Fortuna Sit Tecum.

Capítulo 8

     Aviso importante:

Este capítulo no es para todo tipo
de público. Hay violencia sexual. Se
recomienda discreción.

                    

                    🔪🔪🔪🔪🔪

   — ¿Te sientes incómoda en un lugar así?

   — Para nada.

   Llegó la bebida y el muy condenado había pedido para ambos un Whisky con té. A pesar de no contentar mi paladar lo tomé. Caminé sin mirar atrás hacia un tubo que había cerca, nunca había hecho un Pole Dance. Subí los escalones lo más elegante posible y de espalda a él bajé la cremallera de mi vestido, debajo tenía una hermosa lencería muy diminuta de encaje rojo. El rojo resaltaba en mi piel pálida y tenía unas curvas preciosas bien trabajadas por años de entrenamiento, mi pelo negro que cubría mis senos carentes de sujetador, llamaron la atención de un público alentador.

   Empecé a moverme al compás de la música, me sentí desinhibida, asi que me giré, todos gritaron un — ohh —
Silbidos y palabras lascivas me hicieron menear mis caderas de forma sensual. Trepé el tubo, cuando estaba a la mitad, abrí mis piernas, me sostuve fuerte con mis brazos y balancee mi cuerpo hacia arriba. Los hombres gritaban y aplaudían, quedé con mi cabeza hacia abajo y mis pies abiertos hacia arriba, noté un cierto mareo y poco a poco me fui incorporando. Me sentí mal de repente ¿Qué me estaba pasando? Todo daba vueltas. El político se levantó de su asiento y caminó como un león detrás de su presa. Me iba de picada y en el preciso momento me tomó en sus brazos.

   En ese momento comprendí su modus operandi, drogaba a las chicas con el supuesto trago, eso significa que el bartender sabe como preparar. Tendida en su hombro, me llevaba por un pasillo largo lleno de puertas, seguro que habían habitaciones, desbloqueó una puerta y me tiró a una cama.

   Debía calmarme ¡¡pero no podía moverme!! Cómo iba a calmarme. Este hombre me las iba a pagar, digo si es que salía viva.
Este tipo acostumbraba a matar a sus víctimas, ¿Sus víctimas? Todas chicas jóvenes, enredadas por falacias que salían de su boca. Era un sádico, cada cuerpo que habían encontrado, presentaba traumas severas en la pelvis, asfixia y otros tantos que mejor no traigo a mi cabeza, y lo más importantes nunca se le había podido probar nada. Un horror empezó a apoderarse de mí. No podía hablar, lágrimas salían de mis ojos. Y allí en aquella cama tirada; desfilaron las crueles imágenes por lo que me habia convertido en una asesina. Una chica amarrada gritaba sin parar, una bofetada, otra y otra, ropa rasgada, cortaban su piel para lamer su sangre, la penetraron tan fuerte que sufrió desgarros y una hemorragia severa, que hasta el día de hoy duele.

    Parado delante de mi se desnudó , empezó a besarme lentamente, hasta que sus besos se intensificaron, sus pupilas se dilataron, rompió mis bragas, perdió el control  por completo.

   — Así que tenías deseos de qué... De qué exactamente. Pues no lo sé y tampoco me importa.

   Aquel putrefacto ser me contemplaba con un hambre que nunca lo había precensiado en ningún otro hombre. Su monólogo me daba náuseas.

— Sólo se que ahora estás aquí y me voy a divertir, mañana quizás  no vivirás.

   Mi mente no paraba de pensar en posibles salidas, había sido entrenada para todo. Pero rayos no me podía mover, solo el milagro del bosque... una tormenta podía salvarme.
Trepó a mi cuerpo me mordió, me viró con la boca hacia abajo y azotó mi espalda, mis nalgas, ya no sentía el dolor, estaba a punto de desmayarme y paró. Se restregó contra mí y sentí su erección, ohhhh no podía creer me iba a violar, no puede ser. Otra vez tendría que pasar por aquello. Me penetró como un demente mientras agarraba mi pelo y me lamía. Un asco salió desde lo más profundo de mis entrañas. No cedió, mis lágrimas, y arqueadas lo alentaron a mucho más.  Sentía un líquido caliente saliendo de mí, sería sangre, semen o qué. No podía más, el dolor era insoportable, gritaba en mi mente, era mejor morir.

   Cuando estuvo saciado me dejó, no sin antes voltearme para decirme.

   — Ves lo que sucede con las chicas atrevidas.

   Me sentía al borde de la muerte, creo que ya me iba. No le bastó violarme, azotarme y ahora golpeaba mi cara con una ira indescifrable.

   — Quién sea que te haya mandado está advertido.

   Me fuí de este mundo en un día aterrador un 31 de octubre, ya no había nada en mi mente, no despedidas, de todas formas yo no tenía a nadie en este mundo. Solo Black.

     Aaaaahhhh😱 que pasó.
Murió. No puede ser .
Jjjj por día coméntame que te ha parecido este loco cap.