Capítulo 1.

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Las estrellas dejaron de brillar, nubes más oscuras que mi alma tiñeron el cielo indicando que se avecinaba una tormenta. Momento perfecto, para silenciar mi mente que no encontraba paz.

Los utensilios de caza siempre estaban prestos, solo me quedaba vestir aquel cuerpo sediento de acción. Vestida como de costumbre con atuendos oscuros, pantalón de cuero, camiseta y mis botas estilo militar enfundé mis dagas, ceñí el arco y las flechas, y lista para la misión. Salí cuando unas pequeñas gotas de agua caían sobre mi piel. Nadie se explicaba por qué aquel lugar me gustaba tanto como para considerarlo mi hogar. Había desarrollado una conexión profunda con aquel bosque que a todos aterrorizaba; pero a mí me embriagaba.

A la entrada saludé a mi preferido, un árbol que creo yo tenía alrededor de cien años, incontables las veces que me había escuchado gritar, y él me había transmitido paz. Me adentré como quien conoce a ciegas su hogar. Mi frecuencia cardíaca se disparó, y en el próximo estruendo empezaría a correr tras mi preciado animal. El bosque estaba sumido en oscuridad, solo los relámpagos emitían haces de luz. Escuché el primer estruendo y junto con el... Él primer ruido sincero de un animal en alerta. Mis sentidos se agudizaron, sentí la sangre fluir por mis venas de manera estrepitosa y corrí.

Corrí detrás de la bestia arco y flecha en mano, esquivando malezas y ramas hasta que se perdió de mi radar. Me centré, sentía la necesidad de matar brotando por mis poros, así que sigilosamente busqué entre matorrales, detrás de árboles y en vano, mi presa se había escapado. No me daba por vencida, trepé un árbol para así buscar con la poca claridad que emitían los rayos algún indicio del animal. Mirando a todos lados mis ojos observaron una figura, desde acá no podía divisar bien, bajé del árbol y con pasos apresurados fui acercándome. Alguien estaba sentado en lo claro del bosque encima de una piedra.

Perdería mi cordura ( la poca que tenía) no era lo que estaba en mis planes ¡ estaba loco!Quien fuera, hombre o mujer.¿Quería morir? En una noche como esa probablemente saldría lastimado. Una noche donde mis emociones estaban al límite y no se de qué sería capaz. Me acerqué al desconocido y le grité.

Fortuna Sit Tecum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora