Capítulo 1

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Eran tres líneas, cada una con cinco hombres feroces, que me miraban como el banquete más suculento que se comerían en su vida; no estaba nerviosa, mucho menos sentía miedo, confiaba en el filo de mi espada y sabía que al final del camino terminaría con el rostro ensangrentado de su sangre y mi espada enterada en sus pechos. Seguir órdenes de mi reina nunca ha sido un problema, como ese día tampoco lo sería. Matar a los invasores que se habían colado a nuestra tribu para robar alimentos era mi misión y era seguro que no faltaría a su orden.

—Con el filo de mi espada los condenó —tan rápido como dije aquellas palabras me aproxime hacia la primera línea. Golpes iban y venían, logrando sólo enfurecerme más, alimentando mi sed de guerra.

Lanzó un grito cortando la garganta del primero, los otros me miran con enojo al ver como pateo la cabeza decapitada de su compañero sin piedad. Levantó mi espada al cielo poniéndome en posición para una segunda contienda.

Fui hecha y criada para la guerra no conozco otro estilo de vida, desde que nací entreno para servicio y honra de mi reina, la comandante Córala. Soy una espía de la que todos desconfían, no tengo familiares, ni amigos, sólo enemigos.

El amor es una debilidad, estar solo y cerrado a cualquier emoción externa te hace invencible ante tus enemigos.

—Por-favor…pi-e-dad…—pateo el último cuerpo a un lado caminando en dirección hacía uno de los moribundos heridos. El filo de mi espada deja una línea serpenteante de sangre en mi camino.

—Di tus últimas palabras invasor —espeto apuntando su cuello con mi espada.

—Por-favor...—antes de levantar mi espada y terminar mi trabajo una idea llega a mi mente. Enfundó mi espada mirando al herido.

—Tienes suerte, te dejaré vivir para que vayas y le digas a los tuyos que la reina Córala no permite que invadan sus tierras sin sufrir las consecuencias, ahora vete y debes saber que si te vuelvo a ver te mataré, y créeme cuando digo que yo nunca, jamás olvidó un rostro —lo sigo con la mirada hasta el bosque, veo como se arrastra hasta los límites de mi tribu, mi misión esta terminada puedo regresar con mi reina y darle las buenas noticias.

Camino con prontitud hasta donde se encuentra ocultó mi caballo. Un día como todos, soy enviada a matar, vigilar o en todo caso espiar a los enemigos, recibo una buena recompensa y la mirada de satisfacción de mi reina. No me quejo, tengo todo lo que se puede pedir en una tribu, un techo, comida y trabajo dictado por mi reina.

La tribu Osher es una de las tribus más poderosas entre las siete tribus, muchos extranjeros vienen por protección de la reina honrándola con una reverencia. Otras tribus no están de acuerdo con el mandato de la comandante, ella gobierna con mano dura y no teme ante sus enemigos.

Soy parte de los jóvenes reclutados a la reina como un regalo, para servir a su causa. Fui traída de la región Zarza Ardiente desde muy pequeña, allí donde todos y cada uno lucha por sobrevivir a la muerte. Yo soy una de esas sobrevivientes.

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