Capítulo 9

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POV KARA

Miro alrededor de la sala de estar. Finalmente desempaqué la última caja. Cada mudanza, tenemos menos y menos que traer con nosotros. Nuestra vieja vida desaparece lentamente. Me pregunto si el dolor permanecerá cuando todo se vaya. ¿Mi padre y yo seremos capaces de dejar de vivir en esta miseria que siempre nos rodea?

Cuando escucho la puerta principal abrirse, me vuelvo para ver a mi padre entrar tambaleándose. Casi tropieza con sus propios pies y me apresuro, intentando detenerlo de caer en el suelo de madera.

—¡Joder, no me toques! — Grita y estira su brazo hacia mí. Me empuja hacia atrás y la fuerza causa que mis pies se enreden. Pierdo el equilibrio y no puedo sujetarme a tiempo, caigo. Algo puntiagudo recorre mi espalda, la esquina de una mesa pequeña. Grito cuando el dolor cegador arde por mi cuerpo.

—Maldita sea, Kara— Mi padre se inclina hacia mí, su una vez oscuro cabello ahora salpicado de gris, las arrugas alrededor de sus ojos son duras. Se han duplicado en los últimos años. Parece agotado hasta el hueso. El alcohol, combinado con la muerte de mi madre, lo muestra por todo su rostro. Su sucio aliento llena mis pulmones mientras sus dedos se clavan en mi brazo y me levanta de un tirón. Reprimo otro grito, con mi espalda ahora latiendo.

—Lo siento— Digo, queriendo mirar a cualquier parte menos a él. No suelta mi brazo y tengo que mirarlo de nuevo. Me observa con ojos salvajes. No sabe dónde está y ese conocimiento hace que me recorra el terror. Su agarre se aprieta en mi brazo y no sé cuán lejos está a punto de ir —Papá — Gimoteo.

—Eres igual que ella. No puedo soportarlo—

Con eso, me libera con un pequeño empujón y se dirige a la cocina. Lo escucho abrir con fuerza los gabinetes por un minuto y luego todo se queda en silencio. Sé que está comiendo los simples espaguetis con carne que hice. Dejé el plato envuelto en plástico para él en la mesa. No sabía cuándo regresaría. A veces viene directamente del trabajo y otras veces termina en el bar hasta tarde. Si ese es el caso, viene a casa después de que me haya dormido. Prefiero que vaya al bar. Cuando viene a casa directamente del trabajo, tengo que verlo tomar bebida tras bebida. Al menos cuando lo hace allá, no tengo que verlo.

Yendo arriba, me dirijo a mi habitación poniendo tanta distancia entre él y yo como es posible. Desearía tener un teléfono inteligente o algún tipo de ordenador para mirar la tienda de electrónica de la que Lena me habló, algo para sacar mi mente de lo que acaba de suceder. Me miro en el espejo, levantando mi camiseta para ver una brillante marca roja donde mi espalda golpeó la mesa. Va a doler por la mañana.

No hubo arrepentimiento de mi padre esta noche. Tal vez todavía está borracho. Esta no es la primera vez que salgo herida intentando ayudarlo. No sé por qué sigo tratando, pero no puedo evitarlo.

Dejo que mi camiseta caiga, sin querer mirar más la marca. Agarro mi cuaderno, me tumbo en la cama y dejo que mi bolígrafo se mueva. Pienso en la chica que me hizo olvidar por primera vez en años. Quiero volver a la cafetería a esos pocos minutos que compartimos. Recordando el brownie, meto la mano en mi mochila y lo saco. Debato si comerlo, pero en su lugar, lo pongo en mi mesita de noche, queriendo guardarlo.

Quiero creer en ella, que lo que Andrea dijo no es verdad, pero todavía permanece en mi mente. Es duro creer en algo bueno cuando todo ha sido malo por tanto tiempo. ¿Por qué mentiría? Parecía maliciosa cuando la escuché hablando esta mañana. Sé que tiene una cosa por Lena, o quiere tenerla. Si realmente piensa que es tan mala chica, ¿Entonces por qué la querría?

Pienso de nuevo en todo lo que dijo cuando no sabía que estaba sentada en la oficina. Dijo que era una imbécil, pero que no le importaba. Sé que a algunas chicas les gusta eso. No lo entiendo. Yo querría a alguien dulce y amoroso.

Mi padre nunca fue el más dulce, pero amaba a mi mamá. Probablemente más que a nada en el mundo entero. Incluida yo. Una vez los escuché peleando sobre tener otro hijo después de que le pedí a mamá un hermano o hermana. Sus palabras están grabadas en mi memoria. "Quisiste un bebé y te lo di, Eliza. Sabes que te daría cualquier cosa que pudiera, pero no voy a compartir más de ti o tu tiempo. Uno es todo lo que tendremos. Es suficiente".

Ahora la mujer que amaba más que a nada se ha ido y está atascado con una hija que solo tuvo por complacerla. Y la peor parte es que cada vez que me mira todo lo que puede ver es a ella, y creo que lentamente lo está volviendo loco. Tal vez es la razón de que beba. No puede soportar mirarme cada día cuando viene a casa. Se queda hasta tarde en el bar con la esperanza de no tener que verme en absoluto.

Miro a mi cuaderno y jadeo. Es Lena, viéndose como una guerrera. Su rostro es duro como si estuviera lista para la batalla. Su largo cabello negro es un desastre, el sudor cubre su cuerpo. ¿Cómo puede alguien verse tan aterradora, pero tan protectora al mismo tiempo? Me dijo que era especial. No sé por qué eso sigue reproduciéndose una y otra vez en mi cabeza. Tal vez porque no me he sentido especial desde que mi madre murió. Quiero ser especial para alguien de nuevo.

Saber que me cuidan, y no por obligación. Pongo el cuaderno sobre mi pecho, dejando que mis ojos se cierren mientras el sueño me toma. Por primera vez en mucho tiempo, deseo que llegue mañana.

Shielding KaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora