No podía describir como se sentía en ese momento, nunca en su vida se había sentido tan humillada como ahora.
Fuera de su deseo le práctica sexo oral a nicholas. El lo estaba disfrutando, le gustaba ver el poder que tenia sobre ella.
Acabo dentro de su boca obligándola a tragar.Ella pensó que todo se había acabado, que esquivada estaba.
–Eso es, lo hiciste tan bien que podría hacerte un monumento a la mejor ramera que he tenido.–dijo con una sonrisa ayudándola a levantarse del suelo.
La mujer no se atrevió a decir nada. Lo hecho hecho estaba y así será siempre. Remojo sus labios mirando al suelo.
Cerro sus ojos al sentir el brazo de el rodear su cintura.
Las yemas de los dedos de Nicolás recorrieron su mejilla, hasta llegará a su labio inferior el cual acaricio con su pulgar.
Sus ojos oscuros recorrieron los de ella, aunque su único atención estaba centrada en los jugosos y apretado pechos en su camisa blanca que sobresalen por los botones sin prender.
–no entiendo por qué te pones así, se que en el fondo esto te está gustando.–el dijo con malicia acercando su boca a la de ella besándola a la fuerza, el cuerpo de ella retrocedió contra el escritorio tras de ella quedando atrapada.–¿o no lo estás disfrutando?– pregunto entre dientes de manera amenazante.
Ella nego con una sonrisa fingida.
–no, yo si lo estoy disfrutando.–mintio.
–¿esto te gusta?–pregunto apegando su erección al cuerpo de ella, quien asintio con su cabeza al borde de un colapso en cualquier momento. –perfecto.–dijo antes de rasrgar su camisa blanca literalmente arrancándole su ropa como un maldito animal.
Olivia cubrió su boca mientras el besaba su cuello y acaricia su entrepierna. Deseaba gritarle para que se detuviera, gritar lo asqueada y mal que estaba. Pero eso nunca pasó, lo único que pasó fue su cuerpo sobre el escritorio siendo tomada por el, sin negación física pero si mental.
El era tan brusco y descuidado, en todo momento solo busco su propio Placar.El cuerpo de ella estaba contra la madera recostada mientras el la embestía desde atrás, tomándola de su cabello dejando enormes chupetones en su cuello, su otra mano libre la tomaba con fuerza de su cadera, golpeando su trasero. En todo momento la trato como una prostituta.
Ella cerró sus ojos al sentir un orgasmo involuntario aproximarse, pedía internamente que el acabará antes que ella, esa conducta era totalmente involuntaria.
Sentía repudio el sentirlos detrás de ella, su piel totalmente desnuda contra la suya, su verga dentro de ella, y sus manos en ella.
Lo inevitable paso, un gemido de placer la delató ante el, junto a su orgasmo, su atención a su clítoris fue la gota que derramó el vaso.
Miles de dólares fueron dejados en la palma de su mano.
–lo has hecho muy bien, Pero estoy seguro que lo harás mejor. Ahora, ya sabes ni una maldita palabra, a menos que quieras ver cómo me divierto coartando viva a la perra de tu madre.– el dijo con malicia, ella asintio sin verlo a los ojos.
Nuevamente la tomo a la fuerza besando con fuerza sus labios.
Finalmente estaba bajo la ducha, el agua caliente intentaba borrar cada rastro de el, la esponja pasaba por su piel, su cuello, sus brazos, la pasaba con fuerza llorando de ls impotencia, se quebró, ya no soporto la angustia y lloro, lo nececitaba. Apoyo sus manos contra la pared y bajo su cabeza pidiendo perdón a si misma por lo cobarde que fue al no defenderse de el.
Su mirada estaba perdida, ya no lloraba ya se nada valdría la pena hacerlo después de varios días de lo sucedido.
Miro los miles de dólares que tenía en su mesa, recordó aquellas cosas que tanto había anhelado poder comprar, Pero por causa de su sueldo mínimo no podía permitirse.
Entro a la tienda de belleza, compro los mejores productos. Unos tacones de cinco mil dólares fueron lo siguiente en su lista y muchas cosas más.
No sé sentía bien, pero si mejor. Compro todo tipo de regalos a sus seres queridos, estar portada en una cama llorando y deteriorándose no cambiaría nada. De todas formas el la tenía controlada y no cometería de nuevo una mala acción contra el.
Al demonio todo, ella no era la culpable de nada, si no que nicholas.
Al llegar a su casa lo vio fuera de ella esperándola, En uno de sus lujosos autos.
Esta vez no fue en la mansión frente a la playa, si no en unos de los mejores hoteles de Miami.
La segunda vez fue igual que horrible que la primera vez, el trato fue el mismo, hasta que sin notarlo un mes paso siendo la amante de uno de los narcotraficantes más buscado, nicholas Chávez, en ese tiempo se dió el tiempo para conocerlo lo necesario, era una persona temperamental, con problemas de ira, caprichosa, pero muy inteligente y cruel, su belleza física poco a poco fue agrandando a Olivia, pero sus actitudes no hacían más que ella sintiera miedo.
Todos los respetaban, el era el jefe y todos los sabían, nadie se atrevía a pasarse de listo con el y quién lo hacía tenía que aguantar las consecuencias de sus actos.
Por su parte una cierta obsesión por Olivia se despertó en el, la tenia controlada las veinticuatro horas del día. Ella no hacía un paso sin el saberlo a la larga.
Ella era una empleada más para el, por mucha cantidad de dinero el la tenía en su cama cundo y dónde quería sin ella poder hacer nada al respecto. Poco a poco liv tenía lo que desde niña había soñado, no de manera limpia Pero lo tenía.
Bolsos, vestidos, maquillaje, tacones de marca.Pero detrás de esa fachada de superación se escondía la enorme tristeza y anhelo de poder algún día librarse de Nicholas y las culpas que la atormentaban.
Ella solo necesitaría de un poco más esfuerzo o una persona que la ayudara a salir de ahí...