𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃 𝐎𝐂𝐔𝐋𝐓𝐀

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𝐑𝐢𝐜𝐡𝐚𝐫𝐝


al día siguiente..

Me desperté con un dolor en la cabeza, pero no era solo la resaca. Las cosas con Mariana seguían siendo un tonto enigma. A pesar de todo lo que compartimos anoche, sabía que los problemas seguían ahí. Esos mensajes de Camila, hijueputa, todavía me retumbaban en la cabeza. Solo Mariana, James y yo habíamos visto esos mensajes. Eran reales, claro, pero nunca respondí. Esa vieja se pasaba de atrevida, y lo peor es que Mariana pensaba que yo estaba metido en eso.

Me levanté de la cama con cuidado para no despertarla. Anoche tratamos de dejar todo atrás por un rato, pero yo no podía. La vaina seguía allí, como una espina atravesada. ¿Cómo podía hacer que Mariana volviera a confiar en mí?

Con el teléfono en la mano, me quedé pensando. Sentía que Mariana no me había contado todo. La forma en la que me miraba a veces... había algo más. ¡Qué joda con esto! No tenía sentido.

Decidí escribirle a mi prima Juvena. Si alguien sabía algo que yo no, era ella. Siempre había sido confidente de Mariana.

Yo: “Juvena, ¿podemos hablar? Necesito tu ayuda con algo.”

No pasó mucho tiempo antes de que me respondiera.

Juvena: “Claro, ¿todo bien?”

Yo: “No lo sé... siento que Mariana no me ha dicho todo. Hay algo que me está jodiendo la cabeza.”

Nos encontramos en un café cerca de mi apartamento. Cuando llegó, noté que Juvena también tenía esa expresión de preocupación que ya empezaba a detestar.

—Richard —dijo al sentarse frente a mí—. Mariana me contó algunas cosas, pero ¿a qué te refieres exactamente?

Me pasé las manos por la cara, tratando de explicarle lo que me atormentaba.

—Es sobre los mensajes de Camila. Sé que fueron reales, pero nunca le respondí. Malparida vieja! Yo no hice nada, pero Mariana está claramente convencida de que sí. Siento que hay algo más, algo que no sé, y me está volviendo loco.

Juvena me miró, y en su rostro vi que sabía algo que yo no. Bajó la mirada antes de hablar, como si no quisiera ser la que me soltase la bomba.

—Richard, Mariana no solo vio los mensajes... —Hizo una pausa, como si le costara decirlo—. También le mandaron una foto... tuya. Pero la foto está editada, Mariana no me creyó. Yo misma la vi, Richard. Está editada.

—¡¿Qué?! —solté, sintiendo un calor subiéndome por el cuello—. ¡¿Qué foto?!hijueputa! ¡Yo no sabía nada de eso!

Juvena sacó su teléfono y me mostró la imagen. Al ver esa mierda de foto, me quedé helado. Era una foto mía con Camila besandonos en una discoteca, pero toda la situación era falsa. Estaba en un contexto que jamás había vivido. Esa vaina estaba tan mal editada que hasta me daban ganas de reventar el teléfono.

—¡Malparidos! —gruñí, pasándome las manos por el pelo, sin saber si reírme de lo estúpido que era o explotar de la rabia—. ¿Quién mierda hizo esta vaina?

Juvena me miraba con una mezcla de lástima y preocupación.

—No lo sabemos aún, Richard. Pero Mariana me mostró la foto porque estaba completamente confundida. No sabía cómo hablarlo contigo. Esta imagen es la razón por la que se ha distanciado tanto de ti. No eran solo los mensajes, Richard. Esta foto fue lo que la jodió del todo.

Me quedé en silencio, intentando asimilar lo que acababa de ver y escuchar. No sabía de la foto. ¡Claro que no sabía! Ahora entendía por qué Mariana había estado tan cerrada conmigo. No solo eran los mensajes de Camila; esta maldita foto había sido la que había reventado todo.

SECRETO || Richard RíosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora