El diario de MARTA

23/05/1958 - La paleta de colores

Hoy, el eco de un beso que no fue resuena en mi mente como un canto de sirena, llamándome a las profundidades de un océano que me aterra y fascina a la vez.

No puedo sacar de mi mente el instante en que nuestras miradas se cruzaron anoche en la cocina. Cada centímetro de mi cuerpo se llenó de una electricidad que no supe cómo manejar. Era como si el aire mismo estuviera cargado.

En ese momento, todo se tornó frágil, como un cristal a punto de romperse, y en un instante de pura vulnerabilidad, el destino me puso al borde de un ancatilado. Pero el miedo... el miedo me apresó una vez más, y en lugar de dejarme caer a ese abismo, me llevó a huir.

Hoy, volví a verla, y no podía dejar de mirar sus labios, curvados en una sonrisa que no tiene igual a pesar de la tristeza que siente. Por el contrario, de los míos brotaron palabras afiladas una vez más, como si fuese necesario constantemente desplegar de mí un mecanismo de defensa. Un intento de protegerme, de protegerla.

"No soy lo mismo que tú", le dije, con un tono que ahora me pesa como el plomo.

En ella su expresión cambió, y vi cómo un destello de tristeza nubló sus ojos, esos ojos que aunque no lo admita, habían sido mi refugio en muchas tormentas. En ese instante, entendí que esas palabras, tan frías como el acero, pretendían construir un nuevo muro entre nosotras. "Necesitamos distancia", insistí, y mientras lo decía, una parte de mí se moría con cada sílaba pronunciada.

Durante todo el día, me invadia la pregunta: ¿por qué le hice daño?¿por qué le hablé así? Si todo lo que ella representa es ternura y alegría. La dulzura de su risa y el destello de su mirada son un bálsamo para cada una de mis heridas.

La verdad, es que me aterra admitir que en su presencia, mi mundo se vuelve más luminoso. Como si cada color cobrara vida en una sinfonía de matices que desconocía hasta el momento. Sin embargo, cada vez que intento poner distancia, ese mismo mundo, pareciera apagarse por compelto.

En cada intento de escapar, me doy cuenta de que estoy perdiéndome una nueva paleta de colores con la que podría pintar de ahora en más, cada uno de mis días.

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