En una secundaria donde los sueños y las inseguridades chocan, Kim Taehyung y Kim Jennie forjan un amor prohibido que desafía todas las normas. Él, un joven de orígenes humildes, se siente deslumbrado por ella, la hija de un magnate atrapada en un m...
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El anuncio retumbó en el auditorio, y las emociones entre los estudiantes fluctuaban desde la indiferencia hasta el entusiasmo contenido. Algunos ya imaginaban días de aventura en la isla, mientras otros parecían menos animados. Jennie, por ejemplo, simplemente suspiró, lanzando una mirada de fastidio.
Habían recuerdos en aquella Isla que la perturbaban demasiado que ni siquiera podía pensar en volver a ese mismo lugar. Personas en que ella estaba segura en que podía confiar habían vuelto ese lugar una pesadilla.
—¿Otra vez Jeju? —murmuró en voz baja.
A su lado, Lisa no podía ocultar su emoción. Sus ojos brillaban y su sonrisa delataba la emoción de quien ya estaba haciendo planes para disfrutar al máximo.
—¡A mí me encanta Jeju! —dijo en voz alta, como si el entusiasmo fuera contagioso.
Jennie alzó una ceja y la observó con curiosidad.
—Te veo... bastante entusiasmada, Lisa.
Rosé, que observaba desde el otro lado, dejó escapar una sonrisa traviesa, sin perder detalle.
—Seguro está pensando en ese chico nuevo que conoció ayer, —comentó, intentando sonar casual, pero con un toque de picardía.
Lisa sonrió, mordiéndose el labio mientras bajaba la mirada.
—No lo niegues, Rosie. Es... realmente guapo. Su cabello, sus ojos... —dejó la frase en el aire, como si fuera a guardarse esos pensamientos para ella misma.
De repente, mientras maquinaba sus fantasías acompañada de su mirada perdida hacia la ventana se vio interrumpida al ver al entrenador salir al campo, seguido del equipo de rugby. Los jugadores, con sus uniformes impecables, avanzaban con una postura que proyectaba fuerza y disciplina. Jungkook, Namjoon y Jin iban al frente, su presencia imponente dominando el campo.
Pero Lisa...no pudo evitar fijarse en otro detalle. Entre ellos destacaba un rostro nuevo, alguien que, al parecer, era parte de los reclutas más recientes. Era Park Jimin, su amor platónico que había conocido hace un par de días.
—Oh, miren chicas... parece que el equipo de rugby ha incluido a los nuevos, —dijo con entusiasmo, observando la alineación en el campo con evidente interés—. Jimin... se ve increíble.
—Con cuidado Lisa. Se te cae la baba —bromeó Rosé, aunque ella también miraba, de reojo, al equipo de rugby. Trataba de no mostrar interés, pero sus ojos la delataban.
—Oye... espera, ¿ese no es Taehyung? —murmuró Rosé, girando la cabeza hacia Jennie con una mirada inquisitiva.
Jennie sintió un vuelco en el estómago y, sin pensarlo, se levantó y caminó hasta la ventana. Su mirada buscó entre el grupo de chicos hasta que se encontró con él. Taehyung, vestido con el uniforme del equipo, lucía imponente bajo el sol. Su cabello oscuro resaltaba, y su postura alta y decidida lo hacía destacar entre los demás. Jennie no pudo evitar sonreír de manera involuntaria al verlo.
