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— ¿Sabías que, cuándo miramos las estrellas, en realidad estamos viendo el pasado?. — Preguntó con la mirada fija en el cielo. Cada vez que iban a ese lugar en específico se quedaba fascinada por la increíble vista que tenía sobre ella.

— ¿Um? — Su novia dejó de prestar atención a su celular y la miró confundida. — ¿A qué te refieres?

— Digo que... según la velocidad en la que viaja la luz, lo que estamos viendo ahora pasó hace cuatro años atrás.

Karina sabía que su novia era una gran fanática de la física y astronomía, pero aún así no podía evitar soprenderse cada vez que Kim le hablaba de temas tan complejos con tanta facilidad.

— Fascinante, ¿no? — Minjeong dirigió ahora su vista hacia su novia quién la veía con ojos llenos de cariño. Al estar recostada sobre el regazo de la mayor, se le hizo muy fácil notar el peculiar brillo en sus ojos. Era como si las estrellas y sus ojos se hubieran puesto de acuerdo para brillar como nunca en ese día.

Karina asintió. — Lo es, bebé.

Minjeong sonrió tímidamente ante el apodo al que aún no estaba acostumbrada a recibir. Apartó la mirada y observó el cielo nuevamente. Karina hizo lo mismo y se mantuvieron en un silencio reconfortante por unos segundos.

— Eso quiere decir que... nosotras... estamos viendo algo que pasó cuando aún no nos conocíamos. — Habló nuevamente Minjeong sumergida en sus pensamientos. Karina agachó su mirada con la intención de prestarle toda su atención. Escuchar lo pensamientos de su chica era una de sus cosas favoritas. — ¿Tú crees que cuatro años después de esto... volveremos a ser extrañas para nosotras? — La sonrisa de la mayor se desvaneció ante la pregunta. Segundos después Minjeong pareció darse cuenta de lo dicho así que se reincorporó rápidamente en la banca y buscó la mirada de la mayor con desesperación, la cual estaba más que desorientada en ese momento. — Lo siento... estaba pensando en voz alta... — Una risa nerviosa se escapó de sus labios, sin embargo, esta no contagió a la pelinegra.

— Winter... — Karina se acercó más a la rubia sin despegar su vista de la mirada de cachorrito arrepentido que le regalaba Kim. — ¿Es eso lo que piensas?

Minjeong no podía hacer nada más que quedarse quieta. Tenía mucho miedo de cómo podía reaccionar su novia ante lo que acababa de decir.

Karina posó su mano sobre la mejilla de la más baja y la acarició con su pulgar. Se inclinó lentamente sobre sus labios y dejó sobre ellos un pequeño, corto, suave, pero dulce beso. — ¿Te da miedo que algún día dejémos de estar juntas?

Minjeong no pudo ocultarlo más. Unas pequeñas lágrimas desprendieron de sus ojos como si hubieran esperado mucho para hacerlo. La mayor usó sus dos manos para limpiar sus lágrimas mientras Minjeong asentía con la cabeza.

— Amor, no hay nada de qué preocuparse. — Habló Karina mientras atraía el cuerpo de la contraria hacia su pecho con la mayor delicadeza del mundo. — ¿Cómo podría estar con alguien más cuando todo lo que quiero es a ti?

Minjeong deslizó sus brazos sobre la cintura de la mayor y escondió su cabeza en el hueco entre su cuello. Se sentía segura si estaba en sus brazos, pero las inseguridades que tenía no se podían superar de la noche a la mañana. Esperaba hacerlo pronto para así por fin poder ser lo suficientemente buena como para poder salir con la mismísima Yu Jimin que todos los de su escuela deseaban.

— Te amo... — Apenas pudo formular a la vez que acercaba más su cuerpo al de su novia con la intención de sentirla más cerca.

Que no la soltara.

Our Baby Haerin | Winrina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora