Capítulo 25

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POV KARA

—¿Qué estás haciendo? ― Me río entre dientes, golpeando la mano de Lena. Ha estado mirando mi conjunto todo el día. Unas veces parece hambrienta y en otras, lo mira como si no le gustase.

―Sólo lo estoy abotonando― Lena continúa haciéndolo uno a la vez, teniendo dificultades con los pequeños botones de mi nueva chaqueta rosa de punto.

Es el que conseguí cuando fui de compras con Lillian anoche. Había salido temprano de trabajar y me llevó desde la tienda. Permanecimos en el centro comercial prácticamente hasta que nos echaron del lugar. Cuando finalmente llegamos a casa, Lionel y Lena estaban sentados afuera, en el frío porche, esperando por nosotras. Ahora teníamos planes de ir a conseguirme un teléfono después de la escuela, porque a Lena no le gustaba "esa mierda" de no ser capaz de contactarse conmigo. Lillian se rio y comentó: —¡Bienvenida a estar con los Posesivos Luthor! —

—Creo que es más por la apariencia. Realmente no se abotona― Intento decirle, pero claramente no está atendiéndome. Las manos de Lena se demoran cuando llega al botón que cubre la pequeña cantidad de escote que se muestra. Pasa el dedo por mi piel antes de abotonarlo, aparentemente satisfecha ahora que estoy cubierta.

Realmente me gusta la nueva ropa que conseguí y es agradable no tener que preocuparme tanto sobre gastar un pequeño montón de dinero en ella. Es agradable no tener que ahorrar cada centavo intentando salir de casa de mi padre. Ahora sé que mientras tenga a Lena, estoy a salvo. Sé que cada noche cuando me voy a la cama, estaré abrazada a ella.

Murmura algo que no puedo escuchar y tengo que luchar contra una risa.

―Lena, el entrenador te necesita― Grita alguien en el pasillo.

Nos giramos para ver a Sam, de una de nuestras clases, allí de pie. Sé que está en el equipo de fútbol con Lena y comparten un asentimiento casual cuando pasan al lado. Realmente tampoco se dicen algo la una a la otra. Mucha gente no habla con Lena. Creo que intentan hablar con ella, pero sus repuestas de una palabra no dan cabida a una conversación. Creo que la gente se desmayaría y moriría si viesen lo mucho que habla conmigo.

―Yo...—

—Ve― Le digo, interrumpiéndola ―Voy a ir al lavabo y me encontraré contigo en el vestuario—

Mira de nuevo hacia Sam y puedo afirmar que lo está pensando. Ha estado en un modo sobre protectora desde que todo se descubrió con mi padre la semana pasada. Me encanta que se preocupe por mí, porque es algo que no he tenido en mucho tiempo. Pero también sé que no podemos estar siempre juntas. Estoy segura de que cuando vayamos a la universidad el año que viene, habrá muchas veces en las que no podrá estar directamente a mi lado. Es algo que va a tener que asumir tarde o temprano. Sin importar lo mucho que yo lo disfrute.

Se inclina, besándome en la mejilla, en el mismo punto donde había persistido el morado de mi padre. La suavidad de su beso hace que me derrita en el interior, como siempre hacen sus besos.

―Me daré prisa― Me asegura.

—Está bien. Tómate tu tiempo—Cubre mi boca con la suya en un rápido beso antes de girarse para marcharse. Todo el mundo se aparta de su camino mientras camina por el pasillo. La observo marcharse y mira hacia atrás unas cuantas veces antes de girar la esquina. Quiero reírme. Niego y me meto en el lavabo. Cuando estoy en el cubículo, cierro la puerta y me ocupo de mis asuntos. Pero antes de que pueda salir, escucho entrar a algunas chicas y empezar a hablar mierda.

—¿Viste lo que estaba vistiendo hoy? No veo qué ve Lena en ella. Se viste como una maldita monja— Reconozco la voz de Andrea inmediatamente. Bajo la mirada a mi vestimenta, preguntándome qué hay de malo en ella. Llevo unas botas grises, con unos leggins negros, una camisa negra y la chaqueta de punto encima. Pensé que era lindo y cálido. A Lillian le encantó y por la forma en que Lena seguía mirándolo, me hacía pensar que verdaderamente era algo más que lindo. Soy yo, y me hace sentir cómoda y con estilo. Pongo los ojos en blanco. Lo que sea. No me importa lo que piensen de mí o de lo que han visto. Lo que les haga sentirse mejor consigo mismas.

―Supongo que eso es lo que le gusta. Tal vez es lo que has estado haciendo mal. Tienes que minimizarla un poco. Tiene sentido por lo callada que es. Deberías intentarlo y ver cómo reacciona—

No reconozco la voz de la otra chica. Niego. No puedo lidiar con estas chicas. No es que las culpe por querer la atención de Lena. Es arrolladora e intoxicante, yo misma soy adicta.

