Ya no puedo llorar frente a la gente,
por más que me dañen, por más que me hieran,
mis lágrimas se esconden, se vuelven ausentes,
y aunque me quiebren, ya no se liberan.Pasé dos años llorando en silencio,
en noches oscuras donde nadie miraba,
ahora, aunque el dolor me queme por dentro,
no hay una lágrima que a la vista se escapa.Sonrío, con la boca aprieto el engaño,
escondo tormentas tras un gesto liviano,
aunque por dentro me ahoga el quebranto,
ante los demás, finjo que no siento daño.Recibo los golpes, las heridas profundas,
pero mi rostro sigue como si no pasara,
y aunque me ofendan, me aparten, me hundan,
ya no permito que nadie vea mi alma desgarrada.Sonrío para ocultar lo que no entienden,
el dolor que llevo, la carga que arrastro,
pero aunque no llore frente a la gente,
en soledad, mi corazón sigue deshecho y frágil, bajo el manto.