Capítulo 4

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Para todos los gobernantes, sus súbditos no valían nada. Eran solo un medio para un fin, eso lo sabía de sobra, pero ver de lo que eran capaces, traicionar y jugar con la vida humana era algo que nunca había imaginado de Hirio.

El rey Roan, era cruel, déspota y maquiavélico. Tan siniestro para planear un juego tan terrorífico para entretenerse. Después de ver cómo la comandante Corala me traicionó no fui capaz de ir ante ella, no me presente como de costumbre en el castillo, eso sería darle la ventaja y la oportunidad de ser la gran redentora ante los demás líderes, si he de caer seria por mi propia mano, y ella eso lo sabía, ese era el motivo por el cual nadie había llegado a buscarme al día siguiente al cementerio y así paso una semana donde las personas curioseaban y especulaban sobre el gran campo de pelea que se había asentado en el centro de Osher.

El rey Roan había enviado a sus mejores arquitectos a la construcción de un círculo redondo con asientos y grandes paredes de hierro. Sabía que era para mi castigo, pero no esperaba que el nuevo rey de Hirio fuera tan excéntrico para que le gustara la atención; que tonta fui, como Corala el era aún peor. Gozaba de la atención, era un estratega por supuesto y como su nación era igual de frío.

Aproveche mi momento en soledad para visitar mi vieja aldea Zarza Ardiente, solo quedaban cenizas de lo que un día fue. La reina Corala destruyó todo cuando el comandante murió, nuestros años de prosperidad ahora estaban convertidos en una cisterna de agua. Aún recuerdo cuando la música recorría los callejones, como los niños correteaban con sonrisas en sus rostros y los ancianos horneaban panes de maíz. Todo acabó cuando nuestro alcalde decidió casarse con Corala, ella suprimió nuestro espíritu, robo nuestra alegría y se quedó con nuestras almas. Nunca olvidaré el día en que asesino a mis padres y hermanos, ellos eran inocentes pero Corala no acepta a nadie que tenga espíritu guerrero y no se doblegue ante ella, fue fácil manipular a unos pobres niños y convertirlos en máquinas de peleas, me trasformo en todo aquello que mis padres odiaban: una asesina qué mata sin remordimientos.

Recojo mis cosas y me despido de lo que fue mi hogar por tantos años, a pesar de lo que muchos piensan vivir en el cementerio rodeada de tumbas es mucho más pacifico que vivir rodeada de vivos que solo molestan.

«Los vivos solo perturban la tranquilidad de los muertos. »

Me escabullo por los callejones ajetreados del pueblo, hoy la gente está inquieta por lo que va a ocurrir, no pretendo ser una mártir pero tampoco una villana. Quiero desenmascarar de una vez por todas a Corala, juro que si tengo la oportunidad su legado terminara hoy, pero antes debo salir ilesa del castigo estrafalario del rey. Aunque eso le de a Cor la oportunidad de gobernar, es mucho mejor un idiota que solo piensa en un mundo idílico a una gobernante que manipula a sus súbditos para que hagan lo que ella quiere.

Logró llegar a la gran arena de pelea cuando el sol se posa en lo más alto, me escondo debajo de las grandes plataformas que han dispuesto para los asientos. Desde esta posición logro observar como los líderes tribales discuten con el sacerdote, el rey aún no hace acto de presencia pero espero que lo haga.

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