Capítulo 3: parte 2

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—Odio este lugar. Si mi hermana y mi madre estuvieran a salvo, volvería ahí de inmediato.

Ail parecía sorprendido ante la sinceridad de Ruth, la cual escuchaba por primera vez en cuatro años.

—Qué raro. ¿No es un título bastante bueno ser el guardaespaldas del Príncipe Heredero? ¿qué vas a hacer en Vera a tu edad? No eres del tipo que hace negocios y eres demasiado mayor para vender tu cuerpo, así que tal vez vayas a trabajar como proxeneta.

Ruth suspiró ante la retorcida pregunta de Ail y sacó el alfiler clavado en Vera.

—Solo quiero volver a descansar. Así que, por favor, no ataque ese lugar.

Ruth arrojó el alfiler que había sacado, bajó la cabeza, miró atentamente el mapa y volvió a preguntar.

—Oh, ahora que lo veo ¿es este un mapa nuevo? Hay zonas que nunca había visto antes.

—...Escuché que el Ducado de Albia fue dividido en tres partes, así que conseguí un nuevo mapa. Entonces... ¿de verdad planeas marcharte?

—Tengo que hacerlo antes de que las cosas se compliquen demasiado. Después de que Su Majestad celebre su ceremonia de mayoría de edad, se casará, y una vez hacienda al trono, no podré quedarme más tiempo en el Palacio Imperial.

Había oído que el ducado de Albia había sido destrozado y, si las cosas continuaban así, no prevalecería de todos modos. A primera vista, parecía estar dividido en tres partes iguales, pero el equilibrio de poder estaba muy desequilibrado porque el ejército estaba concentrado en la frontera de un solo principado. Ruth miró el mapa, pensando en que probablemente cambiaría en unos años, y Ail lo miró en silencio.

Ruth fingió ignorar la mirada de Ail, que era particularmente fría y afilada, como una cuchilla. No importaba cuánto cambiara su tono y actuara como una persona diferente, no podía evitar sentir su amenazante naturaleza. Gracias a eso, Ruth pudo evitar cruzar la línea. Ail Linus era un depredador que escondía garras y dientes afilados. No debías dejarte engañar por su apariencia tranquila y perezosa. Si lo hacías, esa bestia te devoraría en un instante. Tanto el cuerpo como la mente serían completamente capturados y destrozados, comidos por él, y el cadáver restante sería miserablemente descartado. Entonces tenías que huir antes de que te comiera.

—Su Majestad, ¿recuerda nuestro acuerdo?

Ail respondió con voz tranquila "Por supuesto."

—Por favor, asegúrese de cumplirlo. Después de su ceremonia de mayoría de edad, mi hermana se casará con Lord Jessie, y cuando eso suceda, mi madre y yo nos iremos juntos. Mientras Su Majestad cumpla su promesa de dejar ir a Erita, abandonaré el palacio de inmediato y no seré una carga. Dado que ya hemos hecho un contrato, espero que mantenga su palabra hasta el final.

Ail, que quedó desconcertado por un momento, miró sin palabras el pulcro perfil de Ruth.

Sentía como si le hubieran dado un golpe bajo muy fuerte. Nunca imaginó que Ruth estuviera planeando algo así. En los últimos cuatro años, Ruth nunca había mencionado el acuerdo, por lo que asumió, naturalmente, que él creería que la promesa se cumpliría. No, en realidad, había subestimado a Ruth.

Desde el momento en que cruzaron miradas, fue evidente que él le tenía miedo, y aunque se habían vuelto bastante cercanos en los últimos cuatro años, sabía, por su actitud, que aún lo temía, que nunca cruzaría una determinada línea, así que pensó que simplemente esperaría a que su promesa se cumpliera, pasivo y leal.

Pero ese no fue el caso. Ruth calculaba cuándo debía atacar y cuándo debía retirarse. Sabía que odiaba a la gente, pero pensaba que era débil de corazón y fácil de aprovechar, pero, sorprendentemente, parecía ocuparse de lo que necesitaba ocuparse. Eso fue reconfortante. Creía que ya sabía mucho sobre Ruth, pero no era así.

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