SONRISA Y LLANTO

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Sonrisa y llanto juntos van siempre
Cada uno sin el otro no puede existir
Por eso cada instante se siente
Que con ellos hasta el fin debemos vivir.

Segundo Gibar Obeso

## No soy de hacer comentarios o algo, pero siento que debo disculparme había dicho que hace dos meses iba a actualizar; pero por diversos factores no lo hice, pero bueno, lamento lo sucedido y probablemente me demore un mes para volver a actualizar, igual muchas gracias por seguir leyendo##

¿Tristeza, frustración, dolor, impotencia, culpa? ¿Cómo debemos llamar a la emoción, sentimiento o lo que sea que es la mezcla de todo ello? ¿Por qué las penas no vienen solas, es que acaso se deleitan cuando vienen juntas?

Rami estaba llorando desconsoladamente, se sentía triste, después de todo, todo esto era su culpa o al menos eso es lo que ella piensa; qué tan desconsolada ha de sentirse para que ni siquiera Miyamura estando junto a ella pudiera calmar todo su dolor. Pues cómo ha de sentirse uno si una persona muy querida se va de tu vida, alguien a quien conoces desde prácticamente toda tu vida se adelanta en la partida, y lo último que hiciste fue discutir con aquella persona.

Para entender todo aquello, hay que regresar un poco en el tiempo, unas horas antes, pues si la vida enseña algo es a apreciar cada segundo porque en un descuido puede ser el último.

– Sora, levántate de una vez, vas a llegar tarde a la escuela – habló la chica, sin embargo, su hermano no le contestó, ella supuso que él aún estaba algo herido por lo que había pasado ayer en la noche, y aunque le quería dar su espacio, el que estuviera dolido no era motivo para que no vaya a la escuela.

La hermana mayor entró al cuarto del menor a hablar con él sin embargo lo encontró durmiendo cosa rara en él pues era alguien con un horario muy estricto debido a su particular condición médica. El verlo así le recordó el pasado, y el tenerlo tan indefenso le hizo pensar que realmente parecía un chico normal, no obstante sabía que debía levantarlo, así que fue a jalonearlo del brazo para que se levantara, sin embargo, al simple roce notó que algo estaba mal con aquel niño, pues, estaba ardiendo, rápidamente se preocupó y fue a tocarle la frente, lo malo es que sus sospechas eran ciertas, estaba caliente su frente por lo que llegó a la conclusión que tendría fiebre; para un chico normal eso podría no ser tan malo, pero dada su condición lo mejor era darle los mejores cuidados, llamó a Sengoku pidiendo que justifique su falta pues su hermano se encontraba enfermo.

Rami decidió que posiblemente lo mejor era ponerle paños húmedos en el cuerpo mientras lo dejaba dormir, hasta que recordó algo que la hizo congelarse.

– ¿Y de dónde sacaste tanta energía? Normalmente caes rendido al toque. – dijo la hermana.

– Pues tomé el doble de la dosis que debía –dijo el infante tranquilo.

– ¡Estás loco! – gritaron los dos receptores de aquel mensaje.

– Tranquilos, lo tomé a diferentes horas, además, aunque medicina no es mi especialidad hice los cálculos, mañana tendré un poco más de sueño que lo normal, pero de ahí no pasará.

– Igualmente estás castigado – habló en tono firme la mayor.

– Por favor, no le harías eso a tu lindo hermanito – dijo haciendo la cara más tierna que podía.

– ¡Ah! – exclamó con frustración la chica–mañana discutiremos esto.

–Oki-Doki.

Rami reaccionó y rápidamente se fue a llevarlo al hospital más cercano, junto con todos los medicamentos que él tomaba, mientras hacía eso había llamado al hospital avisando de la condición de Sora, para que no le aplicarán alguna medicina que reaccionara con otra que el ya había ingerido. Aunque no sabía a ciencia cierta qué era lo que él había hecho con su medicación, puesto que nunca lo vigilaba ya que confiaba en el buen juicio de su hermano, craso error porque si bien es cierto que sabía todo lo que él tomaba no sabía cuál tomaba a qué hora, y sinceramente, ¿Alguien podría culparla por confiar en el criterio de su hermano? Después de todo el chico sufría con una mutación desde que nació, su cerebro se había desarrollado de tal forma que su inteligencia era superior a la de alguien de su edad, e incluso él tenía un buen cerebro para términos de adultos, no obstante, el usarlo a su máxima capacidad provocaba gran dolor al chico cuando se esforzaba demás, mareos, náuseas, dolor corporal e incluso sueño excesivo, esos eran los síntomas más comunes que el niño sufría, además de un cuerpo frágil comparado con niños de su edad. Además, el niño nunca había dejado que ella estuviera al tanto de todas sus medicinas, no quería fatigar a su hermana y aunque ella realmente había querido saber todo respecto al tratamiento de él, respetó su decisión.

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