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El olor del pasto mojado se había hecho presente después de que la lluvia comenzara a caer lentamente. Las gotas caian y suavemente se detuvieron. El sol salió y un arcoiris se formó.

El bosque era un lugar demasiado tranquilo que generaba paz a cualquier persona que estuviera ahí. El aire que se respiraba era totalmente fresco y dulce, algo lleno de amor.

Una joven cuyos cabellos eran de oro caminaba descalza sobre el pasto mojado con un vestido de tonalidad morada y unos aretes de un sol.

Esta muchachita disfrutaba totalmente de la sensación húmeda que se encontraba bajo sus pies cada que daba un paso, disfrutaba el aire que respiraba y daba vueltas sin parar, disfrutando el lugar y el momento.

Su sonrisa era de oreja a oreja mientras apreciaba y grababa cada detalle en su mente, un lugar maravilloso.

Por otra parte, un joven cuyo mayor deseo era el oro caminaba demasiado alejado de la muchacha. Este llevaba un aspecto algo sucio y un Garfio en una de sus manos.

Este muchacho parecía odiar la sensación del pasto mojado, odiaba el olor y parecía querer vomitar cada que respiraba.

Su rostro llevaba de decoración una mueca para nada agradable.

Pero toda esa sensación de asco cambio cuando escucho una suave voz a lo lejos cantando una dulce melodía que no podía describir. Una canción suave y lenta pero que al mismo tiempo generaba diversión y ganas de disfrutar.

Con curiosidad, comenzó a caminar hasta que aquella dulce voz se escuchaba cada vez más cerca, su impaciencia solamente logró que corriera cada vez más para llegar al destino de esa suave voz.

Y finalmente se detuvo.

Se detuvo cuando observo una cabellera tan brillosa que podía parecer oro, un vestido color lila y una piel blanca como las Nieves.

Su voz lo cautelo, hasta que finalmente la muchachita volteo a verlo, dejando a la vista un bello rostro.

Ambos caminaron quedando cada vez más cerca uno del otro, la chica disfrutando la sensación del bosque y la sensación de cercania que le generaba el chico.

Y a este no le importó tener que sentir aquella sensación de nuevo si eso significaba poder acercarse a ella.

La chica le sonrió una vez que quedaron cara a cara.

El chico le devolvió la sonrisa.

Y finalmente, ambos muchachos despertaron.

Ambos chicos recordando el rostro del otro,  recordando la sensación de paz, recordando el amor que sintieron. Recordando todo menos sus nombres.

 𝘭𝘦𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘰𝘳𝘥 𝘣𝘶𝘳𝘯║▌harry hookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora