One 🎃🧡

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La luna se ocultaba entre las nubes, dejando al bosque sumido en una penumbra inquietante. Solo las linternas de los ocho amigos iluminaban el camino angosto que habían tomado. Cada pisada levantaba polvo seco, y las hojas caídas crujían bajo sus zapatillas, como si el suelo intentara advertirles que dieran la vuelta. Pero ninguno lo hizo.

—Dime que esto no es la peor idea que hemos tenido —susurró Felix, pegándose al brazo de Hyunjin.

—No seas tan gallina. —Hyunjin le dio un pequeño empujón para animarlo, aunque su sonrisa temblaba un poco—. Va a estar bien, solo es una mansión abandonada.

—Las mansiones abandonadas nunca son solo mansiones abandonadas —respondió Minho, sin molestarse en esconder el sarcasmo.

Jisung soltó una risa nerviosa, pero rápidamente bajó la voz. Había algo opresivo en el ambiente, una sensación de estar siendo observados desde algún rincón oscuro del bosque. El aire era pesado, cargado de una humedad que se pegaba a la piel, como una advertencia silente.

Finalmente, al doblar una curva entre los árboles, la vieron: la mansión perdida.

Era enorme, como un gigante dormido, con ventanas vacías que parecían cuencas oculares vacías. La fachada estaba cubierta de enredaderas secas que se retorcían como venas petrificadas, y el techo inclinado estaba cubierto por una capa de moho y musgo. Pero lo más inquietante era la puerta central: una gran pieza de madera oscura, con un símbolo extraño tallado en ella, como un círculo entrelazado con runas ilegibles.

—¿Por qué siento que esta cosa no debería estar aquí? —preguntó Seungmin, mirando la mansión como si fuera una trampa esperando a activarse.

—¿Recuerdan lo que decía la historia? —preguntó Changbin—. La mansión desaparece y aparece en diferentes lugares… Es como si estuviera cazando a las personas que la encuentran.

—Eres un idiota, ¿lo sabías? —bufó Jeongin, cruzando los brazos.

Chan soltó un suspiro, sintiendo que el nerviosismo comenzaba a apoderarse del grupo. Como líder, era su responsabilidad mantener la calma.

—Vamos a entrar, miramos un poco y nos vamos —dijo, aunque incluso él notaba que su voz sonaba forzada.

—¿Por qué tenemos que entrar? —protestó Felix, aunque sabía que ya era inútil. Cuando Chan tomaba una decisión, no había marcha atrás.

El grupo se acercó a la puerta, y Chan presionó la mano contra la madera. Para su sorpresa, la puerta se abrió con un sonido chirriante, como si algo muy antiguo hubiera sido despertado. El aire que salió de la mansión era denso, con un olor desagradable a humedad, óxido y algo más que no podían identificar.

—Esto apesta —murmuró Minho, arrugando la nariz.

Dentro de la mansión, todo parecía congelado en el tiempo

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Dentro de la mansión, todo parecía congelado en el tiempo. Un largo pasillo decorado con espejos antiguos se extendía frente a ellos. Las paredes estaban agrietadas, y los espejos estaban cubiertos de polvo y suciedad, distorsionando los reflejos como si pertenecieran a otro mundo.

La Mansión PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora