𝕹𝖎ñ𝖔 𝖇𝖔𝖓𝖎𝖙𝖔 (𝘞𝘪𝘭𝘭𝘮𝘪𝘬𝘦)

★-4

Ha pasado solo un año, pero Michael parece otra persona. Lo siento distante, extraño, como si algo se hubiera roto en él desde que cumplió trece la semana pasada. Su mirada ha cambiado, y en su forma de hablar, de moverse, hay algo que me resulta desconocido, como si un velo hubiera caído entre nosotros, como si la cuerda de nuestra relación padre e hijo se estuviera rompiendo poco a poco.

Casi no me dirigía palabras, y cuando lo hacía su tono era muy leve, casi un susurro. Aun así, sus hermosos rasgos no desaparecieron. Su cara de niño empezó a tomar forma, sus pecas antes notables ahora ya no se veían, aunque después de todo seguía teniendo esos ojos celestes tan hipnotizantes, casi como el cielo.

Sabía que era mi deber hablarle sobre los cambios que estaba viviendo, sobre esta nueva etapa. Pero, para evitar la evidente incomodidad de ambos, opté por dejar que la escuela se encargara de esa tarea, no sabría como comentarle que le mentí por años con ese viejo truco de la cigüeña.

Evan cumplió los tres, se volvió más inquieto, aunque no lo suficiente para superar a Michael de pequeño, oh joder, el sí era un desafío completo, uno que en tan solo una o dos horas te agotaba psicológica y físicamente. Se enfocó más en sus amigos del jardín infantil, eso me mantenía sereno al saber que había personas que lidiaban su energía levemente elevada durante unas buenas 8 horas.

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Me concentraba en ajustar los últimos detalles de un endoesqueleto para la pizzería. Desde que la abrí, el negocio había ganado bastante popularidad. Los ingresos eran estables, lo suficiente para permitirme cumplir con algunos caprichos, tanto míos como de mis hijos.

Los gritos alegres de los niños se mezclaban con las conversaciones de sus padres y el constante zumbido de las máquinas árcade, creando un ambiente vibrante en el lugar. No podía evitar sentirme orgulloso; mi negocio había ganado reconocimiento, y pronto se expandiría con nuevas sucursales. Me levanté de mi escritorio, y aunque Henry me lanzó una mirada por encima de sus lentes, no dijo nada mientras yo salía de la oficina.

Encamine a la sala de árcades buscando a mi objetivo, lo vi jugar con su nuevo amigo: Un chico moreno de pelo negro. Espere a que el niño se fuera para ir hacia él, me incline a su pequeña altura y mi mano descanso en su espalda baja.

—¿Qué tal, campeón? No me has hablado en todo el día.

Con mi mano libre, tomé suavemente su barbilla y giré su rostro hacia mí para darle un beso en la mejilla. Su piel era cálida y suave al tacto. Michael se apartó casi al instante, y un adorable sonrojo se extendió por sus mejillas. No pude evitar soltar una ligera risa al verlo así.

—Ya no soy un niño papá, es vergonzoso.

Ah, sí, esa etapa donde todo le avergüenza. De niño solía amar como besaba sus cachetes regordetes, parece que tendré que acostumbrarme a su nuevo yo.

—¿Te da pena que te mime frente a todos estos niños?— Otra risa escapo de mis labios cuando sentí su pequeño puño contra mi abdomen, por poco que parezca no dolió para nada considerando que desde pequeño era fuerte. Levante las manos en derrota. —Bien, no me burlo más.—

El chico con el que estaba jugando llego de nuevo a donde Mike, lo observe a detalle, cosa que pareció tensarlo, soy un hombre intimidante, lo admito. Decidí dejarlos solos para que se diviertan. El término "solos" para mí es observarlos por las cámaras, analizando minuciosamente el nuevo amigo de mi hijo y sus intenciones hacia él.

No dejaría que lo bese, que lo toque, que lo vuelva suyo. Michael es mío.

Percibí el sonido de la puerta abriéndose, rápidamente cambié a otra cámara, fingiendo estar evaluando el trabajo de mis empleados. Henry volvió a mirarme, esta vez con un dejo de curiosidad, ya que nunca me vio ver las cámaras para vigilar a mis empleados.

Si supiera lo que realmente vigilaba...

Capítulo cortito y un poco demorado en cuanto a salida

Las cosas se pondrán un poco curiosas el otro capítulo 🤭