02

381 118 101
                                    

Después de una hora jugando, el ganador fue nada más y nada menos que Arabella.

La chica se reía, encantada con su victoria. —¡Lo sabía!—Exclamó, sin dejar de reír.

Henry, por otro lado, suspiró, un poco molesto por perder aún más de lo que ya lo había estado. Miró la mesa y luego a Arabella antes de preguntar. —¿Qué es lo que quieres que haga como perdedor?

Arabella se frotó las manos, con una sonrisa traviesa en el rostro. —Bien, no hay forma de que me salgas con una palabra de esto. Quiero que me des tu mayor secreto, algo que no le hayas dicho a nadie, pero me lo dirás a mi.—Ordenó, mirando a Henry con unos ojos traviesos.

Henry tomó una gran respiración, preparándose para decir su secreto
—Durante un tiempo he tenido fantasías de... cometer un asesinato—dijo, bajando la mirada mientras apretaba sus manos. —No sé por qué me pasa eso, es solo... Hay algo dentro de mí que me dice que lo haga... y no lo puedo ignorar.—Confesó, con el corazón acelerado.

Arabella escuchó las palabras de Henry con gran concentración, sus ojos analizando su rostro en busca de cualquier indicio de que estuviera mintiendo. Pero no encontró nada, solo a un hombre sincero que le estaba contando su más oscuro secreto. Así que, cuando se dio cuenta de que hablaba en serio, comenzó a reír a carcajadas.

Su risa sorprendió a Henry, con una expresión de confusión en su rostro cuando su secreto fue recibido con risas por parte de arabella. —¿Por qué te ríes? ¡No es gracioso!—Dijo, con el ceño fruncido. Su secreto más oscuro se recibía con carcajada.

Ella negó con la cabeza, aún riendo. —Oh por favor, ¿eres sincero? No creo que seas el único en fantasear con quitarle la vida a alguien,— respondió con diversión. —Creo que todos hemos sentido la necesidad de matar a alguien al menos una vez en nuestra vida, y eso está bien. Es normal.

—No, esto no es normal—respondió Henry, con un matiz de enfado en sus palabras. —No es normal sentir... una necesidad tan fuerte de quitarle la vida a alguien. Incluso cuando trato de luchar contra ello, esa necesidad se vuelve aún más fuerte..— A este punto, Henry estaba más que avergonzado, se sentía irritado por la risa de arabella—No es gracioso.

—Bueno, eso es porque eres un hombre sensible con una gran empatía, supongo.— Respondió arabella, aún sin dejar de reír. Cuando se percató de que Henry estaba más que irritado, comenzó a calmarse un poco. —No lo veas de un lado negativo. Yo creo que es fascinante de un modo.

Henry la miró con incredulidad. —¿Fascinante? ¿Te parece fascinante que quiera matar a alguien?—Su tono de la voz sonaba irritado. No estaba acostumbrado a que sus reacciones fuesen tratadas de forma tan indiferente. —¿Es divertido para ti?

—No, no es divertido. Es fascinante. No tienes idea de cuánta gente fantasea con que alguien muera a sus manos. Al menos, yo lo hago—Respondió Arabella —Te hace un ser humano, no un monstruo, y me alegra que confíes en mí lo suficiente como para decirme esto.—Le dio una sonrisa suave, y alcanzó sobre la mesa para tomar la mano de Henry—No necesitas preocuparte por ser diferente, ¿está bien?

Él se quedó completamente boquiabierto, con el rostro ruborizado, su corazón latiendo a un millón de kilómetros por hora. Nunca antes le había costado tanto comprenderlo todo, y a continuación, cuando sintió la mano suave de Arabella, no pudo sino sonrojarse aún más. Su voz se quedó atrapada en su garganta durante un tiempo, antes de poder responder con un simple susurro. —Está... Bien.

—Eso es todo lo que quería escuchar.— Respondió arabella, riendo bajito, antes de soltarle la mano. —No tienes que preocuparte, no le diré a nadie tu secreto.— Le dio una sonrisa maliciosa antes de añadir, con un tono burlón, —O tal vez lo haga, como chantaje si necesito una.

Arabella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora