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23 de mayo de 1999

Era un domingo tranquilo, Sophia, Arabella y Henry iban juntos a la iglesia. El templo estaba lleno de fieles, con los cánticos resonando en el aire. Sophia disfrutaba del devocional, cantando junto al coro y orando con fervor.
Pero, por otro lado, tanto Arabella como Henry se sentían como peces fuera del agua en el servicio religioso. Ninguno de los dos estaba muy interesado en la religión, pero se esforzaban en participar para complacer a Sophia.

Mientras estaban sentados en los bancos del templo, Henry aprovechaba cualquier oportunidad para echar una mirada de reojo a Arabella. Llevaba un precioso vestido blanco e iba bien arreglada, con un aspecto inmaculado. Su cabello estaba peinado con delicadeza y destacaba contra la espalda del banco. Era difícil no notar su belleza y  delicadeza.

Notando que Henry le estaba echando un ojo, Arabella sonrió levemente y decidió provocarlo un poco. Comenzó a moverse ligeramente en su asiento, cruzando las piernas de forma lenta y suave, asegurándose de que Henry estuviera atento.

Henry mantuvo su vista sobre Arabella, notando cada uno de sus movimientos. Su mirada estaba atraída por su forma de moverse sutilmente, cruzando las piernas de forma casi hipnotizante. Intentó desviar la mirada unas cuantas veces, pero cada vez que lo hacía, sus ojos volvían a ella.

En el recibidor de la iglesia, Sophia presentó a Henry al pastor Tomasso, de la congregación y a su esposa, la pastora. Ellos le saludaron cordialmente y empezaron a conversar acerca de los planes para la misión internacional en la que Sophia había estado trabajando.

Mientras la conversación se desarrollaba, Henry notó que Arabella se mostraba un poco nerviosa. Era extraño verla así, generalmente era confiada y segura de sí misma. No podía entender qué la tenía tan alterada.

En el transcurso de la conversación, Henry también conoció al hijo del pastor, Liam, un joven atractivo de cabello negro y ojos azules. Que al parecer era  dos años mayor que Arabella

Los pastores invitaron a Sophia y Henry para comer algo en su residencia, un gesto amable y cordial. Sophia aceptó la oferta.

Mientras iban de camino hacia la casa de los pastores, Henry escuchó a Arabella diciéndole a Sophia que no quería ir a comer con ellos. Su tono de voz era bajo y algo molesto, como si estuviera tratando de discutir con su madre pero sin levantar la voz.

Sophia reprendió a Arabella ligeramente al oírla protestar. Su tono era firme y su rostro serio, como si estuviera recordando a su hija cuál era su lugar.

mientras caminaban, Sophia mencionó algo sobre Liam, el hijo del pastor. Arabella simplemente puso los ojos en blanco ante el comentario, lo cual pareció irritar a Henry. No le gustaba pensar que Arabella estaba interesada en Liam.

Cuando llegaron a la casa del pastor, pudieron ver que era un hogar acogedor y bien cuidado. La casa estaba decorada con buen gusto, con muebles elegantes y cuadros en las paredes. Sophia y los demás entraron a la casa y fueron recibidos por la pastora, quien los llevó a la mesa para comenzar con la comida.

Arabella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora