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𝐀𝐔𝐑𝐎𝐑𝐀 𝐒𝐌𝐈𝐓𝐇 una preciosa belleza rubia de tez blanca y ojos celestes, era una chica dulce que se deleitaba en la cocina, especialmente preparando deliciosos pasteles y golosinas. También disfrutaba mucho de la música, la moda y el color rosa, que llenaba su vida de suavidad y encanto...
Sin embargo, un infortunante accidente había afectado su memoria, dejando a Aurora en un estado de confusión y desconocimiento, especialmente en lo que respecta a su matrimonio con Nicholas, un apuesto hombre de muy buen físico.
Cada día que pasaba, Aurora pasaba más tiempo con su esposo, observando su presencia y presencia física. En particular, no podía evitar mirarlo y admirarlo en situaciones específicas. Por ejemplo, lo encontraba caminando por los pasillos con su camisa desabrochada.
También, solía toparse con él justo cuando salía de la piscina, con sólo una pequeña toalla cubriendo sus caderas...
Aurora luchaba por controlar las poderosas emociones y deseos que surgían en su interior debido a estas escenas, especialmente porque desde que perdió la memoria, no había besado a su esposo.
Al encontrarlo en un momento especialmente vulnerable en el baño. Nicholas, con los ojos cerrados y el pelo mojado con gotas de agua, fue el punto de ebullición para Aurora, quien sintió un gran placer ante esa escena totalmente inesperada y excitante.
No podía negar más las intensas emociones que surgían en su corazón y su cuerpo, y el deseo de experimentar más con su esposo crecía y crecía, hasta que la tentación y el placer se apoderaron de ella...
Aurora comenzó a darse cuenta de la profundidad de su afecto y la conexión que compartía con Nicholas, y su corazón decidió dejar de resistirse y entregarse por completo a los placeres íntimos y sensuales que anhelaba en secreto...
Nicholas, quien antes se había contenido y esperaba pacientemente un momento como ese, estaba más que complacido al ver lo deseable que su esposa había estado por él. Su piel suave y delicada, su mirada inocente, y sus reacciones a su presencia lo excitaban al máximo, y sólo aumentó su deseo de hacerla suya.
Un día, Aurora se dio cuenta de cuánto estrés había cargado Nicholas después de un largo día de trabajo, al verlo hundido en el sofá, masajeándose la sien con gesto de cansancio. Con pasos delicados y suaves, se le acercó sin hacer ruido y se arrodilló entre sus piernas, sin ninguna vacilación.
Nicholas ni se movió, solamente levantó una ceja con sorpresa y tomó su mentón con firmeza, mirándola con una intensa mirada lleno de deseo.
La rubia levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de él, con una mezcla de inocencia y sensualidad. Su suave rostro estaba a centímetros de la entrepierna de él, y podía ver cómo lo tentaba solo con su presencia y su disposición a complacerlo.
Nicholas bajó la mirada y le sostuvo el mentón con sus fuertes manos, con una voz profunda llena de deseo, le susurró:
⸻Ahora ya no hay excusas, querida Aurora, así que abre ligeramente tu pequeña boquita y sé una buena chica
