Capítulo 3

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   Una ira se apoderó de mí, empecé a
gritar, dar patadas a cuánto árboles
había. Las voces me pedían que fuera y lo sometiera.

_  ¡ Estúpido, imbécil, cretino! Aaaaaahhhhhh.
 

   No me había alejado mucho, volví sobre mis pasos enojada pidiendo guerra, sangre y muerte. No estaba. El  bosque  dió vueltas a mi alrededor ¿ Dónde estaba ? No me gustaba nada lo que estaba pasando. Entonces lo sentí detrás de mí, aprisionó mi cuerpo contra el suyo y pude sentir la dureza de sus músculos. Sentí un erizamiento recorrer mi piel al escuchar su voz en mi oído, su acento era inusual.

_ Los cazadores siempre vuelven al mismo lugar donde dejan su presa.

   Recorrió todo mi cuerpo con sus manos aquello me desestabilizó un poco, con mis codos golpeé su estómago, un quejido salió de su boca, se tambaleó un poco y cayó. Recuperé mi arco y le apunté con el.

_ No te atrevas a tocarme más, huye sino te mataré con mis propias manos.

   Mi subconciente sabía que no podría hacerle daño. Hoy no. Si empezaba no podría parar y él era inocente o eso creía yo.
Su valentía supongo que decayó, porque corrió despavorido mientras le lanzaba una flecha al árbol cercano.
De momento un rayo impactó y a la vez se escuchó un disparo, se adelantaron, mi presa había sido cazada.

   Aquella noche no pude conciliar sueño, muchas preguntas surgieron en mi mente. ¿Quién era? ¿De dónde había salido? Cuál sería su pena para estar en el lugar más recóndito del planeta. Con toda mi frustración me fuí, debía aliviar de alguna forma las tensiones de mi cuerpo. El saco de boxeo no sirvió, ni las duchas de agua caliente aliviaron la tensión que tenía en mi cuerpo. Solo me quedaba irme al lago.

   La tormenta había pasado y la luna se reflejaba en el agua cristalina. El lago estaba en calma, tenia una quietud que daba un poco de miedo pero a mí me hipnotizaba. Quité mi ropa y desnuda fui caminando hasta  sumergirme en mi paraíso. Escuché ramas de árboles quebrarse y reí, ahí estaba otra vez, tenía un admirador anónimo que le gustaba verme, cada vez que visitaba el lago ahi estaba él, no me preocupaba saber quién se escondía detrás de los árboles pues no le tenía miedo.

   Sentí como mis tensiones empezaron a desaparecer mientras me adentraba en lo profundo de las aguas. Nadé hasta que mis brazos y piernas  no pudieron más. Fresca y relajada me acosté para descansar un poco antes de que llegara el día, eso creía yo porque sonó mi teléfono, una notificación había entrado.


   Holaaaaaaaa a todos los que me leen, por favor comenta que te está pareciendo la historia hasta el momento.

   ¿ Qué creen le gusta cazar a esta chica inusual?

Fortuna Sit Tecum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora