Capítulo 2: Experiencias en el amor.

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La vida es un sinfín de experiencias que te llevan a errores, de errores que te llevan a experiencias, de experiencias que te llevan a conocimiento. 
Un corazón que empieza a acelerarse cuando ves a esa persona, esa emoción que nunca antes habías experimentado, sentimientos confusos que te hacen estar fuera de sí.

Una línea trazada sobre otra, formando un boceto sin mucha estructura. Matices y colores que pintan una hoja, dándole sentido a lo que antes no significaba nada más que un dibujo en proceso.
Bueno, se supone, que así es el amor.

Pero, ¿cómo lo voy a saber? Si nunca lo he experimentado.

.....

La alarma suena un día más, justo cuando estaba empezando a caer en un sueño profundo.
Ni siquiera un sábado podía dormir completo, pues tenía que ir al trabajo. Era fin de mes, iba a cobrar en unos días y eso era lo que me llenaba de esperanza.

A ver si este mes, podía llegar a cobrar más de lo que me cuesta pagar el alquiler.
En fin, el sueldo de un adulto funcional no es tan funcional como lo debería de ser.

Me pongo mi mejor outfit; el uniforme del Mc Donald's.
Salí de casa con ganas de que cayera un meteorito aquí y ahora, pero lastimosamente nada de eso pasó.

Me metí en el coche, apenas me quedaba una barra de gasolina y eso que ayer tenía tres completas. Ese tío no me dio ni las gracias...

Arranqué el coche que decía a gritos que estaba cansado, pero había que sacarle el máximo provecho a mi Renault del 2000.
Como todos los días, siempre me cruzo a alguno que otro idiota que parece que le han dado el carné de conducir de gratis.

...

Llegué al trabajo, estuve en el coche un rato mentalizándome sobre el turno de mierda que me esperaba, el de la hora del almuerzo.
Lleno de niños gritando y siendo felices, yo también quisiera volver a ser como ellos.

Me puse en frente de la caja registradora, pues mi turno era de cajera.
Atendí a muchos clientes durante una hora, todos pedían esa maldita oferta que me hacía ojitos desde que había salido, pero me parecía una completa estupidez invertir mi dinero en lo que me da de comer. Diciéndolo así, suena muy mal.

Un cliente muy alto se puso en frente de mí, alcé la vista y vi su cara.
Cabello castaño y liso, con corte de libro que sospechosamente le quedaba bien. Pecas, un lunar debajo del ojo, un septum en la nariz y ojos grandes y verdes.
Una buena descripción que parecía sacada de un libro de princesas, pero su personalidad no era la de un príncipe.

—¿Me pondría un Happy Meal, con una hamburguesa de queso y unos nuggets? —Apoyó su mano en el mostrador y me miró de arriba a abajo.
—Aquí no se hacen los pedidos, aquí solo se paga en efectivo, puedes hacer tu pedido en las pantallas de allí. —Le señalé el lugar donde había un montón de gente acumulada.
—Pero es que no entiendo como funcionan las pantallas esas. —¿Este tío vivía en una cueva o tenía ochenta años?
—Le diré a mi compañero que te lo explique.
—Explícamelo tú.

Que sinvergüenza... 
—No puedo, tengo que atender en la caja.
—Por favor... —Puso una cara de pena muy tierna, pero no podía jugarme mi puesto de trabajo porque un tío me manipuló sentimentalmente con su mirada.
—Ciro... No me hagas perder el tiempo, por favor.

—No me voy a ir si no me lo explicas.
—¡¡Vete ya, por Dios!! —La paciencia había llegado a su fin, del grito que pegué toda la gente se giró a mirarme, que vergüenza...

Una compañera del trabajo se acercó a mí y puso su mano en mi hombro, haciéndome un gesto para que me fuera.
No me fijé bien en su cara, pero le agradeceré toda la vida.

Como NO enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora