Capitulo 12

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Pasó el tiempo y poco a poco la relación entre Naruto y Sakura volvió a la normalidad.

Seguían viéndose con menos frecuencia que antes y sus vidas amorosas eran un tema prohibido. Pero al menos, no se sentían incómodos juntos y era bueno compartir un vínculo, fuera cual fuera.

Era verano y hacía muchísimo calor. Sakura estaba en un pequeño café bebiendo un zumo fresco esperando a su novio cuando vio a Naruto trotando en la calle.

Su figura alta con su pelo rubio soleado eran inconfundibles. La vio y se giró en el acto con la gracia propia de un shinobi de alto rango. Entró en el café y caminó hacia su mesa, todo sonrisas. Algunas gotas de sudor le corrían por el cuello hacia el pecho y la espalda, casi sensualmente. Ya muchas de las mujeres lo miraban con hambre.

Con la típica ignorancia al estilo Naruto, se levantó la camiseta para secarse el sudor de la frente con la parte inferior de la misma, revelando en el proceso sus abdominales musculosos.

Las mujeres presentes jadearon y algunos chillidos ahogados resonaron en simultáneo. El rubio miró a su alrededor curioso sobre qué podría haber causado tal reacción y a la pelirrosa le gustó su yo despreocupado por una vez. Naruto al menos conservaba algo de su inocencia infantil.

Charlaron juntos, él riendo a carcajadas, ella sonriendo o regañándolo. Era tan bueno estar cerca de él y la kunoichi casi olvidó su cita.

Hikaru se detuvo en la puerta. El médico nunca había superado su ligero miedo al ninja rubio, pero no le gustó lo que vio. Esos dos estaban tan en sintonía el uno con el otro.

Sakura nunca me había sonreído así, nunca me había mirado así. Ese sentimiento amenazante de perderla hizo que dejara de lado su miedo a Naruto. Hikaru caminó hacia su novia y la besó con valentía en la parte superior de la cabeza, mirando fijamente a Naruto mientras lo hacía.

Naruto miró hacia otro lado. Sabía que, un día, un momento como ese sucedería. El rubio puso sus sentimientos bajo control y esbozó una sonrisa en su rostro, alzando la mirada hacia ella. El poderoso ninja saludó a la médica lo más amable que pudo y aprovechó la oportunidad para irse.

Naruto salió del café y reanudó su trote, la mayoría de las mujeres, jóvenes o mayores, todavía lo seguían con la mirada.

Hikaru se sentó frente a su novia, sus ojos negros la clavaron en ella. Se sentía terriblemente celoso y no parecía poder deshacerse de ese sentimiento. Sakura se sintió incómoda bajo su mirada.

—Entonces, ¿qué quieres hacer? —preguntó ella, intentando cambiar el ambiente. Él intentó relajarse y le sonrió, extendiendo su mano para tomar la de ella.

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Sakura siguió a Hikaru a su casa para tomar un té tardío después de su largo paseo por el río esa noche. El ambiente había sido muy romántico.

La pelirrosa se puso cómoda en su sofá mientras él preparaba la bebida. El hombre de cabello oscuro regresó y se sentó muy cerca de ella, sus muslos tocándose. Ella quería dar un paso atrás un poco, ya que siempre se sentía un poco incómoda con la proximidad.

En siete meses juntos, Hikaru siempre había sido un perfecto caballero, respetando la distancia que ella necesitaba. Nunca la presionaba demasiado, pero hoy estaba actuando un poco diferente. Había sido  cariñoso al exceso, no perdía ninguna oportunidad de agarrar su mano o poner una mano alrededor de su cintura.

Su novio se acercó más, inclinándose hacia ella, sus labios buscando los de ella. El beso fue más ansioso de lo habitual. Se inclinó más hacia adelante y la obligó a recostarse sobre el cojín del sofá. Nunca habían tenido sexo y él ya no esperaba más.

Cómo me enamoré de mi mejor amigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora