𝐋 | Dónde Bonnie Lupin está enamorada de uno de sus mejores amigos, pero luego de una decepción amorosa, decide ya no convivir con él.
O dónde George Weasley está convencido de no sentir nada por su mejor amiga, pero al darse cuenta de que estaba e...
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LA LOCOMOTORA DE VAPOR, DE COLOR ESCARLATA, esperaba en el andén lleno de gente. Bonnie se encontraba verificando que su mascota, una gata de raza siamesa, que se encontraba dentro de su canasta de mimbre, estuviera bien.
Los ánimos de la chica no eran los mejores, porque después de todo el drama de hace días, lo único que deseaba era no volver a Hogwarts. Pero no era porque no quería tener ninguna clase de contacto con su profesor de Defensas Contra las Artes Oscuras, ahora su padre. Si no porque estaba cansada; cansada tanto mentalmente como físicamente. Tenía muchas ideas en su cabeza, listas para convertirse en palabras y salir de su boca para desahogarse y, estaba segura de que lo haría. Por otra parte, sentía el cuerpo extremadamente cansado, no había estado muy pendiente de su salud, por lo tanto, estaba algo debilitada.
Sus abuelos estaban preocupados porque ella debía volver allá y en algún momento hacerle frente a Remus. Por otra parta Bonnie tenía muy en claro lo que debía hacer al llegar a Hogwarts porque en su mente divagaba solemnemente una sola idea y se mantenía firme en ella.
──Cualquier cosa que necesites, sabes que puedes escribirnos──dijo la mujer abrazando cálidamente a su nieta──. Y por favor cuídate cariño
──Si abuela──la castaña se separó y mirando a su abuelo le sonrió levemente──. Nos vemos en vacaciones, adiós.
La manera tan distante en la que la chica se había despedido de sus abuelos a ellos les dejo preocupados.
Cuando Richard y Bonnie se adentraron al interior del tren, ella por sí sola escogió su camino en busca de una cabina disponible. Richard entendió el mensaje, sabía que su hermana quería estar sola y en parte lo entendía porque anteriormente Bonnie también estaba disgustada con su mellizo por él echó de que no le haya contado la verdad del tema; que él ya sabía que Remus era su padre y que, por lo tanto, él siempre intentaba esquivarlo.
Cuando encontró un lugar vacío se puso a acomodar la canasta de mimbre con su gata adentro. Aunque poco segundos bastaron para sacar a la felina y acomodarla sobre sus piernas.