Escucho un resoplido de irritación ―Tal vez debería cortar por lo sano. Quiero decir, ¿Viste los moretones de su rostro? Parece que a Lena le gusta golpear a las chicas y no voy a dejar que nadie joda esta perfección—

Estoy fuera del cubículo antes siquiera de que pueda detenerme ―Puedes decir lo que quieras de mí, pero no te atrevas a hablar así de Lena― Señalo con el dedo a Andrea y ambas están ahí de pie sorprendidas y boquiabiertas. No sé si están sorprendidas de que esté enfadada y las increpe, o de que hayan sido atrapadas cotilleando y esparciendo mentiras ―Lena es la mujer más dulce y tierna en el mundo, y nunca me ha puesto una mano encima― La miro ―Bueno, lo ha hecho, pero te prometo que no de las que dejan moretones. Todas las he disfrutado completamente, pero no podrías saber nada de eso porque mi Lena apenas y te da la hora—

Andrea pone los ojos en blanco y abre la boca para hablar.

―No― La interrumpo ―No sé cuál es tu problema, pero Lena no te quiere. Eso no hace que puedas decir mierdas de ella. Di todo lo que quieras de mí, pero no nombres a Lena—

—¿O qué? ― Dice Andrea.

Me detengo un segundo, insegura de o qué. No es como si fuese a golpearla o algo. He estado en el lado receptor de unos cuantos golpes y nunca le haría eso a alguien. Andrea no es nada más que una chica triste atacando al mundo. No está bien, pero la gente reacciona de modos diferentes y, de repente, lo siento por ella. Quién sabe que está sucediendo en su casa o por qué está tan desesperada de aferrarse a alguien con quien ir a la universidad.

―O haré estos últimos meses un infierno para ti― Me giro hacia la voz de Lena y la veo de pie en la entrada del baño ―Sabes que puedo, Andrea— Creo que ella va a decir algo más, pero sus palabras deben tener algún peso. Sé que Lena no hace todo lo del asunto social en el colegio, pero puedo decir que es popular, incluso si no le gusta serlo. Andrea toma su mochila y sale con fuertes zancadas, su amiga siguiéndola.

—¿Qué dijo? ― Pregunta mientras me acerco a ella.

—Dijo que tú me hiciste el moratón― Levanto la mano distraídamente y me toco la mejilla.

―No me refiero a mí, nena. Dijiste: "Puedes decir lo que quieras de mí, pero no te atrevas a hablar así de Lena". Quiero saber qué dijo de ti y cómo es que está bien que extienda su mierda sobre ti, pero no está bien que lo haga sobre mí―

―No importa lo que diga sobre mí—

—Sí, lo hace. Y me molesta que no creas que importe. Jodidamente importa. Tú importas— Se me empañan los ojos con sus palabras, porque sé lo mucho que le importo a Lena. Me hace sentir como si fuese todo su mundo, y sé que, si algo me hace daño, le hará daño a ella. Necesito sanar de mi pasado así podemos seguir adelante juntas.

—Ese cabrón te hizo sentir que no es así. Te hizo acarrear la culpa por la muerte de tu madre. Tanto así que no crees que importes o merezcas la pena pelear. Te hizo eso para que cuando te golpease no te defiendas— Una lágrima se desliza por mi mejilla.

―Ella estaba viniendo a recogerme de la escuela. Me quedé hasta tarde trabajando en un proyecto en la biblioteca y no quería que volviese caminando. Si me hubiese marchado antes de que oscureciese, mi madre nunca habría estado conduciendo. Ella...― No puedo terminar la frase.

―No, Kara― Lena me toma, llevándome a su pecho, rodeándome con los brazos cuando comienzo a sollozar ―Tu madre estaba siendo una madre al no dejar que su hija pequeña caminase sola en la oscuridad. No puedes predecir esas cosas. Un pequeño error y algo malo sucedió. Es la vida y no es culpa tuya. Apuesto a que tu madre te habría dicho lo mismo. Tu padre debería haberte dicho lo mismo― Farfulla la última parte. Siempre farfulla cuando se trata de mi padre. Afortunadamente no sale muchas veces a colación. No he escuchado nada de él desde ese día.

―Lo sé, lo sé. No puedo evitar los ¿Y si? No puedo evitar pensar que ese día perdí a ambos padres— Los y si solían pesar sobre mí, pero últimamente habían dejado de presionar. He estado sanando lentamente. Lena y su familia han estado ayudando en el proceso y haciendo que sintiese todo. Siento sus labios en la cima de mi cabeza.

―Voy a pasar el resto de mi vida mostrándote lo mucho que importas― Jura Lena y sé con cada parte de mi ser que lo hará.  

Shielding KaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora