Ail. Si de todas formas iba a matarlo, lo habría dejado solo cuando las flechas volaron. No tenía por qué tomarse la molestia de arriesgarse a recibir una herida mortal para salvarlo.

—Si algo le sucede a Su Majestad como usted dijo, yo seré el que cargue con la culpa. ¿Por qué correría ese riesgo? No tengo tanta lealtad hacia mi familia.

—¿Cómo puedo creer lo que dices?

—Usted ya conoce mis orígenes ¿no? Cuando me ascendieron por primera vez, como dijo Su Majestad, pensé que, después de todo, no había sido un hijo completamente abandonado, pero ahora mismo, creo que soy un hijo totalmente abandonado. No soy el más inteligente, pero al menos no soy tan estúpido como para morir así sin saber nada. Sobre todo, tengo cosas que necesito proteger. No tengo la intención de morir de una manera estúpida por una familia que apenas me dio el título de comandante y luego me ejecutó deshonrosamente. Lo juro por mi madre y mi hermana.

—No creo en los juramentos que hacen los humanos.

—Entonces, ¿Cómo puedo lograr que confíe en mí?

—No tengo motivos para confiar en ti. Y tú tampoco tienes motivos para confiar en mí.

Era una pregunta tonta. Ruth se sintió frustrado porque la conversación solo daba vueltas y vueltas. Ail no tenía ninguna intención de confiar en él.

No, para ser precisos, todos los cabos sueltos ya estaban claramente organizados en la cabeza de Ail.

—No sé lo que piensa Su Majestad, pero no tengo ningún deseo de morir aquí a causa de Su Majestad, ni quiero vivir solo para ser ejecutado por asesinar al Príncipe Heredero. He vivido una vida sin remordimientos, pero me niego a morir de una manera tan absurda.

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