Recompensas

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Podemos ver a nuestro héroe, Luffy, corriendo a través del piso 6, casi llegando a la entrada secreta que lo llevaría al piso 5. De repente, sintió un tirón extraño, como si unas voces suplicaran que no se marchara. Se acercaban, rogando que conociera su historia. En ese instante, Luffy se detuvo, indeciso. Su instinto le decía que debía escuchar las voces, pero él sabía que debía seguir con el plan.

Luffy miro a Ivancov.—Iván-chan, continúa con el plan y llega hasta el primer piso. Yo debo averiguar algo en el piso 6, luego te alcanzo—. Se dio media vuelta y corrió hacia el piso 6. Hancock, por supuesto, no iba a dejar solo a su amado, así que lo siguió. Mientras tanto, Buggy el Payaso y Mr. 3 fueron arrastrados por Boa Hancock, ya que podrían ser útiles en caso de problemas.

Mientras Luffy corría, miró hacia atrás y le gritó a Kuma. —¡Hey, Ōkuma (gran oso)! Asegúrate de que lleguen a salvo. Eres muy fuerte, así que serás el mejor guía—. Kuma, detenido en su idea de seguir a Luffy, vio esto como una oportunidad para demostrar su valía ante el posible Nika. Solo asintió y siguió a los demás, mientras Luffy se alejaba con Boa y los otros dos prisioneros.

Ivancov, al ver esto, gritó. —¡Mugiwara-boy, no puedes irte ahora! ¡Debemos darnos prisa! La ventana de oportunidad para escapar es corta mientras Magellan está debilitado por su pelea con Barbanegra—. Pero Luffy la ignoró y siguió corriendo hacia las profundidades del piso 6. Ivancov decidió confiar en él y llevó a los prisioneros del piso 6, junto a su pequeño ejército del piso 5.5, hacia el piso 4.

Luffy avanzó por las profundidades de Impel Down. Las voces le gritaban que había llegado al lugar correcto. Mordió su dedo y activó su Tercera Marcha, Hueso de Globo. Sin embargo, al golpear el suelo, no fue suficiente; estaba hecho de piedra marina. Las voces lo guiaron hacia una pared común, y Luffy presionó una sección secreta, revelando una oscura escalera cubierta de polvo y telarañas.

Sin dudarlo, bajó corriendo. Hancock lo siguió al instante. Mr. 3 y Buggy, al darse cuenta de que se quedarían solos, tomaron antorchas y se apresuraron a seguirlos también, temiendo la furia de la Emperatriz si desobedecían sus órdenes.

Mientras descendían a las profundidades, notaron que habían bajado mucho más de lo que esperaban. Era como si este piso se extendiera más allá de lo habitual pensaron, mientras el silencio los envolvía. Tras varios minutos, el pasillo estrecho se abrió a un espacio inmenso, iluminado por rocas fluorescentes que lanzaban un brillo inquietante.

Para su horror, cientos de esqueletos crucificados decoraban el lugar, como si la población entera de una ciudad hubiera sido condenada a una muerte macabra. Cada figura, sin vida, estaba exhibida con un propósito siniestro. Luffy y Buggy se detuvieron al notar que los esqueletos tenían alas. Sin embargo, a diferencia de los habitantes de las islas del cielo, estas eran grandes y robustas, mucho más imponentes que las pequeñas y delicadas alas de aquellos que conocían.

Avanzaron a través de esa ciudad de muerte, con huesos de adultos y niños dispersos por todas partes. Las ruinas sugerían que alguna vez había sido una ciudad. Luffy continuó siguiendo las voces hasta llegar a las ruinas centrales, donde encontraron un Poneglyph. Luffy miró la enorme roca y murmuró. —A Robin le gustaría que le llevara esto, pero no tengo cómo copiarlo—.

Buggy, mientras buscaba tesoros, encontró unos pergaminos de cuero bien conservados y bloques de tinta. Al escuchar a Luffy, lo miró y dijo. —¿Quieres una copia del Poneglyph? . Supongo que nunca encontramos este—. Murmuro mientras preparaba la tinta. —El capitán no tenía forma de saber que estaba aquí—. Todos lo miraron asombrados mientras Buggy copiaba los símbolos del Poneglyph con sorprendente maestría. Para su incredulidad, parecía estar leyendo lo que decía.

Buggy terminó de copiar los símbolos y los miró. Al notar sus expresiones, explicó. —Oden-san me enseñó un poco cómo leer y escribir este raro lenguaje. No lo entiendo del todo, pero es fácil escribirlo con algo de práctica—. Decidieron ignorar cómo un pirata con solo 15 millones de berries de recompensa podía leer los Poneglyphs sin que el Gobierno lo supiera. Una vez que las voces quedaron satisfechas con que Luffy tuviera una copia de su historia, dejaron de hablar, y el grupo inició el ascenso nuevamente.

One Piece: El Mundo Está CantandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora