Hoy, las horas transcurrieron en un vaivén inquietante, como el susurro del viento que acaricia las hojas marchitas del otoño que se logran ver desde el despacho.
Los ojos de Fina al decirle que seguiría como dependienta me golpean como un rayo en una noche de tormenta, despertando en mí una marea de emociones que creía adormecidas.
Hoy entré a la tienda y recuerdo el momento exacto en que la vi. Allí estaba ella, con su risa contagiosa, hablando con la frescura que la caracteriza y una sonrisa que es dificil de olvidar. Mi corazón, racional y frío como la misma mañana, se agitó. ¿Por qué me siento así? La pregunta resuena en mi mente hace días, atormentando mi razón, sin embargo parece que la respuesta está en los rincones más recónditos de mi corazón, a los que nunca antes me había atrevido a acceder.
He comenzado a ser más rígida con Fina, a imponer un tono severo en mis palabras, una distancia que nunca existió entre nosotras, pero que hoy parece ser inevitable. Su sonrisa, su mirada, su dulce voz, ahora se convierten en un reflejo que me incomoda. En el fondo, sé que esa dureza que exhibo no es más que un espejo que refleja mi propio miedo.
Cada vez que la miro, el aire se torna denso, como si nuestras miradas compartieran un secreto que no debemos pronunciar. Intento ser la Marta de la Reina que impone respeto, la dueña, la mujer casada, y en ese esfuerzo, me convierto en una extraña, incluso para mí misma. He levantado muros, he enredado mis pensamientos en una red de reglas, porque lo desconocido me aterra.
Nunca imaginé que una revelación así podía despertar en mí esta sensación incontrolable. La idea de que Fina, tan cercana y a la vez tan distante, pudiera ser así pero sobre todo que me genere esto dentro, desafía todo lo que he conocido, me estremece. Este ardor es nuevo, desconocido, y me desarma. La distancia que he impuesto, la dureza que exhibo, son solo intentos desesperados por ocultar lo que brota en mi interior: no sé qúe es pero me resulta aterrador, aunque paradójicamente liberador a la vez.
Cada mirada que compartimos es un recordatorio de que algo dentro de mí está cambiando, y la lucha por mantenerme a salvo se torna cada vez más difícil... la luz que veo en sus ojos se cuela por entre las grietas de mi fortaleza.
Fina, con su espíritu libre, me hace recordar que hay más en la vida que el cumplimiento de un papel. Me gustaría acercarme, pero el temor me atenaza. Si me permito sentir, si me entrego a la vulnerabilidad, ¿qué quedará de la Marta que todos conocen? Por eso la respuesta es NO.
Mañana, cuando la luz del día me encuentre nuevamente frente a ella, seguiré con mi máscara de dureza. Pero en este rincón oscuro de mi alma, sé que estoy atrapada en un juego de sombras, donde hay tantos sentimientos que no logro identificar que luchan por tomar el control.
La razón y mi alma desnuda están en guerra.
Quizás algún día pueda despojarme de mis armaduras (que hoy parecen de papel) y permitir que la mujer sensible que habita en mí muestre su fragilidad. Esa fragilidad que el mundo desconoce, oculta tras capas de seguridad y apariencias, ha sido expuesta por Fina, ante mi misma. Es una vulnerabilidad que he mantenido bajo llave, temerosa de que el mundo la juzgue, de que mis familia la consideren una debilidad y se ponga en duda mi capacidad. Pero Fina... Fina... ha desdibujado los límites que creí necesarios; su sola presencia desarma mis defensas y revela la parte de mí que anhela ser escuchada y aceptada. Esa mujer sensible, anhelante y perdida, ha comenzado a emerger, y aunque me aterra, también me llena de incertidumbre. ¿Qué pasaría si pudiera abrazar esa fragilidad en lugar de ocultarla? ¿Qué significaría ser libre y permitirme sentir por primera vez?
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El diario de MARTA
FanficFanfic sobre Marta y Fina. - CAPÍTULOS CORTOS- Soy: X: MaiFin Busca contar la historia de esos capítulos con los que nos quedamos con gusto a poco a través de lo que sería el diario de Marta, quien relata sus sentimientos y las escenas que que ya vi...